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Presupuesto de EE. UU.: el tiempo apremia

Benjamin Knight/ CP30 de septiembre de 2013

El debate del dividido Congreso estadounidense debe desembocar urgentemente en el acuerdo sobre un nuevo presupuesto. Uno de los temas más difíciles es el del programa de salud “Obamacare”.

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Imagen: Reuters

El 1 de octubre de 2013 finaliza el período presupuestario 2013 en EE. UU. Si el Congreso no llega hasta ese momento a un acuerdo sobre la financiación provisional del presupuesto estatal, el trabajo de entes públicos y ministerios corre peligro, así como el empleo de sus funcionarios. En una segunda etapa, se deberá elevar el techo de endeudamiento –actualmente de 16,7 billones de dólares- para preservar a la superpotencia de la bancarrota.

Los frentes del Gobierno y la oposición se han endurecido: los republicanos conservadores en la Cámara de Representantes lograron imponer sus demandas en el partido a fin de condicionar la ley presupuestaria a masivos recortes a la reforma sanitaria “Obamacare”. Algo que para el presidente estadounidense, Barack Obama y para todos los demócratas representa un hecho inaceptable.

Midiendo fuerzas en la política presupuestaria

El viernes (27.09.2013), el Senado estadounidense decidió implementar un presupuesto provisorio que regiría hasta el 15 de noviembre. Pero ese proyecto aún debe ser aprobado por la Cámara de Representantes, y el portavoz de dicha instancia, el republicano John Boehner, ya había anunciado que, en su versión actual, el presupuesto provisorio no obtendría el visto bueno.

Reforma sanitaria en EE.UU.: la manzana de la discordia en la batalla presupuestaria

La líder de la mayoría democrática en el Senado, Harry Reid, planea, sin embargo, continuar presionando para que se apruebe el presupuesto transitorio. “Los diputados tienden a hacer sólo lo mínimo necesario, y eso a último momento”, dijo Loren Adler, directora de investigación del instituto de bien público sobre política financiera “Comité por un Presupuesto Federal Responsable”. Según Adler, lo único que se puede esperar es una solución a corto plazo del Congreso, de ser posible, “el 30 de septiembre, y es probable que eso nos otorgue seis semanas, incluso aún menos tiempo”.

Ya el miércoles, el conservador Ted Cruz –del movimiento ultraconservador Tea Party- intentó con un discurso de más de 20 horas influir en una votación en el Senado. El senador por Texas anunció que hablaría “hasta que ya no pueda estar más de pie”. Fue así que habló durante toda la noche sobre la ley y hasta llegó a comparar su objetivo con la lucha contra el nacionalsocialismo, además de leer párrafos de los clásicos infantiles estadounidenses.

El portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner (centro).
El portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner (centro).Imagen: Getty Images

Los debates son a menudo difíciles, explica Paul Van de Water, experto del “Center on Budget and Policy Priorities”, pero esta vez hay “mayores conflictos y más dramas que en años pasados”, y atribuye ese fenómeno, en parte, al movimiento Tea Party que “está menos dispuesto a hacer concesiones”.

“Obamacare” es sólo uno de los problemas

Aunque el programa sanitario “Obamacare” agita los ánimos desde hace semanas no es el único problema. También hay grandes divergencias en cuanto a la financiación en las carteras de Defensa, Transporte y Justicia, de las cárceles y del FBI, señala Adler. La diferencia es de 90.000 millones de dólares (67.000 millones de euros), por los cuales “habrá una dura pelea”.

“Este año, el déficit presupuestario se redujo, y seguirá reduciéndose en los próximos años”, dice Van de Water. A pesar de ello, hay otros problemas en los próximos años que los republicanos y, sobre todo, el movimiento Tea Party planean solucionar con reducciones en los gastos en lugar de con aumentos impositivos, explica el experto.

Maniobras audaces de republicanos como Cruz podrían minar para siempre las posibilidades de llegar a un compromiso. Según Van der Water, hay un grupo de políticos dispuestos a provocar una parálisis gubernamental para dar impulso a los objetivos de sus agendas.

Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado de EE. UU.
Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado de EE. UU.Imagen: Reuters

El tiempo se acaba. El ministro de Finanzas de EE. UU., Jacob Lew, subrayó el miércoles (25.09.2013), en una carta al Congreso, que EE. UU. podría caer en incapacidad de pago “a más tardar el 17 de octubre”, a no ser que eleve el techo de deuda a 16,7 billones de dólares. El Gobierno estadounidense gasta 60.000 millones de dólares en promedio por día. Desde mayo, advierte Lew, el ministerio de Finanzas ha tomado “medidas extraordinarias” para mantener el presupuesto nacional por debajo del límite de endeudamiento, por ejemplo, demorando los pagos de las jubilaciones.

“Si no contamos con el suficiente dinero en efectivo, EE. UU. no podrá, por primera vez en su historia, cancelar sus deudas”, constató Lew. Este debate se viene desarrollando desde 2010 y ya cuenta con una cantidad de estrategias formuladas jurídicamente que sólo hace falta sacar del cajón, dice Adler, “si los partidos lograsen ponerse de acuerdo”.