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Primer aniversario de la “Doctrina Draghi”

Rolf Wenkel / Evan Romero-Castillo25 de julio de 2013

Hace un año, el jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo que esa institución lo haría todo para rescatar a la moneda comunitaria y detuvo las especulaciones en contra del euro. ¿Qué ha pasado desde entonces?

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Imagen: Daniel Roland/AFP/Getty Images

Cuando Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), comenzó su discurso frente a los banqueros londinenses el 26 de julio de 2012, nadie intuía que se trataría de una alocución memorable. Pero el lugar, la fecha y la hora de su pronunciamiento habían sido elegidos cuidadosamente. La prensa estaba presente y había figuras de peso entre los oyentes: la jefa del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; el primer ministro británico, David Cameron, y hasta Carlos, el Príncipe de Gales, escucharían su mensaje.

“El BCE está dispuesto a hacerlo todo para rescatar al euro. Y, créanme, eso bastará”, dijo Draghi. Tras su enigmática sonrisa se escondía un segundo mensaje, más concreto y contundente: si fuera necesario, la institución bajo su mando llegaría al punto de comprar emisiones de deuda pública de los países europeos más golpeados por la crisis. Tanto los que celebraron su decisión como quienes la criticaron coinciden en que el jefe del BCE rompió un tabú. Pero ¿qué ha pasado con el euro desde que entró en vigencia la “Doctrina Draghi”?

“A corto plazo, Draghi consiguió detener en seco las especulaciones de los mercados financieros en contra del euro”, sostiene el economista Thomas Mayer, principal asesor del Deutsche Bank, en entrevista con DW. Los intereses que se pagaban por los bonos de los Estados más endeudados bajaron a niveles soportables y se frenó la fuga de capitales que amenazaba a varios países sureuropeos. “Y, a largo plazo, Draghi dio un golpe de timón que cambió el rumbo de la unión monetaria de la Unión Europea (UE)”, acota Mayer.

Los críticos sostienen que el BCE se distanció de los fundamentos que animaban el Tratado de Maastricht.
Los críticos sostienen que el BCE se distanció de los fundamentos que animaban el Tratado de Maastricht.Imagen: Reuters

¿Un éxito breve y costoso?

Los críticos alegan que se pagó un precio demasiado alto por el apaciguamiento de los mercados: el principio según el cual cada Estado debe responder por sus propias finanzas, uno de los pilares del Tratado de Masstricht, fue violado, según ellos, cuando el presidente del BCE se atribuyó una competencia que no tiene. La única función del BCE es asegurarse de que los precios sean estables. Cuando esta instancia compra emisiones de deuda pública asume responsabilidades de financiamiento estatal y estimula la inflación en la zona euro, alegan los detractores.

Peor aún, enfatizan los enemigos de la “Doctrina Draghi”: el gesto salvador del BCE impide que los Estados con las crisis fiscales más graves tomen en serio las presiones ejercidas por sus socios para que reformen sus sistemas financieros nacionales. “Si la garantía de auxilio económico ofrecida por Draghi hace que los países endeudados o con otros problemas pierdan interés en consolidar sus finanzas, los escépticos terminarán teniendo razón”, apunta Mayer. Y eso es lo que parece estar pasando en Grecia, en Portugal y hasta en Francia.

En resumen: los optimistas aseguran que no ha habido nada que lamentar. El programa para la compra de deudas soberanas está listo para ser activado, pero nadie parece necesitarlo hasta ahora. “El BCE es el único banco emisor que no ha comprado bonos estatales en los últimos dieciséis meses”, asegura Michael Heise, economista en jefe del Grupo Allianz, la más grande aseguradora europea, agregando que el euro sigue en pie y la zona euro continúa estando conformada por diecisiete miembros. Pronto serán dieciocho, añade Heise.

En cambio, los escépticos ven los sucesos del último año como indicios ominosos. A sus ojos, el BCE se distanció de los fundamentos que animaban el Tratado de Maastricht al asumir responsabilidades que le roban su independencia original. El BCE le quitó responsabilidades a los Estados y algunos de los países que estuvieron –o están– al borde de la quiebra debido a sus propios pecados presupuestarios no sienten más la presión de corregir sus errores. Éstos cuentan con que el BCE empezará a imprimir dinero fresco cuando la crisis se agrave.

Autores: Rolf Wenkel / Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse