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Primer duelo en terreno neutral

31 de mayo de 2002

Es una novedad en la historia de los mundiales: Latinoamérica y Europa se miden por primera vez sin que ninguno tenga la ventaja de jugar de local.

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Ze Roberto: una de las estrellas brasileñas del Bayer Leverkusen.Imagen: AP

Argentina, Francia, Brasil.... son los tres países más nombrados entre los favoritos para ganar el Mundial 2002. Los anfitriones asiáticos, en cambio, no encabezan ninguna apuesta. Y tampoco los africanos, aunque Senegal haya dado una enorme sorpresa en el juego de apertura, derrotando al campeón de 1998. Los franceses tendrán que recuperarse rápido de la humillación, para cumplir con su papel de candidato predilecto al trofeo. Y de seguro lo harán, entre otras cosas con el refuerzo de su superestrella, Zinedine Zidane, el gran ausente en el primer encuentro.

Pero, aunque este campeonato nos puede deparar aún muchos resultados imprevistos, la historia mundialista apunta en una dirección clara: a un duelo entre Europa y Latinoamérica. ¿Cuál de las escuelas de fútbol se impondrá? Una pregunta que nadie puede responder al comienzo del mundial, aunque todo el mundo conozca hasta los más personales detalles de cada jugador de los 32 equipos participantes.

¿Estilos diferentes?

También podría preguntarse uno si existen todavía dos estilos diferentes de jugar, en el nuevo y el viejo mundo. Porque las influencias recíprocas son evidentes. A primera vista resalta la que ejerce América Latina sobre Europa, considerando la cantidad de futbolistas sudamericanos que hacen carrera a este lado del Atlántico.

En la Bundesliga alemana, los principales equipos cuentan con figuras brasileñas. Por ejemplo, el Bayer Leverkusen, equipo que disputó la final de la Liga de Campeones europea contra el Real Madrid. El encargado de observar a las nuevas promesas del fútbol y reclutarlas, Norbert Ziegler, afirma que "entretanto el fútbol de Argentina y Brasil está orientado claramente a lograr resultados; va en la línea europea".

Crisis de identidad

Ello no siempre fue así. El ex jugador alemán Paul Breitner, quien perteneció a la selección ganadora de 1974, recuerda muy bien el mundial de 1978, uno de los más débiles de la historia. Relata que "los sudamericanos atravesaban una verdadera crisis de identidad: no sabían si seguir la senda europea, con más disciplina y mejor condición física, o volver a sus raíces y apostar por sus sobresalientes cualidades técnicas y su propia concepción del juego". Pero, con el tiempo, se encontró un equilibrio.

Los jugadores sudamericanos que juegan en las ligas europeas adquieren otra perspectiva, que influye también sobre el juego de sus respectivos países. Según Breitner, Maradona aprendió en el FC Barcelona que uno no es nadie sin el equipo. "Eso es algo que se aprende si uno tiene que demostrar lo que vale en un gran equipo, en el que todos los jugadores tienen fama", explica.

También los europeos han aprendido de América Latina. Por ejemplo, en materia de técnica. Y, a fin de cuentas, lo que importa a los entrenadores europeos y latinoamericanos es la misma cosa: ganar.