Prohibido fumar
31 de mayo de 2004Por lo visto, sólo las más férreas de dictaduras pueden permitirse un lujo que en realidad debería ser una medida elemental, al menos a juzgar por las campaña Organización Mundial de la Salud y otras entidades preocupadas por el bienestar físico de la humanidad. Corea de Norte, que por lo general no suele ser citada como ejemplo a seguir por la comunidad internacional, es el único país que celebró como Dios manda el "Día del No Fumador": prohibiendo la venta de tabaco.
Otros paladines de la lucha contra la adicción a la nicotina, como Irlanda, han tenido que conformarse con hacer un balance de sus nuevas normas para dificultar la vida de los fumadores en lugares públicos. Según las autoridades pertinentes, el 97 % de los recintos controlados han cumplido la ley que prohibe fumar en los lugares de trabajo y en los bares. Al fin y al cabo, quien no la respete se arriesga a tener que pagar multas de hasta 3.000 euros.
Por el bien del país
En Alemania, entretanto, los guardianes de la salud pública se contentan con la campaña del terror desatada en los paquetes de cigarrillos, que advierten, con letras gruesas y de considerable tamaño, los perniciosos efectos del tabaquismo. El gobierno también tranquiliza su conciencia indicando que ha elevado a las nubes el precio del tabaco, mediante impuestos que sirven para una serie de fines, como incrementar las medidas de seguridad contra el terrorismo.
De ahí que, quienes fuman, contribuyan mayormente a la causa de la seguridad nacional, aunque nadie se los agradezca públicamente. Además, se han convertido en uno de los soportes más sólidos de las arcas fiscales en estos tiempos de crisis, si bien hasta los más empedernidos fumadores comienzan a flaquear, en vista de los astronómicos precios, que se acercan peligrosamente a los 4 euros por paquete de cigarrillos.
Estadísticas en retroceso
Las últimas estadísticas revelan que la venta legal de estos cilindros nicotinosos se redujo en un 23% en abril, con respecto al año pasado. Según la industria del ramo, retrocedieron pues los impuestos recaudados por esta vía. Pero no así el consumo, ya que cerca del 10% de los cigarrillos que circulan en Alemania son producto de contrabando.
Los empresarios del tabaco se quejan pues, amargamente, y el gobierno sigue con su campaña ambigua, alimentando las sospechas de que en el fondo del alma sabe que no le vendría nada bien que la gente hiciera caso de las advertencias y apagara para siempre su último cigarrillo. Más coherente parece, en este plano, la actitud de Corea del Norte, que al menos por un día, da el ejemplo al mundo.