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“Proteger los datos personales reside primero en uno mismo”

Luna Bolívar Manaut28 de enero de 2009

Europa celebra el día de la protección de datos: un bien vulnerable que nos pertenece sólo a nosotros pero que a veces tratamos con excesiva indiferencia. En Internet o por teléfono, de uno conviene contar sólo lo justo.

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Nuestros datos, ¿bajo candado?Imagen: Bilderbox

En agosto de 2008 llegaron hasta los responsables de la protección de datos denuncias de que una empresa estaba transfiriendo cantidades de dinero injustificadas de las cuentas de indignados ciudadanos, que se preguntaban de dónde había sacado la firma sus números bancarios. Ese mismo mes, la Federación Alemana de Asociaciones del Consumidor demostró lo fácil que era hacerse con información ajena comprando en Internet indicaciones sobre seis millones de ciudadanos.

Poco puede hacerse contra la energía criminal de algunas empresas, asegura a DW-WORLD Beate Wagner, de la Asociación del Consumidor del Estado de Renania del Norte-Westfalia, pero en manos de cada cual está ser más celoso con su esfera privada. Hoy podría se una buena fecha para empezar: Europa celebra el día de la protección de datos.

DW-WORLD: Haciendo un repaso de los últimos escándalos, la pregunta que se plantea es, ¿están seguros nuestros datos?

Beate Wagner: La última certeza de que nadie hace mal uso de nuestros datos reside en nosotros mismos. En contra de la energía criminal de algunas empresas no podemos hacer nada. Pero sí podemos ser cuidadosos con lo que damos a conocer y conscientes de que nuestros datos son algo preciado y que otras personas quieren y pueden hacer negocios con ellos.

Y ese negocio, ¿cómo es de grande?

No le puedo dar cifras, pero los datos personales son valiosos, sobre todo con fines publicitarios, y el comercio con ellos es importante.

El pasado agosto, la Federación Alemana de Asociaciones del Consumidor compró un CD en Internet que contenía los información sobre seis millones de ciudadanos, de cuatro millones de ellos se especificaban también sus datos bancarios. ¿Cómo es posible que esa información esté a la venta?

En principio, cuando se trata de información como el nombre o la dirección, la compra-venta de datos en Alemania no está prohibida. En estos casos, tampoco hace falta que el ciudadano a quien le pertenecen consienta su transmisión a terceros: basta con que no se haya opuesto explícitamente. Aparte de eso, hay datos, como los números de cuentas bancarias, que sí circulan ilegalmente. Aquí reina la ley del beneficio rápido y eso es algo que no siempre puede evitarse.

Desde algunos círculos políticos se pedía un cambio en la legislación para que, en todos los casos, el ciudadano tenga que consentir explícitamente y no que negar la entrega de sus datos a terceros, ¿cuál es la situación actual a este respecto?

El proceso legal aún está en marcha. Pero en el futuro, así lo quiere el Gobierno, sólo será posible transmitir datos a terceros con fines publicitarios si el ciudadano afectado lo aprueba previamente.

Cuando hacemos uso de Internet, ¿damos demasiada información?

Por desgracia, comprobamos una y otra vez que existe poca conciencia acerca de qué datos son relevantes, y por tanto normal que nos los pregunten, y cuáles no. Por ejemplo, en muchos formularios para comprar o realizar reservas a través de Internet se pide la fecha de nacimiento. La mayoría de las veces, lo único que le interesa al vendedor es saber si la persona con la sella el contrato está en condiciones legales de hacerlo, es decir, si es mayor de edad. La fecha de nacimiento no le importa, y uno puede plantearse la posibilidad de dar una falsa.

Portales como Facebook o redes como la estudiantil alemana Studivz están siendo objeto de grandes discusiones en lo que a la protección de datos se refiere. Aún así, a muchas personas les sigue divirtiendo participar en ellas. Sin tener que prescindir su “perfil”, ¿en qué debería fijarse el usuario? ¿Qué datos deberían darse a conocer y cuáles sería recomendable no hacer públicos?

Con respecto a estos portales, el usuario debería tener siempre presente que a ellos podrían acceder personas ante las cuales preferiría mantener ciertas cosas en secreto, como por ejemplo, algún futuro jefe. Así que es recomendable ser cauteloso a la hora decidir qué cuenta uno de uno mismo.

¿Debería prescindirse de las compras a través de Internet? ¡Siga leyendo!

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¿Hablan algunos portales demasiado de nosotros?Imagen: AP

¿Debería prescindirse de las compras a través de Internet?

Hay que asegurarse que la empresa vendedora es seria. Si lo es, no hay nada que objetar.

Pero, ¿cómo sé yo si una empresa es seria?

Existen algunos criterios. Por ejemplo, si se preguntan demasiadas cosas que en realidad no son necesarias para el proceso de compra en sí, debería de sospecharse. O si no existe ningún tipo de declaración sobre la protección de datos. O si para comprar el producto en cuestión hay que aceptar una lista demasiado extensa de condiciones.

Queda claro que los primeros responsables de nuestros datos somos nosotros mismo pero, ¿qué hay de la política? ¿Cuánta responsabilidad tiene ella, en cuanto a elemento legislador?

Los escándalos que en los últimos meses han causado tanta indignación violan la ley vigente. Es decir, que incluso si se endureciera ahora la legislación, eso no aseguraría que estos casos no fueran a repetirse. Un problema importante es que la capacidad de control de las autoridades encargadas de la vigilancia, es decir, de quienes han de evitar que las empresas hagan mal uso de los datos, es bastante limitada. Y aquí sí que se requiere la intervención de la política.

¿Se persigue lo suficiente a los autores de delitos relacionados con el comercio con datos personales?

Las multas que castigan el comercio o la transmisión ilegal de los datos personales son claramente insuficientes.