Pruebas no faltaron
11 de diciembre de 2006Más que un pequeño defecto
Westdeutsche Zeitung, Essen, Alemania: "El tiempo ha devorado al vanidoso general. Hasta los partidos políticos conservadores han reconocido en los últimos años la culpa de los militares y dado pasos precavidos en dirección a la democracia. Negar los horrorosos crímenes era imposible en vista de las claras pruebas. Que Pinochet nunca haya tenido que rendir cuentas ante un juzgado chileno es más que un pequeño defecto del sistema parlamentario de gobierno chileno. Lo cierto es que se ha manipulado y violado el derecho. Para las víctimas y sus familiares queda sólo la esperanza de que por lo menos en un futuro cercano se arroje luz sobre los plomizos años de la dictadura de Pinochet.
Pinochet dividió a la sociedad
Tages-Anzeiger, de Zúrich, Suiza: "Pinochet dividió profundamente a la sociedad chilena durante décadas. Una parte de sus connacionales lo admiraba, porque, en su opinión, con el sangriento golpe de Estado contra Salvador Allende terminó con uno de los periodos más negros de la historia chilena y liberó al país del azote del marxismo. Otros lo odiaban, porque Pinochet y sus adláteres destruyeron la democracia y bajo su brutal dominio fueron asesinados más de tres mil seres humanos y unos mil desaparecieron sin dejar rastros. La mayoría de la población seguramente se siente aliviada con su muerte. Sin él, se espera, será más fácil arrojar luz jurídica y moral sobre la dictadura chilena. Y de esa forma colocar la piedra fundamental para una posterior reconciliación."
La extradición que nunca se produjo
L'Alsace, de Mulhouse, Francia: "Sólo se puede lamentar que el dictador haya muerto sin haber sido juzgado. Ello no se debe a que no hubiera habido suficientes pruebas y testigos. Los informes que le hubieran significado docenas de años de cárcel son tan sólidos que la Justicia británica lo puede tener en arresto domiciliario durante un año y medio, esperando poder extraditarlo a España. Una extradición que nunca se produjo: sus amigos cuidaron de él. Pinochet era miembro de la casta del capitalismo triunfante, representado en su tiempo por la dama de hierro inglesa y los presidentes norteamericanos Reagan y Bush el Viejo. Eso lo salvó. Y le supuso al pueblo chileno 17 años de desgracia."
Una última venganza
Libération, de París, Francia: "El recuerdo de los presos en un estadio de Santiago y los torturados no desaparecerá con Pinochet. Su muerte natural no nos hace más pacientes, sino que nos hace lamentar que esta persona que nunca deploró en lo más mínimo los crímenes cometidos en su nombre no haya podido ser llevado a juicio. Pero es de esperar que Augusto Pinochet pertenezca realmente al pasado, junto con todo lo que representó y con todo el apoyo internacional del que gozó (Henry Kissinger, que en este caso desempeñó un papel nunca aclarado, vive aún). El hecho de que hoy sea presidenta de Chile Michelle Bachelet, socialista e hija de una víctima de Pinochet, es un símbolo optimista y una última venganza contra el dictador."
Un corrupto a sueldo
La Repubblica, de Roma, Italia: Pinochet murió en la cama, no sobre el colchón en una celda en prisión y tampoco cayó alcanzado por una bala vengadora. Pero igualmente Chile no tiene motivo para sentirse maldicho. El ser humano que hizo sacrificar 3000 presos políticos cuando era evidente que la izquierda chilena no estaba en condiciones de resistir el golpe de ningua forma, se ha ido sin castigo. Pero por lo menos fue objeto de la abominación general. La temerosa democracia chilena no osó, por temor a la reacción de las Fuerzas Armadas, enviarlo a prisión. Pero le impuso durante seis años la vergüenza de ser objeto de constantes investigaciones. Y eso echó por tierra con lo que él más quería: ser visto como el abuelo de la nación, como el viejo bueno, el simpático caballero. Fiscales y abogados lo acusaron de ser no sólo un asesino, sino también un ladrón, un contrabandista y un corrupto a sueldo de la industria armamentista británica."