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Puerto Rico decide su futuro

Nick Davis/ Cristina Papaleo6 de noviembre de 2012

El mismo día en que EE. UU. elige presidente, los habitantes de Puerto Rico deciden si quieren ser independientes, pasar a ser el estado número 51 de EE. UU, o si seguirán siendo un Estado Libre Asociado.

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Imagen: Reuters

Puerto Rico se caracteriza por una trama histórica compleja y por una identidad difícil de definir hasta para los mismos portorriqueños o boricuas, gentilicio que proviene de Borikén, el nombre que daban los nativos a la isla. Los portorriqueños son ciudadanos estadounidenses, y, sin embargo, no tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales de EE. UU. desde la isla. Es un país hispanohablante, aunque jurídicamente es bilingüe, pero un 85 por ciento de la población confiesa hablar un inglés muy rudimentario.

La isla es territorio no incorporado de EE. UU. Este 6 de noviembre los portorriqueños votarán por un nuevo gobernador que los represente en el Congreso estadounidense. Al mismo tiempo, deciden a través de un referendo dos puntos clave. En primer lugar, votan por sí o por no si quieren conservar su estatus con respecto a EE. UU. En segundo lugar, deben elegir una de estas alternativas: pasar a ser el estado número 51 de EE. UU., convertirse en un país independiente, o seguir siendo un Estado Libre Asociado. Es la cuarta vez en 45 años que Puerto Rico vota al respecto, y el debate sigue siendo muy polémico.

La independencia: ¿una verdadera opción?

“Tenemos que ser independientes”, afirma convencido un camarero de uno de los bares de San Juan, la capital de Puerto Rico, mientras observa el duelo televisivo entre Obama y Romney. Sin embargo, uno de los comensales apuesta a que la gente votará contra el cambio, ya que, según él “muchos dependen de que las cosas sigan como están”. Uno de los partidos de Puerto Rico, el Partido Popular Democrático (PPD), trabaja para mantener el estatus quo. Algo que esta vez, empero, no será tan fácil, ya que Puerto Rico parece estar ante una encrucijada. La isla, que depende de EE. UU. en lo que respecta a su presupuesto, así como a la política exterior y de defensa, hace años que registra un importante déficit fiscal. En 2011, la deuda de Puerto Rico ascendía a 68.000 millones de dólares.

Manifestación del Partido Democrático Popular, que favorece el estatus quo en la isla.
Manifestación del Partido Democrático Popular, que favorece el estatus quo en la isla.Imagen: Reuters

También esta vez el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, republicano, vuelve a presentarse como candidato. En 2008 había ganado por amplia mayoría como resultado de un voto de protesta contra el Partido Popular, que gobernaba el país a comienzos de la dura y prolongada recesión. Para controlar el déficit, el Gobierno recortó miles de puestos de trabajo estatales. Un 25 por ciento de los trabajadores portorriqueños trabaja para el Estado. La tasa de desempleo es del 13,6 por ciento, y el índice de pobreza llega a un 45 por ciento. La industria manufacturera era tradicionalmente uno de los principales soportes de la economía, pero al cancelarse las ventajas impositivas para las empresas estadounidenses, el sector se retrajo en un 50 por ciento en los últimos 20 años.

Influencia de Washington

“En realidad, Puerto Rico es un accidente histórico”, dice Fernando Martin, presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). “Los EE. UU. quieren que el inglés sea el idioma oficial; no quieren que Puerto Rico sea una carga para su presupuesto, y además, debería votar a favor más del 50 por ciento de los portorriqueños. Con esos criterios, será casi imposible que Puerto Rico lo logre en los próximos 60 o 70 años”, agrega.

Mitt Romney, el candidato republicano a la presidencia de EE. UU., prometió a Puerto Rico el ingreso como estado número 51 si gana las elecciones, y puso la mira en los numerosos electores de origen portorriqueño en el Estado de Florida, uno de los swing states (Estados pendulares), que carecen de un candidato claro republicano o demócrata en las encuestas y son el objetivo primordial de esos dos grandes partidos estadounidenses. Es decir que, según expertos, se trata de una clara estrategia política.

Mitt Romney hizo promesas de campaña a los puertorriqueños.
Mitt Romney hizo promesas de campaña a los puertorriqueños.Imagen: dapd

Otro de los argumentos es la lengua española, ya que EE. UU. cuenta con la segunda mayor población de habla hispana del mundo. Sin embargo, “el movimiento que aboga por el reconocimiento de Puerto Rico como Estado de EE. UU. no es liberal, sino republicano. Y los republicanos representan a menudo puntos de vista que discriminan a los latinos, y también lo harán con los portorriqueños”, opina la profesora Maritza Stanchich, de la Universidad de Puerto Rico.

Se espera que esta vez Puerto Rico decida su futuro, pero muchos se preguntan si se trata verdaderamente de una decisión de los portorriqueños. Fernando Martin, por su parte, cree que este “es el primer round en una larga lucha”.

Autor: Nick Davis/ Cristina Papaleo

Editor: Pablo Kummetz