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Hielo entre París y Ankara

22 de diciembre de 2011

La disputa entre Francia y Turquía por la ley sobre el genocidio armenio supone una prueba de resistencia para las relaciones diplomáticas de estas dos naciones, miembros de la OTAN.

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Manifestantes turcos protestan ante el Parlamento de París.
Manifestantes turcos protestan ante el Parlamento de París.Imagen: dapd

El embajador turco en París, Tahsin Burcuoglu, regresa por orden del Gobierno a su país. Tras la aprobación de la Asamblea Nacional francesa de una ley en la que se castiga con cárcel la negación del genocidio de armenios, el diplomático ha sido llamado a consultas por un tiempo indeterminado.

Turquía anunció además sanciones de carácter económico y político. En Ankara, pero también en París, se reprocha a la cúpula francesa el haber querido desempolvar esta vieja disputa por motivos electoralistas.

Todos los gobiernos turcos han negado la acusación de genocidio contra los armenios en 1915 y 1916. Entonces murieron entre 200.000 y 1.500 000 armenios, según la fuente que se consulte. En la actualidad, la acusación de genocidio en Turquía es considerada una ofensa al honor. En Ankara se afirma que los historiadores deberían ser los que califiquen esa época, no los políticos.

En Francia, debido al previsible enfrentamiento diplomático con Ankara, el miércoles ya se produjo un encendido debate. La sensación general se ha visto marcada por una mezcla de malestar debido a la turbación que ha causado el tema y una cierta resistencia a la "intromisión de fuera", que es como se han visto las amenazas turcas.

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Víctimas armenias de una masacre en Turquía, en 1915.Imagen: AP

Minoría influyente

El proyecto de ley francés lo presentó la diputada conservadora Valérie Boyer, de Marsella, una ciudad con una importante comunidad de origen armenio. A pesar de que apenas cuenta con medio millón de personas, la comunidad de armenios en Francia es considerada influyente, con figuras como Charles Aznavour o Gilbert Bécaud, al igual que políticos como Patrick Devedjian o el futbolista Yuri Dyorkaeff.

A pesar de que en Francia se ha negado que se trate de una maniobra electoralista, el diario «Le Monde» afirmaba este jueves: "La votación sobre el proyecto de ley sirve para ganar los votos de los armenios en Francia para las elecciones presidenciales".

Consecuencias para la política exterior

Al parecer, quien más se ha resistido a este proyecto de ley entre los políticos franceses es precisamente el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, quien ha buscado fortalecer las relaciones franco-turcas. Según los medios, era escéptico en cuanto a esta iniciativa ya que ve en Turquía, convertida en potencia regional, un importante socio en el reordenamiento político para Cercano Oriente.

Ahora las consecuencias pueden ser duras. El jefe de gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, exigió a Francia que analice su propia historia. "En la actualidad nadie habla más de los 45.000 argelinos muertos o del papel de Francia en las masacres de 800.000 ruandeses en 1994", dijo Erdogan. Los que critican Turquía, añadió, deberían ocuparse de su propio "sucio" y "sangriento" pasado.

Además de retirar al embajador turco en París, Erdogan anunció que congela las relaciones bilaterales y suspendió toda cooperación económica, política y militar con París.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció medidas contra Francia.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció medidas contra Francia.Imagen: dapd

Problemas en Turquía

No obstante, la propia Turquía no es un buen ejemplo. La cifra de periodistas presos no tiene comparación a nivel regional, según apuntó esta semana el encargado de la OSCE para la libertad de prensa, Dunja Mijatovic. Y los propios tribunales turcos siempre han castigado la suposición de un genocidio. Así, Turquía toma exactamente la posición contraria a la ley francesa que ahora se critica con tanto ahínco.

La minoría armenia en Turquía también ha criticado la decisión de París, pues teme que su padecimiento histórico se vea instrumentalizado políticamente, tal como lo expresó Orhan Dink, hermano del periodista turco Hrant Dink, asesinado por nacionalistas turcos. "Le digo a los políticos de ambos países: cada uno debería mirarse al espejo", afirmó. (dpa)

Editora: Emilia Rojas