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Hitler y Trump: "El mundo sería más inseguro"

8 de noviembre de 2016

Un alemán enfurece en Twitter a los seguidores de Trump al compararlo con Hitler. Un historiador alemán dice que ve similitudes en el ascenso político de ambos, pero sobre todo diferencias.

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Screenshot Johan Franklin Twitter@CrappyCrapson US-Wahlen Deutsche Warnung
Imagen: Twitter@CrappyCrapson

Deutsche Welle: La lista de personas que comparan a Donald Trump con Adolf Hitler es cada vez mayor. Hasta ahora lo habrían hecho un expresidente mexicano, la hermanastra de Anne Frank y numerosos observadores electorales. A principios de esta semana, un usuario de Twitter, Johan Franklin, tuvo éxito viral con su comparación a modo de advertencia. ¿Cree que la comparación está fustificada?

Thomas Weber: Independientemente de que esté justificada o no, se tendría que reflexionar si es políticamente útil. La primera persona que menciona a Hitler, pierde el debate, porque el diálogo ya no gira entorno al tema relevante. En el caso de Trump se desvía del tema: el verdadero peligro que este podría suponer, independientemente de una comparación con Hitler.

Sin embargo, creo que hay similitudes entre el éxito de Donald Trump y el temprano éxito de Hitler. Creo que esas similitudes se hallan sobre todo a nivel táctico, ya que ambos se presentan como antipolíticos, que quieren hacer progresar a sus países, Estados Unidos y Alemania. Ambos ponen de relieve una gran flexibilidad táctica. En el caso de Trump de forma más evidente que en el caso de Hitler.

Además, hay otra similitud: la manera en la que se los percibe. Precisamente porque ambos se muestran tan flexibles, es complicado saber lo que realmente piensan. Esto es definitivamente útil, porque a la gente de diversa orientación política se le permite pensar que Hitler o Trump están realmente de su parte. En este ámbito veo grandes similitudes. Sin embargo diría que las diferencias son como mínimo grandes e incluso diría enormes.

¿Y cuáles son las diferencias?

El catedrático Thomas Weber.
Thomas Weber, catedrático de historia y política internacional.Imagen: Rosie Goldsmith

Trump representa lo que Hilter odiaba. Hitler no solo era antisemita y antibolchevique, sino que en sus comienzos incluso también eran igual de importantes el anticapitalismo y el antiamericanismo. Trump sería casi la personificación de lo que Hilter no quería.

Sin embargo, lo más relevante es que esas similitudes tácticas en Trump reflejan una gran flexibilidad de su pensamiento y actuación políticos. En el caso de Hitler, la flexibilidad residía solo en el ámbito táctico. Trump es un hombre de negocios. Para él, los negocios y los compromisos son al fin y al cabo su trabajo. Hilter, por el contrario, cada compromiso era una claudicación. Como dije al principio, esto no significa que Trump no sea peligroso. El peligro de Trump reside en su demagogia y populismo: dice y hace todo lo que sea necesario para acaparar la atención y así acceder al poder.

Esto significa que, en el mejor de los casos, tendremos a un presidente que quizá no nos guste mucho, pero no es una catástrofe absoluta, porque es una persona que negocia y acepta compromisos. Pero aplica las normas de la telerrealidad estadounidense a la política, destruyendo así las normas de la política del país. Y si se destruyen las normas políticas y de convivencia de un país, entonces no estará claro que consecuencias impensadas tendrá su actuación.

Y, sobre todo tendríamos que imaginar las consecuencias de tener un presidente Trump que no se ciñe a las normas tácitas e implícitas de la política internacional. Si nos imaginamos ahora a un presidente al que no le interesan en absoluto las normas, esto conllevaría a que el mundo sería aún más inseguro y Estados Unidos, más débil. Y ahí radicaría el verdadero peligro de la presidencia de Donald Trump.

A Trump no solo se lo compara con Hitler, sino también los Estados Unidos de la actualidad con la Alemania de entonces. ¿Es esta comparación legítima?

La comparación es naturalmente legítima, pero debemos preguntarnos, hasta dónde se va a llegar. La similitud radica en que en Alemania, en los años 20 y 30, las clases media y baja se consideraban perdedoras por la crisis económica mundial, la inflación y las consecuencias del Tratado de Versalles. En los Estados Unidos hay igualmente una clase baja blanca que se considera perdedora. Cree, por primera vez en décadas, que el futuro no será mejor que el pasado. Cree que es la perdedora debido a la globalización, a Wall Street y a la crisis financiera. Es decir, hay ciertas similitudes en la situación política alemana y estadounidense con respecto a los estratos sociales y a su disposición a apoyar a alguien como Trump.

Pero creo que tenemos que tener cuidado de ir muy lejos con las comparaciones. Al fin y al cabo diría que las diferencias son más importantes que las similitudes. Y, en gran medida, esto se debe a que en los Estados Unidos tienen muchos problemas, pero es un país con un estado y una sociedad operativos, mientras que en Alemania, en el periodo entreguerras, no fue así.

Thomas Weber es catédratico de Historia y Política Internacional asimismo director fundador del Centre of Global Security and Governance en la Universidad de Aberdeen en Escocia.

Autor de la entrevista:  Michael Knigge