Otras contra la Coca-Cola
9 de mayo de 2011En 125 años la Coca-Cola se ha ganado el respeto de muchos y la envidia de más de un fabricante de refrescos. Cuando el farmacéutico John Stith Pemberton, en 1888, creó su remedio contra el cansancio y la depresión para vendérselo después por poco dinero al mayorista Asa Griggs Candler no podía imaginar lo que estaba haciendo. Candler no lo pensó mucho, fundó la Coca-Cola-Company y llevó al mercado internacional la oscura bebida azucarada en 1896. Hoy por hoy, el consorcio lleva siete variedades de Coca-Cola, aparte de diversos refrescos azucarados con base de limón, naranja y manzana, varias marcas de agua mineral, fitnessdrinks, energydrinks.
Entre el poder y el objeto de culto
Uno podría pensar, entonces, que el mercado de las bebidas está saturado. Pero no es así, siempre vuelve a haber pequeñas empresas que embisten contra el gran global player. Y lo logran, precisamente porque no pretenden luchar contra él. Se vuelven un objeto de culto y se crean su propio nicho de mercado, justo ahí donde termina el gusto mayoritario.
Mientras que la gran mayoría bebe Coca-Cola, en los ámbitos poblados por excéntricos se lleva una Fritz-Kola en la mano; en los clubes más trendy se sirve Afri-Cola. Da igual que estos imitadores jamás hayan logrado el mismo sabor de la bebida maestra; se trata de la cuestión filosófica, de ser diferente. Con más cafeína o con una botella más bonita.
Pero también hay otros que han entrado a ese mercado sin querer imitar al más poderoso de los refrescos. A mediados de la década de los 1980, Dieter Leipold, un maestro cervecero alemán, decidió buscar una bebida refrescante, saludable, sin alcohol, para niños y adolescentes. En 1995 entró la primera Bionade al mercado regional; en 1997 llegó a Hamburgo. Entre 2002 y 2003 vendieron dos millones de botellas de Bionade; en 2007 fueron 200 millones, es decir 600.000 litros.
Aunque la Coca-Cola vende en Alemania más tres mil millones de litros anualmente, si se piensa en todas las marcas que tiene y en su poder, lo que Bionade ha logrado –entre ello entrar al mercado de varios países europeos y al de Estados Unidos- representa un éxito rotundo. Su sencillo emblema –un punto rojo, un círculo blanco sobre fondo azul- se ha vuelto todo un símbolo; y hasta ahora ha logrado frenar a sus imitadores. También ha sobrevivido a los ataques de la Coca-Cola y a los de otros competidores.
Una cerveza con sabor a limonada
Ante tanto éxito era sólo cuestión de tiempo hasta que aparecieran más empresarios que reclamaran para sí una parte del mercado de bebidas no alcohólicas. Una cervecería tras otra ha ido sacando su propia cerveza sin alcohol y han pensado en cómo convencer en el sector. También la Gaffel en Colonia.
“El secreto no puede radicar en ofrecer una cerveza sin alcohol”, pensó Thomas Deloy, jefe de mercadeo. Así llegaron a la 120 Radler: una bebida clara “con un cierto acento de cerveza”. Y llegó al punto neurálgico de la gran ciudad. Espumosa como una cerveza con gusto a limón, pocas calorías y algunas vitaminas adicionales: 120 Radler entró en el 2010 al mercado, en 3 meses Gaffel había alcanzado su previsión anual y comenzó a tener problemas para abastecer la demanda.
El gigante estadounidense observa interesado cómo se desarrollan estas bebidas y cómo se posicionan en el mercado. Pero, no hay motivo para la preocupación; la Coca-Cola sigue siendo la preferida, 125 años después.
Autora: Silke Wünsch/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas