¿Qué piensa Trump realmente de Alemania?
28 de mayo de 2017Antes de llegar a la Casa Blanca, el mandatario estadounidense, Donald Trump, ya había articulado elogios y críticas a Alemania y a su canciller, Angela Merkel. Sin embargo, desde que tomó las riendas del Gobierno ha dirigido sus dardos con más frecuencia hacia su aliado europeo.
El jueves pasado (25.5.2017), Trump condenó el superávit comercial que Alemania tiene con Estados Unidos; lo hizo durante la cumbre de la OTAN y frente a los líderes políticos de la alianza. “Los alemanes son muy, muy malos”, dijo Trump según el semanario alemán Der Spiegel, citando fuentes de la reunión. “Mira los millones de coches que venden en Estados Unidos… terrible, vamos a detener eso”.
Aunque el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncke, intentó refutar las declaraciones de Trump asegurando que no eran ciertas, el Ejecutivo de Trump ha señalado con el dedo a Alemania por su política comercial.
Merkel es “probablemente la más grande”... y está “arruinando a Alemania”
Las opiniones de Trump no siempre han sido negativas. En 2013, Trump escribió en un mensaje de Twitter que “Angela Merkel está haciendo un trabajo fantástico como canciller de Alemania: el desempleo juvenil está en un nivel histórico y tiene un superávit presupuestario”.
En agosto de 2015 Trump le dijo a la revista estadounidense Time que Merkel “probablemente es la líder más grande del mundo hoy día”. Cuatro meses después, su opinión cambió radicalmente. Cuando Time eligió a Merkel como la personalidad del año por su influencia sobre los asuntos políticos mundiales, Trump criticó la decisión de la revista. “Yo dije que la revista Time nunca me elegiría como persona del año, a pesar de ser el gran favorito. Escogieron a la persona que está arruinando Alemania”, tuiteó el magnate.
Error catastrófico
Trump también criticó la política de asilo de Merkel en una larga entrevista concedida al periódico alemán Bild y al británico The Times. “Creo que ella cometió un error catastrófico al recibir a todos estos ilegales que no sabes de dónde vienen”. Bajo la política de puertas abiertas de Merkel, un millón de inmigrantes han entrado a Alemania desde 2015, muchos de ellos huyendo de la guerra y la pobreza extrema en el Medio Oriente, Asia y Africa. Mientras tanto, Trump ha intentado prohibir el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana y promovido la construcción de un muro fronterizo para evitar la migración irregular desde México hacia su país.
“Debe grandes sumas de dinero”
En marzo de 2017, Merkel realizó su primera visita oficial a Estados Unidos desde el ascenso de Trump a la presidencia. Una de las anécdotas de ese viaje: Trump se rehusó a darle la mano a la canciller en el salón Oval de la Casa Blanca, a pesar de que la propia canciller se lo sugirió, a petición de un reportero gráfico.
Se dice que Trump le entregó una factura a Merkel por más de 300 millones de dólares para recordarle a Berlín su deuda pendiente desde 2002 –dos por ciento de Producto Interno Bruto de Alemania– con el fondo de la OTAN. La Casa Blanca negó posteriormente que eso haya ocurrido.
“A pesar de lo que han oído en las noticias, yo tuve una gran reunión con la canciller Merkel. Pero Alemania debe grandes sumas de dinero a la OTAN y a los Estados Unidos. Deben pagar más por la defensa que se le proporciona a Alemania", escribió Trump en Twitter después de la reunión con la jefa del Gobierno germano.
“Quizás tenemos algo en común"
Aunque muchas de las declaraciones de Trump sobre Alemania y Merkel han estado teñidas de hostilidad, el mandatario concedió que existe una coincidencia entre los dos líderes. Durante una conferencia de prensa con Merkel en la Casa Blanca, Trump dijo: “En lo que respecta a las escuchas telefónicas, supongo que tenemos algo en común, tal vez”. El empresario hacía referencia a las escuchas realizadas por el Gobierno de su predecesor, Barack Obama, a la líder alemana; algo que Trump asegura haber padecido en carne propia durante la campaña presidencial de 2016.
En 2013 se reveló que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos intervino el teléfono móvil de Merkel, lo que provocó un enfriamiento de las relaciones entre Washington y Berlín. Sin embargo, los fiscales alemanes cerraron su investigación en 2015, diciendo que no pudieron encontrar evidencia que pudiera presentarse ante tribunal alguno.