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Reabierta antigua residencia oficial de los cancilleres en Bonn

27 de abril de 2009

La residencia oficial de los cancilleres alemanes a orillas del Rín, testigo de la historia alemana de la posguerra, fue reinaugurada diez años después de que el último canciller saliera de ella.

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Terraza del "bungaló" del canciller cuando la capital alemana era Bonn.Imagen: picture-alliance/ dpa

Diseñada por el arquitecto alemán Sepp Ruf (1908-1982) y conocida como el Kanzlerbungalow (el Bungaló del Canciller), la antigua residencia oficial de los cancilleres alemanes en Bonn –una construcción modernista de tejado plano y paredes de vidrio- fue inaugurada en 1964 por el entonces canciller Ludwig Erhard. En 1999, cuando Berlín pasó a ser la capital de la Alemania reunificada, Gerhard Schröder fue el último canciller en habitarla.

Después de una reforma millonaria que tomó dos años, la residencia ha sido reabierta al público y está pensada como recinto de conciertos y exposiciones. A pesar de sus poco más de 220 metros cuadrados de área, la residencia se volvió un símbolo de la nueva Alemania democrática debido a la transparencia del proyecto modernista.

Símbolo de la nueva Alemania

Kanzlerbungalow
La obra de Ruf: simplicidad y transparencia en un entorno bucólico como nueva actitud democrática.Imagen: Tomas Riehle, Wüstenrot Stiftung

Aparte del tejado plano, las fachadas de vidrio y las delgadas columnas que la sostienen, que esta residencia haya sido emplazada en los jardines del Palacio Schaumburg –donde funcionaba la cancillería cuando la capital de la República Federal de Alemania era Bonn- la asemejan a los proyectos que el arquitecto alemán Mies van de Rohe realizó entre los años veinte y treinta del Siglo XX.

Aunque Mies emigró a Estados Unidos antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, su concepto de “desmaterialización” en la arquitectura influyó no sólo en los arquitectos norteamericanos como Philip Jonson y Richard Neutra, sino también en el alemán Sepp Ruf. Después de la guerra, Ruf se destacó por proyectos que redujeron al mínimo las paredes macizas y los tejados inclinados de la arquitectura tradicional de Baviera.

En 1958, Sepp Ruf proyectó junto con EgonEiermann el pabellón alemán de la Exposición Internacional de Bruselas. En 1963, cuando fue invitado a diseñar el Bungaló del Canciller, Ruf había diseñado anteriormente una residencia de campo para Ludwig Erhard.

Ehemaliger Kanzlerbungalow in Bonn
Mente sana en cuerpo sano. La piscina de los cancilleres en Bonn.Imagen: picture-alliance/ dpa

Ruf estaba consciente de que la nueva residencia del canciller alemán tenía que ser el símbolo de un nuevo país. A través de la simplicidad y la transparencia de este inmueble de un solo piso integrado en un entorno bucólico, el arquitecto intentó evidenciar esa nueva actitud democrática.

Marcas de Ludwig Erhard y Helmut Kohl

A pesar de la apariencia conservadora del entonces canciller Erhard, la transparencia democrática de la nueva residencia le gustaba mucho; encargó, entonces, decorarla con muebles de diseñadores modernistas; uno de ellos Charles Earnes. El sucesor de Ludwig Erhardt, Kurt Georg Kiesinger, detestaba el modernismo y encargó decorar el discreto ambiente con objetos de arte medievales y muebles de la época.

Willy Brandt, a su vez, prefirió no usar el bungaló como residencia; lo destinó para cenas y recepciones pequeñas. Durante su gobierno, Brandt siguió habitando en la residencia que había ocupado cuando era ministro de Relaciones Exteriores.

Kanzlerbungalow
El ex bungaló de los ex cancilleres en los jardines del Palacio Schaumburg, a pocos pasos de la Deutsche Welle, a orillas del Rín.Imagen: Thomas Riehle, Wüstenrot Stiftung

El espíritu moderno del canciller Helmut Schmidt lo llevó a reinstalar los muebles originales escogidos por Ludwig Erhard. No se puede decir lo mismo del canciller Helmut Kohl, que habitó el bungaló durante los 16 años de su mandato: las huellas que dejó en el inmueble son los interruptores de color marrón, típicos de la década de los años 80 del siglo XX; éstos pueden ser vistos al lado de los interruptores originales. Al canciller Kohl no le agradaba el ambiente y el tamaño de las habitaciones de esta residencia, que consideró siempre una “construcción absurda”.

De la misma manera que Willy Brandt, Gerhard Schröder, el último canciller que usó el bungaló, prefirió otro espacio como residencia: el Palacio Schaumburg. En consecuencia, son principalmente las huellas de Ludwig Erhard y las de Helmut Kohl las que el visitante encontrará al pasear por la reinaugurada residencia de los cancilleres federales de cuando la capital germana era Bonn.

Autor: Carlos Albuquerque

Editor: José Ospina Valencia