Recorrido literario en bicicleta
28 de octubre de 2014DW: Usted recorre el país llevándole a la gente literatura a cambio de posada y alimentación. ¿Cómo funciona su idea?
Anna Magdalena Bössen: Aunque llevo varios libros atados a la bicicleta, lo cierto es que yo no leo sino que recito textos que ya he memorizado. Tengo una página virtual en la que las personas se pueden anotar como anfitriones: allí me pueden ofrecer una habitación, un escenario o una cena por la recitación de textos en alemán.
¿En que consiste su programa?
Mi programa, llamado “de maleta” consiste de una muestra amplia de la literatura alemana, desde los clásicos Goethe y Schiller, hasta las obras escritas por alemanes en el exilio. Los textos incluyen citas de escritores y poetas que reflexionan sobre los alemanes ya que una de mis preguntas principales es ¿Soy yo Alemania? Y si la respuesta es si, ¿Quiénes somos nosotros?
Yo no recito durante el desayuno. Mis anfitriones organizan, por lo general, veladas literarias a las que asiste el público local, hasta unas 50 personas. Pero mi programa no es una simple lectura. Yo interactúo con el público al que hago preguntas como que si ellos son Alemania. Preguntas que llevan a frecuentes discusiones enriquecidas con historias personales, gracias a la literatura.
Mi programa inicia con “Alemania: una fábula de invierno”, de Heinrich Heine. Al principio se trata de construir un “reino de los cielos” en Tierra. Pero ¿cómo hacerlo? Aquí comienza el debate. Unos piensan que ya vivimos en un “reino de los cielos, pero que no lo apreciamos como tal“. Entonces pregunto quién está o no de acuerdo. Después pregunto si creen que los alemanes nos quejamos demasiado. Y ¿quiénes los reconocen públicamente?, es mi pregunta concluyente.
La melancolía es un aspecto fuerte en la literatura alemana y su programa. ¿Somos los alemanes especialmente melancólicos?
Definitivamente. Nosotros no tomamos las cosas ni fácilmente ni a la ligera. Una espectadora me dijo alguna que vez que, justamente, mi tour literario en bicicleta era algo típico alemán. Yo voy por ahí solo buscando en donde dormir y comer sino que reflexiono e invito a reflexionar sobre la vida, siempre buscando respuestas. En efecto, la continua reflexión es una cosa muy alemana. Y eso está bien, aunque algunas veces eso nos impide.
¿Ha conocido cosas nuevas de los alemanes?
Si. Su profunda pasión por la literatura. Algo que, en parte, se ha perdido, por nuestra historia y las escuelas que enseñan a analizar y no a vivir la lírica. Pero son muchas las personas a las que las sigue conmoviendo la poesía.
¿Qué tanto le interesan los clásicos a los alemanes?
La balada de Goethe “Bienvenida y despedida“ (Willkommen und Abschied) impacta a todas las audiencias. También “Te invito” (Ich lade dich ein) de Hilde Domin, gusta mucho. Esta es una obra de una poetisa en el exilio que no tenía techo, pero que en su fantasía creó el hogar perfecto.