Buenas y malas noticias de las reglas para los minerales

Una buena noticia y varias malas hay con respecto al estaño, al tantalio , al wolframio y al oro.  Primero, la buena: a partir del 2021, las empresas europeas -importadoras y fundidoras-  deberán  certificar que estos minerales –que se utilizan para implantes, iluminación, automóviles, telecomunicación, herramientas- no viene de zonas de conflicto. 

"Es un primer paso importante. Hasta ahora quienes exigen a las empresas que cumplan con los estándares internacionales de derechos humanos han sido las comunidades afectadas y la sociedad civil. A través de este tipo de regulación, los importadores de minerales y las fundiciones van a tener que preocuparse más por estos temas”, dice a DW Susanne Friess, asesora de Minas y Desarrollo Sostenible de la obra episcopal de la Iglesia Católica alemana, Misereor.

Antecedentes y datos

Después de tres años de debates, esta regulación marca un hito pues, a diferencia de la voluntariedad que suponen las reglas de la OCDE, las de la ONU y las que proponía la propia Comisión Europea, el Parlamento Europeo logró sentar precedente votando mayoritariamente a favor de una regulación vinculante, con sanciones para quien la incumpla. "Con estas reglas, la UE podrá atajar la financiación de la violencia y la compra de armamento en todo el mundo”, declaró la eurodiputada Judith Sargentini. 

El antecedente de esta regulación para minerales que financian guerras es la estadounidense Dodd-Frank, que se refiere a República Democrática del Congo y a nueve países limítrofes. Dado que  zonas extractivas en conflicto hay también en otros lugares de África, de Asia y de América Latina, desde el 2011 hay mayor presión por lograr transparencia en la cadena de suministros. 

La nueva normativa afectaría a unas 880.000 empresas europeas. De la regla se excluyen pequeños empresarios (joyeros y dentistas, por ejemplo).

La nueva regulación -que prevé la creación de una certificación y de controles regulares- deberá haber entrado en vigor hasta dentro de cinco años en todos los países de la UE. Con todo, "está en manos de cada Estado miembro si la quiere implementar antes”, explica Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio de la Eurocámara.

¿Atañe a América Latina?

"Sí”, responde Friess. "La regulación aplica  para todos los países. Tiene implicaciones en Perú también en Colombia y otros países latinoamericanos”, dice la especialista. 

Cabe resaltar que una de las mayores reservas de coltán (de donde se extrae el tantalio) está en Venezuela. Colombia y Brasil ya  lo exportan.  En cuanto al estaño: Perú es el tercer mayor exportador del mundo, Brasil el quinto, el sexto es Bolivia. Y en cuanto al wolframio (tungsteno), Bolivia está entre los mayores exportadores; Perú y Brasil le siguen.

Primera mala

No obstante, la regulación no tiene en cuenta los conflictos que surgen con la extracción (217 en este momento en América Latina, según el Observatorio de Conflictos Mineros).

Estos caen por los agujeritos del colador, "pues a pesar de los muchos y graves conflictos que existen, Perú no cuenta entre los países en conflicto y Colombia después de los acuerdos de paz probablemente tampoco”, agrega Friess. La definición de conflicto, de "zona frágil de posconflicto” y de si estamos frente a una lista fija  está aún por verse.

Otras más

¿Qué pasa con minerales como la plata que exportan masivamente Chile, Boliva, Perú y México? ¿O el carbón de Colombia? "No entran en la lista”, responde Friess.

Por otro lado, dado que Europa no tiene empresas mineras importantes y que es el continente más pobre en recursos naturales y mineros, la regulación atañe sólo los importadores directos y las fundiciones. Pero, ¿si el mineral de zona de conflictos entra al mercado europeo a través de piezas fabricadas ?

"Estos minerales están en productos como laptops y teléfonos celulares, y para ellos no hay reglas”, puntualizaba, abogando por revisar la regulación, Ska Keller, eurodiputada, portavoz de comercio de la fracción de Los Verdes. "No podemos hacernos responsables de lo que haga China”, respondía  Bernd Lange, remitiendo la cuestión a las reglas de la OCDE.

Por último, de la regulación quedan excluidos los pequeños importadores, como dentistas o joyeros, cuyo monto no exceda los 100 kilogramos de oro al año. "Para un minero mediano, eso es casi la producción anual. Poder exportar hasta 99 kilos sin certificación es grave”, detecta Friess.

Aunque su organización aboga por un reglamento a partir del kilogramo uno, por que se redefina "conflicto” y se amplíe la regla para todos los minerales, Friess ve en esta débil regulación una señal muy fuerte. "Vamos hacia una regulación vinculante de la debida diligencia en la cadena de producción”, concluye.