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Resignación en la UE ante los anuncios de May

18 de enero de 2017

De momento, se insiste en la consigna que se viene repitiendo desde que los británicos votaran a favor de abandonar la Unión: se discutirán los términos cuando se active el mecanismo para la retirada voluntaria.

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London Premierministerin Theresa May bei Rede zu Brexit
Imagen: Getty Images/K. Wigglesworth

Con más dudas que certezas en el horizonte, la Unión Europea comienza a ponerse a prueba ante el desafío del "brexit", después de que la primera ministra británica, Theresa May, esbozara el martes (17.01.2017) cómo espera que sea el divorcio entre el Reino Unido y la UE. "Es un proceso triste, son tiempos surrealistas, pero al menos el anuncio sobre el 'brexi' es más realista", escribió en su cuenta de Twitter el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Tusk, que representa a los países de la UE, mantuvo a continuación una conversación telefónica con May, que no hizo pública, así como contactos telefónicos con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente francés, François Hollande. Mientras tanto, la UE se aferra a la consigna que viene repitiendo desde que los británicos votaran el pasado junio a favor de abandonar la Unión, que pasa por insistir en que solo se empezará a discutir los términos de la separación cuando Londres active el artículo 50 del Tratado de la UE, el mecanismo para la retirada voluntaria y unilateral de un país. El encargado de insistir en ese mensaje fue, a través de su cuenta de Twitter, el negociador designado por el Ejecutivo comunitario para el "brexit", el francés Michel Barnier. "Listos tan pronto como lo esté el Reino Unido. Solo la notificación puede dar inicio a las negociaciones", afirmó Barnier, quien, en un segundo tuit agregó que "el acuerdo sobre la salida ordenada es un requisito previo para la futura asociación" del Reino Unido con el resto de la Unión. "Mi prioridad es conseguir el acuerdo adecuado para la UE a 27", agregó.

Este miércoles será el turno del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al que se le había informado de las líneas generales del discurso antes de que May se pronunciase públicamente. Juncker habló ya con May y hoy se dirigirá al pleno del Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo (Francia).

Una "revancha" no es "aceptable"

El titular francés de Finanzas, Michel Sapin, había pedido antes de la intervención de May que Londres dejara de improvisar y dar bandazos. Tras el discurso, el ministro de Exteriores germano, Frank-Walter Steinmeier, dijo que Alemania también quiere mantener con Londres "buenas relaciones en la medida de lo posible". En Bruselas, varios analistas  coinciden en que May no dio demasiadas sorpresas al explicar cómo ve el proceso del "brexit" y que más bien dejó muchos interrogantes en el aire. "El Gobierno británico ha sido muy predecible en sus demandas", lo que no quiere decir que lo consigan, explicó Pieter Cleppe, analista del foro de pensamiento Open Europe, quien consideró que la salida del Reino Unido de la UE es ya "políticamente" irreversible salvo que haya un cataclismo "como una crisis financiera".

Cleppe pone en duda que los Veintisiete vayan a mantenerse unidos de cara a la negociación pues sus intereses nacionales divergen, ya que algunos países del Este priman el acceso de sus ciudadanos al Reino Unido y la solidez de Londres frente a Rusia, mientras que los intereses económicos serán prioritarios para Irlanda, Malta, Chipre, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Otros países, como España, estarán interesados en cómo quedarán los numerosos ciudadanos británicos asentados en su territorio, cuyos derechos y los de los europeos que residen en el Reino Unido, avanzó May, convendría garantizar cuanto antes. En ese sentido, el eurodiputado socialista español Ramón Jáuregui explicó que la UE debe ser "inteligente y prudente" y exigir la plenitud de los derechos de sus ciudadanos en el Reino Unido, ya que "les corresponden por retroactividad", y viceversa.

De lo que parece que nadie quiere hablar, al menos en voz alta, es de un posible "castigo" al Reino Unido para que no cunda su ejemplo díscolo entre otros socios. "No es aceptable que nadie castigue a nadie. Una negociación dura es aceptable", pero no una revancha, comentó la directora adjunta del foro de pensamiento Bruegel, Maria Demertzis, quien no se atrevió a aventurar en qué grado influirá el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la ruptura entre Londres y Bruselas.

MS (efe/dpa/spiegel)