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Restos alemanes de la II GM: una bomba de tiempo ecológica

28 de septiembre de 2018

Expertos afirman que un carguero hundido en el Mar Báltico a finales de la II GM provocará tarde o temprano un desastre ecológico. El barco "Franke"' es una bomba de relojería para el entorno.

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Forschungsexpedition zum Wrack des Tankers „T/S Franken“
Imagen: Fundacja Mare/M.Procajło

El Franken era una estación de servicio flotante. El barco abastecía de combustible a la flota naval alemana que operaba en el Mar Báltico durante la Segunda Guerra Mundial. El petrolero contaba con una capacidad de hasta 10.000 toneladas de crudo. El 8 de abril de 1945, los rusos torpedearon el barco, que se hundió cerca de la península de Hel, en Gdansk. Algunos de sus tanques siguen repletos de crudo.

Después de la guerra, la ley internacional de la época estipuló que los restos eran entonces propiedad de Polonia. En ese momento no resultaba rentable recuperar el barco. "Simplemente estaba ahí varado y no le estorbaba a nadie,” dice Benedykt Hac, del Instituto Marítimo de Gdansk.

Pero eso ha cambiado, según Hac, navegante y capitán experimentado. La cuestión no es si se va a producir un desastre, sino cuándo va a ocurrir, advierte.

„T/S Franken“ - Archivplan des Laderaumes des Tankers
Planos del carguero Franken.Imagen: Fundacja Mare

Bomba de relojería

Según el informe más reciente de las condiciones del tanque, aún quedan 3.136 m³ (828.444 galones) de combustible a bordo. En torno al 60 por ciento de la carga del buque se perdió durante el ataque, lo que representa una cantidad remarcable, pero aún queda mucho crudo almacenado, afirma Hac. Gracias a la "buena ingeniería alemana”, algunos tanques siguen todavía intactos.

Pero ni la mejor ingeniería puede cambiar las leyes de la física. El agua salada provoca que el acero de los tanques se corroa a una velocidad de 1 milímetro por década. En los últimos 70 años, ya se habrían desintegrado 7 de los 12 mm de las paredes de los tanques. Si el casco se sigue corroyendo, la chatarra podría derrumbarse sobre su propio peso, lo que desencadenaría una fuga descontrolada, con consecuencias dramáticas para el medio ambiente, según los científicos.

Para empeorar la situación, El Mar Báltico es un mar interior que experimenta un intercambio de agua inusualmente lento con el vecino Mar del Norte. "Como científico, no puedo permanecer en silencio", dice Hac.

Forschungsexpedition zum Wrack des Tankers „T/S Franken“
Buzo investigando los restos del buque.Imagen: Fundacja Mare/M.Procajło

Esperando la ayuda del fondo de crisis de la Unión Europea

Hac y su equipo han buscado ayuda durante años de manera infructuosa. El coste de la recuperación de la carga de crudo se estima entre los 8 y los 20 millones de euros, incluyendo los seguros y la desactivación de munición. La fundación polaca Mare ha lanzado una campaña de información y la Fundación alemana de Conservación del Mar Báltico (Baltcf) ha patrocinado un proyecto piloto para concienciar a la sociedad de las amenazas medioambientales. No obstante, los fondos solo cubrían el análisis de los restos desde el exterior y el desarrollo de directrices para recuperar los materiales peligrosos a bordo, procedimientos estándar y la aplicación de estrategias para las autoridades.

No hay tiempo que perder, dice el director de Baltcf, Peter Torkler, que añade que, en vista del dinamismo económico que tiene lugar en la bahía de Gdansk y el avance del turismo en la zona, este proyecto debería considerarse de "extrema importancia”.

En febrero de este año, la Baltcf decidió echar una mano al proyecto polaco y, el 23 de abril de 2018, dos embarcaciones de investigación polacas, el IMOR y el LITORAL, se unieron al proyecto desde la base de buceo del Mar Báltico. Los buceadores pasaron unas 60 horas bajo el agua, 13 de ellas en los restos del petrolero. De nuevo, la fundación Mare anunció al gobierno polaco una recogida de firmas online para vaciar los tanques del Franken. Se recogieron más de 45.000 firmas.

Salvar el ecosistema

"No queremos condenar a nadie, pero estamos tratando de movilizar a la gente para salvar el ecosistema de la Bahía de Gdansk", afirma Olga Sarna, presidenta de la junta de la fundación Mare.

Peter Torkler añade que también se trata de "romper el silencio”, señalando los intentos fallidos del Instituto Marino de Gdansk por captar el interés de las autoridades.

Sin embargo, el ministro de transportes polaco, Marek Grobarczyk, estableció en julio un equipo especial para solventar los problemas que el Franken provoca. Los ecologistas esperan que el respaldo del ministro les permita acceder a fuentes de financiación europea de emergencia para la operación de recuperación del crudo.

Forschungsexpedition zum Wrack des Tankers „T/S Franken“
Barriles encontrados en una expedición en el Franken.Imagen: Fundacja Mare/M.Procajło

"Los restos de un naufragio son un gran problema”

Las autoridades alemanas han sido cautelosas en su respuesta al caso del Franken.

Los restos se encuentran en aguas polacas, dice Carolin Zerger, del Ministerio de Medio Ambiente, Conservación y Seguridad Nuclear (BMU, por sus siglas en alemán). Ella sugirió que Polonia contactara con el grupo de expertos "SUBMERGED”, de la comisión de protección marina con base en Helsinki (HELCOM) para que este les asesorara sobre los riesgos medioambientales de la peligrosa carga sumergida en el Mar Báltico.

Peter Torkler no se sorprende de la actitud de las autoridades alemanas.

"Nadie quiere sentar un precedente,” afirma. "Los restos son un enorme problema porque hay miles de ellos. A la gente no le gusta hablar de este tema en público.”

A pesar de todo, el Club Internacional del Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania (ICAA), una asociación de diplomáticos tanto retirados como en activo, incluyó este asunto en su agenda en un evento de mayo de 2018.

Peter Torkler cree que es una buena señal. "Después de ver los efectos positivos de la campaña en Polonia, nos estamos preguntando qué foros o instituciones podríamos sumar al proyecto en Alemania,” afirma.

Según Torkler, sería una empresa importante, pero confía en que "si todos los afectados por este problema trabajan codo con codo, podemos lograr muchas cosas juntos, Alemania y Polonia.”

Agnieszka Rycicka (PJ/ER)

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