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Retirada de los rebeldes de Homs: la guerra continúa

Rainer Sollich/PK8 de mayo de 2014

Las partes en conflicto en la guerra civil siria acordaron la retirada de los rebeldes de Homs, antiguo bastión insurgente. Es un éxito propagandístico para el régimen, pero la contienda continúa.

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Syrien Rebellen
Imagen: Salah Al-Ashkar/AFP/Getty Images

Los medios estatales celebran la “liberación” de Homs de manos de los “terroristas”. Bachir Yazigi, el ministro de Turismo, manifestó sin dejo de ironía que se alegra de una próxima “floreciente temporada turística” en la metrópoli completamente destruida por los bombardeos.

La retirada de las últimas grandes unidades de rebeldes del casco antiguo de la tercera mayor ciudad de Siria da al régimen de Damasco una nueva oportunidad para celebrar su superioridad militar y ponerse en escena como vencedor.

La retirada fue posible gracias a un acuerdo entre ambas partes con intermediación de la ONU. También negociadores iraníes participaron en la concreción del arreglo. El régimen sirio deja salir de Homs a los rebeldes con armas ligeras; los rebeldes, por su parte, distienden el bloqueo a dos aldeas chiíes y dejan libres a algunos prisioneros. Se cree que se trata de combatientes iraníes y de Hezbolá. Ambos grupos chiíes luchan del lado del Gobierno contra los rebeldes. Estos son en su mayoría suníes. En sus filas también militan combatientes extranjeros, entre ellos muchos yihadistas del entorno de Al Qaeda.

La derrota era previsible

Que, luego de dos años de asedio, el casco urbano antiguo de Homs caería en manos del régimen, era previsible. Los rebeldes llegaron a controlar hasta el 70 por ciento de la ciudad y sus alrededores. Desde 2012, sin embargo, el régimen logró reconquistar cada vez más barrios. Los rebeldes atrincherados en el casco urbano antiguo y el barrio de Al Waer no tenían al final ni suficiente munición ni medicamentos. Los civiles sufrían bajo la catastrófica situación de abastecimiento y los bombardeos del régimen.

Algunos adversarios del régimen ven como un éxito que los rebeldes pudieran retirarse por lo menos con sus armas ligeras. Muchos estiman, sin embargo, que la retirada es una amarga derrota: Homs es desde el comienzo del conflicto un símbolo de la resistencia contra el régimen de Al Asad. En 2011, cientos de miles de habitantes de la ciudad se manifestaron pacíficamente contra el Gobierno.

Syrien Homs
Homs: la guerra deja un casco antiguo completamente destruido. El ministro de Turismo se alegra, sin dejo de ironía, de la llegada de visitantes.Imagen: Joseph Eid/AFP/Getty Images

La guerra continúa

Para Al Asad, la retirada rebelde es sin duda un éxito propagandístico. El 3 de junio podrá llevar a cabo también en la ciudad pseudodemocráticas elecciones presidenciales. Y puede estar bastante seguro de que los países occidentales no intervendrán militarmente. EE. UU. y Europa no solo están preocupados por la creciente influencia de los combatientes islámicos radicales en el frente contra Al Asad. También están interesados en evitar un nuevo enfrentamiento con Rusia en vista de la precaria situación en Ucrania. Moscú y Teherán continúan siendo los más importantes aliados de Al Asad.

Geográficamente, Homs se halla en un corredor que lleva de Damasco, la capital, a la región de origen del clan de Al Asad. En ese sentido, la retirada rebelde es para el presidente también un éxito estratégico-militar.

El apoyo militar y financiero que sus enemigos reciben de la región del Golfo y en parte también de Occidente, impide hasta ahora una derrota definitiva de los rebeldes. Ese apoyo no alcanza, sin embargo, para derrotar a las tropas de Al Asad. La consecuencia: la matanza continúa.