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Retirada de Afganistán enfría relaciones transatlánticas

Ian Bateson
31 de agosto de 2021

La retirada de tropas estadounidenses de Afganistán luego de 20 años es un golpe para las relaciones transatlánticas. Pero EE. UU. y Alemania tienen una larga historia de altibajos en sus lazos bilaterales.

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Luego de 20 años de misión en Afganistán, las últimas tropas alemanas llegaron al país el 27 de agosto.
Luego de 20 años de misión en Afganistán, las últimas tropas alemanas llegaron al país el 27 de agosto.Imagen: Martin Meissner/AP Photo/picture alliance

Luego de que los talibanes tomaron Kabul y los afganos, desesperados, inundaron el aeropuerto de tratando de escapar del país, la canciller de Alemania, Angela Merkel, expresó su consternación: "Los acontecimientos son amargos, dramáticos y terribles”, dijo en una conferencia de prensa, el 16 de agosto. "Ahora parece que todo ha sido en vano”.

Para Alemania, cuyo Ejército pasó casi 20 años en Afganistán, el costo humano y económico ha sido significativo. La Bundeswehr entró a Afganistán para apoyar a Estados Unidos luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en lo que se convertiría en su mayor misión, y la de más larga duración, en el extranjero. Durante ese tiempo, Alemania se comprometió con el proyecto de reconstrucción del país, pero ahora esas esperanzas se han desvanecido.

El candidato a canciller por la Unión Demócrata Cristiana de Merkel, Armin Laschet, habló de un gran golpe a las relaciones transatlánticas y lamentó las decisiones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. "Me decepcionó su anuncio, el 14 de abril, sobre que implementaría al pie de la letra la orden de retirada de tropas de Afganistán dada por Donald Trump sin involucrar completamente a los aliados en esa decisión trascendental”, dijo Laschet al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung a mediados de agosto.

"Es una gran pérdida de confianza. En particular, en cuanto a la capacidad de Estados Unidos como poder militar”, señaló el analista político Stephan Bierling, de la Universidad de Ratisbona. "Después de cuatro años catastróficos bajo el gobierno de Trump, teníamos una imagen muy positiva de Joe Biden. Ahora el ánimo está cambiando”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos asumió un papel activo para remodelar la sociedad de Alemania Occidental y sus instituciones democráticas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos asumió un papel activo para remodelar la sociedad de Alemania Occidental y sus instituciones democráticas.Imagen: Leemage/imago images

Alemania-EE. UU.: una relación desigual

Tras la II Guerra Mundial, EE. UU. jugó un papel de liderazgo en el establecimiento de Alemania Occidental como democracia liberal, con sus instituciones y su libertad de prensa. EE. UU. proveyó la seguridad en tiempos de la Guerra Fría, asegurando que Alemania Occidental siguiera existiendo junto con la comunista Alemania Oriental.

Corrientes pro-estadounidenses en la sociedad alemana occidental respaldaron lazos más profundos entre ambos países, pero también hubo reparos, en especial, en lo que concierne a la dependencia de EE. UU. en cuanto a seguridad.

Se trata de una relación bilateral que ha sufrido altibajos. La Guerra de Vietnam fue uno de ellos. En Berlín Occidental hubo manifestaciones con cerca de 12.000 personas contra la guerra en 1968. Entre ellas se contó el escritor Friedrich Christian Delius. "Esa decepción sobre que los estadounidenses, a quienes admirábamos, iban a una guerra que era, por así decirlo, completamente contraria a nuestros principios, nos movilizó y nos molestó, como molestó a miles de estudiantes estadounidenses en ese momento”, dijo el autor a la emisora pública Deutschlandfunk, mirando en retrospectiva a esos sucesos de hace 50 años.

Alemania se negó a la llamada de EE. UU. para que participara militarmente en Vietnam. En lugar de eso, se embarcó en una misión humanitaria, enviando un barco hospital a la zona en guerra, en 1966, coordinado y equipado con personal de la Cruz Roja Alemana (DRK).

EE. UU. y Alemania, divididos por Irak

Otro golpe para la imagen de EE. UU. en Alemania se produjo en 2003. Aunque Washington, bajo la presidencia de George W. Bush, urgió al gobierno alemán a participar en la guerra contra el régimen de Saddam Hussein en Irak, el entonces ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, del partido de Los Verdes, dijo una frase legendaria: "No estoy convencido”. Las dudas sobre las razones presentadas para invadir Irak se basaron en las conclusiones del servicio de inteligencia exterior de Alemania. "De acuerdo con nuestras informaciones en ese momento, los motivos que Colin Powell había dado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no fueron fundamentados, contrariamente a su versión, y resultaron ser falsos”, dijo el entonces presidente del Servicio Federal de Inteligencia (BND), August Hanning, al diario Die Welt.

"Después de cuatro años catastróficos bajo el gobierno de Trump, teníamos una imagen muy positiva de Joe Biden", dijo a DW el historiador Stephan Bierling.
"Después de cuatro años catastróficos bajo el gobierno de Trump, teníamos una imagen muy positiva de Joe Biden", dijo a DW el historiador Stephan Bierling.Imagen: picture-alliance/AP Photo/E. Vucci

"Los errores cometidos por Estados Unidos siguen teniendo efecto en la actualidad: el conflicto entre sunitas y chiítas, el surgimiento de las organizaciones terroristas Al Qaeda y Estado Islámico, la inestabilidad política", dijo el analista de terrorismo y seguridad Rolf Tophoven, del Instituto para la Prevención de Crisis Iftus, a la emisora alemana ntv analizando los últimos 15 años. "Tampoco tendríamos el problema de los refugiados si hubiera paz en la región. Entonces la gente no tendría que huir a Europa", añadió.

Pero la situación actual tiene un carácter diferente al de aquellos eventos históricos. "La principal diferencia es, obviamente, que en Afganistán hubo soldados alemanes mientras hubo allí soldados estadounidenses”, explicó a DW el profesor Klaus Schwabe, de la Universidad Técnica de Aquisgrán (RWTH).

Golpe a las relaciones transatlánticas

Según dijo a DW el Dr. Bastian Giegerich, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, "el involucramiento directo de Alemania convirtió los sucesos recientes en algo mucho más lamentable. Es una mezcla de sensaciones, de fracaso, desilusión y humillación”.

"El caso de Kabul muestra claramente que Alemania y otras potencias europeas no tienen los medios para perseguir una estrategia independiente”, indicó.

A raíz de los acontecimientos en Afganistán se multiplican las voces que reclaman una mayor independencia militar de Alemania y de otros países europeos. "La Unión Europea debe ser capaz de actuar sin su socio estadounidense. Debemos ser capaces de asegurar la situación en un aeropuerto como el de Kabul por nosotros mismos”, dijo Laschet en la entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Cuando la administración de Biden asumió el gobierno, llamó a Alemania y a otros socios europeos a aplicar una línea más dura hacia China y Rusia, esperando movilizar a la UE para que tome una postura más fuerte en cuanto a proteger las democracias liberales.

Los sucesos recientes en Afganistán pueden haber sido contraproducentes, subraya Giegerich: "Desde el punto de vista alemán y europeo, Afganistán fue una misión que se llevó a cabo por solidaridad con EE. UU. Muchos aquí sentirán algo como ‘lo hicimos por Estados Unidos, y miren cómo terminó'”.

(cp/ers)