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Política interna alemana: una retrospectiva

21 de diciembre de 2009

Dos temas marcaron la política interna de Alemania en 2009: la crisis financiera y varias elecciones. Angela Merkel es otra vez canciller de los alemanes y la izquierda se consolida como quinta fuerza política del país.

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Carteles de Angela Merkel y Walter Steinmeier en plena campaña electoral.Imagen: AP

Fracaso socialdemócrata y repunte conservador

El año 2009 comenzó con la vuelta a la vida de una figura política. Roland Koch, de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), presidente del estado federado de Hesse, que había perdido las elecciones parlamentarias el año anterior en el Estado de Hesse y volvió al poder cuando su partido salió vencedor en elecciones anticipadas del 18 de enero, gracias a que su rival del opositor Partido Socialdemócrata (SPD), Andrea Ypsilanti, intentó aliarse con el Partido de La Izquierda y fracasó en las internas. Esto posibilitó a Koch una nueva mayoría, debida en gran parte también al incremento de un siete por ciento en los votos obtenidos por su socio de coalición, el Partido Liberal Demócrata.

“Es un gran día para Hesse, y es un comienzo a medida para Alemania”, celebraba el líder del Partido Liberal Demócrata, Guido Westerwelle, que aspiraba también a una mayoría conjunta con los cristianodemócratas en las elecciones generales de septiembre. Como contrapunto, la apertura del año electoral se iniciaba para el Partido Socialdemócrata con la amarga pérdida de cuatro de cada diez votos. “Es un voto castigo. El electorado estaba desilusionado y molesto por el curso del año pasado, por diversos motivos. Más que nada hubo abstenciones, y la participación en las elecciones fue muy baja”, dijo Franz Müntefering, jefe del SPD.

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El presidente del estado federado de Hesse, Roland Koch.Imagen: AP

El intento fallido de los socialdemócratas de formar alianza con la izquierda alemana siguió influyendo en el electorado, a pesar de que el SPD aseguró que desistía de concretarla.

Triunfo del federalismo

La Unión Cristiano Demócrata y el Partido Socialdemócrata siguieron llevando a cabo disciplinadamente sus planes de coalición, y su mayor éxito fue la segunda reforma del federalismo alemán. La Federación y los Länder habían acordado límites estrictos y vinculantes para el endeudamiento estatal. Así lo anunció en febrero el jefe de la fracción socialdemócrata, Peter Struck.

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El presidente alemán, Horst Köhler (izq.), toma juramento al nuevo ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg.Imagen: AP

Y en febrero también nacía una estrella en el firmamento político alemán: Karl-Theodor zu Guttenberg. Zu Guttenberg, diputado de la Unión Cristianosocial de Baviera, fue nombrado sorpresivamente ministro de Economía de Alemania. Mientras tanto, Alemania lidiaba con la crisis financiera internacional y era criticada por otros países por tomar medidas insuficientes. Karl-Theodor zu Guttenberg viajó a EE.UU. para mantener conversaciones, entre otros, con el ministro de Finanzas, Timothy Geithner.

Su inteligencia y su valor para expresar una opinión propia hicieron de Karl-Theodor zu Guttenberg, de 37 años, el favorito de la prensa sensacionalista, y llegó a ocupar el primer puesto de preferencia en las encuestas, dejando atrás a Angela Merkel.

Para la socialdemocracia, las cosas andaban de mal en peor. El estado de Hesse había enterrado las últimas esperanzas para las elecciones que designarían al nuevo presidente alemán, en las que la mitad de los votos proviene de los Estados Federados. El 23 de mayo, Horst Köhler ganó en primera vuelta el escrutinio y fue reelegido. Para Angela Merkel, la canciller, esto representó un factor importante en el camino hacia su reelección para un nuevo período legislativo.

Angela Merkel regresa de puntillas al poder

Dos semanas más tarde, la Unión Democristiana, el partido de Angela Merkel, sufrió una derrota en las elecciones por el Parlamento Europeo. La Unión Social Cristiana (CSU), el partido hermano de la CDU, perdió más del nueve por ciento de los votos. Y los socialdemócratas tampoco tenían motivos para festejar, ya que produjeron, con un magro 21 por ciento, el peor resultado de su historia como partido.

El candidato a canciller alemán por el SPD, Frank-Walter Steinmeier, decidió salir al ruedo con el llamado “Plan para Alemania”. De sus muchos propósitos, uno de ellos ocupó los titulares: la creación de cuatro millones de nuevos puestos de trabajo hasta 2020.

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Angela Merkel (CDU) y su rival socialdemócrata en las elecciones de septiembre de 2009, Frank-Walter Steinmeier.Imagen: AP

La afirmación sobre el pleno empleo recibió una lluvia de críticas de diversos sectores, hasta de su socio de coalición, el líder de Los Verdes, Cem Özdemir: “Nadie sabe cuánto durará la crisis económica. Nadie sabe qué efectos tendrá el freno al endeudamiento. Tenemos que sanear el presupuesto, tenemos que aumentar el gasto en educación. Por eso, hacer pronósticos a tan largo plazo es muy arriesgado”.

El mayor obstáculo de Steinmeier en su camino hacia la cancillería era que Angela Merkel, se declaraba “la canciller de todos los alemanes”, apenas reaccionaba a los ataques y se mostraba sumamente reservada. Su táctica era no polarizar y no llevar a electores insatisfechos de regreso a las filas del SPD. Así, la canciller esperaba alcanzar de puntillas una mayoría entre la CDU y el FDP, es decir, entre cristianodemócratas y liberales.

En los resultados electorales de finales de agosto, un mes antes de las elecciones generales, la CDU perdió en tres Estados: Sajonia, Turingia y Sarre. El FDP logró en Sajonia resultados que permitieron una coalición con la CDU. En otros Estados se perfilaban alianzas entre el SPD, La Izquierda y Los Verdes. “Quien no quiera que los socialistas y los comunistas tengan otra vez algo que decir, debe decidirse por una mayoría conservadora con un Partido Liberal fuerte”, dijo el líder del FDP, Guido Westerwelle.

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Franz Müntefering (izq.), del SPD y su sucesor, Sigmar Gabriel.Imagen: picture alliance/dpa



Diversidad en el panorama político alemán

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Oskar Lafontaine, (izq.), y Gregor Gysi, de La Izquierda.Imagen: AP

Cuatro semanas más tarde, sus palabras se vieron confirmadas por la realidad. “Los liberales agradecemos a los electores por el mejor resultado del FDP desde la fundación de la República Federal de Alemania”, decía el futuro vicecanciller.

Con un 14, 6 por ciento en las elecciones generales del 27 de septiembre, el FDP obtuvo casi un cinco por ciento más de sufragios que en las últimas elecciones. Por el otro lado, la CDU de Angela Merkel perdió un 1,4 de votos, con una merma del 42, 5 por ciento, provocada por la CSU.

La socialdemocracia alemana fue derrotada con un 11,2 por ciento menos en las urnas. “Al haber perdido 10 millones de votos desde 1998, perdimos la mitad de nuestro electorado, y fuimos derrotados en todas partes. A un partido que le sucede esto le falta algo: un perfil reconocible”, comentó Sigma Gabriel, el suceso de Franz Müntefering luego de la derrota. Y por ese perfil debía trabajar ahora el SPD de prisa y sin pausa.

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Renate Künast y Jürgen Trittin, de Los Verdes.Imagen: AP

Una alianza de los cristianodemócratas y los socialdemócratas se produjo en Turingia. En Sarre, se aliaron la CDU, el SPD y Los Verdes. Y también la izquierda tenía motivo para celebrar: “Estamos representados en seis parlamentos en Länder del oeste de Alemania, y obtuvimos un resultado de dos cifras luego de tan corto tiempo. El partido La Izquierda ha cambiado definitivamente el sistema político alemán. Ahora tenemos un panorama de cinco o seis partidos”, reconocía Oskar Lafontaine, líder de La Izquierda.

Y el 28 de octubre, la nueva/antigua canciller alemana, Angela Merkel, prestaba juramento por segunda vez. En tiempo récord, la CDU, la CSU y el FDP habían concluido sus negociaciones de coalición, no sin diferencias, las cuales hoy aún se hacen notar. Karl-Theodor zu Guttenberg pasó a ocupar el ministerio de Defensa y se metió en un enredo al juzgar el bombardeo devastador de tropas alemanas en Afganistán, ordenado por su antecesor. Además, el primer proyecto importante del nuevo gobierno de coalición, un paquete de reducción fiscal, amenazaba con fracasar si lo rechazaban los Estados federados. Sin embargo, el 18 de diciembre, mientras Angela Merkel luchaba por el éxito de la Conferencia sobre el Clima en Copenhague, los Länder aprobaron el proyecto. Así, el nuevo gobierno pasó su primera prueba de fuego antes de la llegada de la Navidad.

Angela Merkel mit Guido Westerwelle nach der Bundestagswahl 2009
La canciller alemana y su socio de coalición del Partido Liberal, Guido Westerwelle.Imagen: AP

Autor: Peter Stützle/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz