Rusia con un pie en la OTAN
29 de mayo de 2002La Repubblica, de Roma, subraya que el acuerdo entre la OTAN y Rusia inicia un nuevo proceso, largo y lleno de incógnitas: "La guerra fría no terminó recién en Pratica di Mare. Había acabado ya hace tiempo, cuando se disolvió el Pacto de Varsovia, en 1991. En realidad había llegado a su fin aún antes, cuando cayó el muro de Berlín, sepultando bajo sus escombros a aquel bloque ideológico, militar y económico, cuyo centro estaba en el Kremlin. Es cierto que faltaba sellar formalmente el fin de la guerra fría y se necesitaba un nuevo pacto operativo, para dotar de un marco a las relaciones entre Rusia y la OTAN. Esto se llevó a cabo y procede, en consecuencia, hablar de un paso histórico".
Redefinición de la alianza
El Financial Times, de Londres, considera que la OTAN debe redefinirse: "El acuerdo entre Rusia y la OTAN es un epílogo adecuado para los 50 años de guerra fría. Ahora Rusia tiene prácticamente un pie dentro de la Alianza Atlántica en forma permanente. El tratado contribuye también a una redefinición de la OTAN. Es necesario volver a reflexionar profundamente sobre su misión, estructura y capacidad militar. Seguir ampliando la Alianza sin una nueva definición de su razón de existir, la condenaría a la insignificancia militar y política".
Regreso a Europa
En Barcelona, La Vanguardia comenta: "El acuerdo marca el retorno de Rusia a Europa. En tiempos de los zares, Rusia pertenecía a la gran familia europea y participaba en las grandes alianzas internacionales del continente. Hoy en día, el país no se encuentra aún al mismo nivel de las democracias occidentales, aunque haya desaparecido el comunismo. El acercamiento se produjo, sobre todo, debido a la lucha mundial contra el terrorismo. Esto convirtió a Rusia en un aliado de Estados Unidos y Europa".
Justificación de existir
Este último aspecto da pie a un comentario crítico de The Guardian, de Londres: "Ahí afuera se encuentra un enemigo común- proclamó ayer el secretario general de la OTAN, George Robertson, a todas luces aliviado por el hecho de que la Alianza haya encontrado una nueva justificación de existencia. Pero la OTAN haría mejor en analizar si el "terrorismo global" realmente existe y pensar si no habría medios más inteligentes y efectivos que la modernización del arsenal de alta tecnología, para hacer frente a grupos muy disímiles de gente desesperada.