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Rusia y China: amigos sí, pero ¿aliados?

16 de septiembre de 2022

El encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Samarcanda deja en evidencia, sobre todo, que los integrantes se consideran socios, pero cada uno persigue sus propios intereses.

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Los gobernantes de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en Samarcanda.
En la Organización de Cooperación de Shanghái hay intereses comunes y otros divergentes.Imagen: picture alliance / ASSOCIATED PRESS

No debería caber duda alguna: China y Rusia son países amigos y lo seguirán siendo. Durante el encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Samarcanda, Uzbekistán, el presidente chino, Xi Jinping, calificó a su homólogo ruso, Vladimir Putin, como "viejo amigo”. Y este manifestó la esperanza de profundizar la cooperación entre Moscú y Pekín.

Pero poco se dijo en Samarcanda sobre pasos concretos en esa dirección. Putin alabó la amplia cooperación estratégica con China, habló sobre un nuevo "orden mundial multipolar” y condenó los "intentos de crear un mundo monopolar”. Responsabilizó de ello, sobre todo, a Estados Unidos y condenó sus "provocaciones” en el estrecho de Taiwán.

Pero no recibió de Xi un espaldarazo igualmente contundente al ataque ruso contra Ucrania. El gobernante de Pekín dijo que China está dispuesta a trabajar con Rusia para demostrar la responsabilidad de las grandes potencias y liderar para llevar estabilidad a un mundo de caos. No mencionó, sin embargo, la guerra de Ucrania.

"Neutralidad prorrusa"

Las palabras del presidente chino están en la línea de la política exterior seguida hasta ahora por Pekín, según Johann Fuhrmann, quien dirige en esa capital la oficina de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la democracia cristiana alemana. Recuerda, en conversación con DW, que ya el 4 de febrero, en el marco de los Juegos Olímpicos, ambos Estados emitieron un claro pronunciamiento contra una supremacía de Occidente.

"Pero la pregunta es si semejante declaración conduce a una alianza o a una asociación”, plantea. Y afirma que "el hecho de que China no aspira a una alianza se nota, por ejemplo, en que Pekín se esfuerza por no burlar las sanciones occidentales. Al mismo tiempo, China ha relevado a Alemania como mayor comprador de energía rusa. Eso es naturalmente problemático desde el punto de vista occidental”.

A su juicio, está claro que China tampoco está dispuesto a darle demasiado en el gusto a Occidente. "Se ha utilizado el concepto de ‘neutralidad prorrusa' para definir la política que ahora hemos observado también en Samarcanda”, indica.

Putin y Xi, en Pekín, en febrero de 2022.
Putin y Xi, en Pekín, en febrero de 2022.Imagen: Alexei Druzhinin/AP/picture alliance

Pero China tampoco quiere estirar demasiado la cuerda. "Debido a su invasión, Rusia se ha convertido en un paria para el G7. Y China no quiere tener nada que ver con eso”, apuntó en Twitter el politólogo Ian Bremmer, profesor de la Universidad de Nueva York.

Una región compleja

Según Fuhrmann, a Pekín también le interesa ampliar su red de relaciones con los Estados del Asia Central. "Pero hay que decir que se trata de una región llena de conflictos en muchos aspectos, cuyos países no quieren alinearse al unísono tras China y Rusia. Impera una enorme vacilación", afirma.

Solo uno busca una estrecha cercanía con Rusia: Irán. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo en Samarcanda que su país pretende neutralizar gran parte de las sanciones estadounidenses en su contra mediante la cooperación con Rusia. Y quiere ampliarla en diversos campos.

Las preocupaciones de Asia Central

Los Estados centroasiáticos de la Organización de Cooperación de Shanghái (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán) siguen en cambio una política diferente, según la politóloga Andrea Schmitz, de la Fundación Ciencia y Política, de Berlín. Estos países "ya tienen relaciones muy firmes con Pekín. China es, entretanto, el mayor inversionista y acreedor de Asia Central”, explica. Pero agrega que la cooperación ha sido asimétrica, en parte rayana en la dependencia. "Eso, naturalmente, no corresponde al interés de los Estados centroasiáticos”, dice, haciendo notar que estos tampoco quieren pasar a depender de la otra potencia regional. En cambio, desean diversificar pragmáticamente sus relaciones exteriores y vínculos comerciales.

Similar es la apreciación de Fuhrmann. Estima que los países centroasiáticos quieren permanecer, en lo posible, neutrales ante China y Rusia, y también ante Occidente. "Pero, debido a la guerra de Ucrania, naturalmente crece la presión para que tomen partido”.

(ers/ms)