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Sarkozy presidente: ¿un socio incómodo para Alemania?

José Ospina Valencia6 de mayo de 2007

Las relaciones entre Alemania y Francia cambiarán de color y tonalidad. Aunque en algo coinciden, en puntos sensibles los separan abismos. Se acabaron los galantes besos parisinos para Angela Merkel.

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Júbilo y lágrimas en Francia tras victoria de Sarkozy y derrota de Royal.Imagen: AP

El conservador Nicolás Sarkozy es el claro ganador de las elecciones presidenciales de Francia. Un cómputo de los resultados de cuatro institutos demoscópicos que evaluaron la votación, permite deducir que el antiguo ministro francés del Interior, obtuvo alrededor del 53% de los votos. Unos 3 millones más que la política socialista. Su contrincante Ségolène Royal recogió, según los mismos datos, el apoyo del 47% de los sufragantes.

Aunque los resultados oficiales apenas se conocerán este lunes, los seguidores de Sarkozy salieron a festejar la victoria conservadora que sólo fue posible con la suma de los votos de la ultraderecha y el neoliberalismo franceses.

Amor de presidente recién elegido

“Seré presidente de todos los franceses”, declaró el designado mandatario en su primera alocución como ganador, durante la cual expresó también “respeto” por la perdedora Royal. “Francia ha regresado a Europa”, agregó además el político que en un súbito alarde de ecologismo lanzó su primer llamado internacional a Estados Unidos para que colabore más en la protección del Medio Ambiente.

“Un presidente tiene que amar a todos los franceses”, declaró patéticamente Sarkozy para pasar a prometer que “recuperará la autoridad y el orden en Francia”.

Royal: ¡Nos vemos en las parlamentarias de junio!

Tras reconocer la derrota y felicitar al sonriente vencedor, Royal no desaprovechó la oportunidad para motivar a sus seguidores para las muy próximas elecciones parlamentarias en junio: “Permanezcan movilizados. No perdamos la energía de este inmenso movimiento popular. Yo sigo con Ustedes”, exclamó la única mujer en Francia que ha llegado a disputar la candidatura a la presidencia.

¿Empieza, de verdad, una “nueva era”?

En Berlín, entretanto, crecen las expectativas sobre cómo actuará Sarkozy ante su socio político y comercial más importante: Alemania. A pesar de encontrar en la canciller Angela Merkel, otra conservadora de corte modernista, se teme que las relaciones vayan a estar cargadas de conflictos bilaterales y a nivel europeo. Seguro es, en todo caso, que Sarkozy no tiene los finos modales de Chirac. Ningún francés volverá a besar a Angela Merkel, por lo menos, ningún presidente de la magna República gala.

Con Angela Merkel, como canciller de Alemania, y Nicolás Sarkozy, como presidente de Francia, se abre una nueva época en las relaciones bilaterales consideradas bajo Schröder y Jacques Chirac como “eje de Europa”. “Una Unión Europea de 27 miembros no puede ser movida por un solo motor”, dijo al respecto Sarkozy que quiere ver la nueva máquina compuesta por los seis más importantes países de la región.

¿Sarkozy, el anti alemán?

Preocupación surge en Alemania desde cuando Sarkozy osó expresar que “Francia no inventó el Holocausto”, como lo dijera en Nizza en marzo de este año. Una frase que llevó a la ex ministra socialista francesa, Elisabeth Guigou, a hablar de “negación (por parte de Sarkozy) de la reconciliación franco-alemana forjada por los jefes de Estado de ambas naciones a lo largo de medio siglo”.

Sea como sea, Angela Merkel ya había dicho en enero que prefería a Sarkozy y no a Royal. “Nos conocemos lo más de bien y pertenecemos a la misma familia política”, le dijo Merkel en esa ocasión al diario parisino Le Monde.

Sarkozy - Unión Europea: el menos malo

¿Qué promete el nuevo presidente francés a favor de Europa? - Según sus palabras, él desea una “solución al actual bloqueo (de hecho) de la reforma” a la Unión Europea. Para desgracia de Berlín, Sarkozy es partidario sólo de una reforma light que no debe llevar el nombre de “Constitución”. Detrás de esta propuesta se esconde un truco de seguridad: una reforma de poca envergadura sólo necesita la aprobación del parlamento galo.

Es imposible ocultar que las intenciones europeas de Royal habían cundido el pánico en Berlín: la simpática, pero derrotada política, le había prometido a los franceses un nuevo referendo sobre Europa. Su idea empero, de elegir por voto popular al presidente y ministro de Exteriores de la UE, cosechó alabanzas en Alemania, España y Gran Bretaña.

Sarkozy y Merkel: más cerca de lo pensado

Para Merkel las cargas se alivianan a nivel internacional, toda vez que Sarkozy es un partidario del acercamiento a Washington. Una línea que Merkel siempre ha defendido y practicado.

En cuanto a Rusia, por otro lado, Nicolás Sarkozy, enfatizará más en el respeto a los Derechos Humanos. Un asunto apenas mencionado por Chirac. Esa es, por lo menos, su promesa. En la cuestión turca Sarkozy y Merkel irán, prácticamente, de la mano. Eso hace pensar su rechazo, y el de la mayoría de los franceses, a que un país islamista sea parte de la Unión Europea. Merkel lo ha expresado más diplomáticamente proponiéndole a Turquía “una sociedad privilegiada”.

Industria, finanzas y comercio son dinamita potencial

Cielo y tierra, por su lado, parecen separar a Merkel y Sarkozy en los sectores más sensibles de las políticas industrial, financiera y comercial. El designado presidente encarna una especie de singular híbrido entre funcionario sindical y capataz de la industria francesa. Mientras en Inglaterra, Alemania e incluso España, se han llevado a cabo grandes reformas que han reducido el paternalismo estatal, Sarkozy pretende ponerse al frente de una acción estatal en defensa de la industria nacional.

¿Es su progresismo económico sólo antifaz?, se preguntan, por ello, observadores económicos tras conocer su victoria.

Pero Sarkozy no parece haber sido nunca fácil comprender. Ni siquiera para sus más cercanos. ¡Con tus notas escolares no tendrás nunca éxito en Francia!, le dijeron alguna vez sus padres, inmigrantes provenientes de Hungría. Hoy, el conservador Nicolás Sarkozy, es el designado nuevo presidente de Francia.