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Histórica quiebra

25 de marzo de 2012

La cadena de droguerías alemana Schlecker cerró 2.200 tiendas este 24 de marzo. Está por verse si se crearán o no sociedades de transferencia para acoger a sus 11.000 trabajadores y protegerlos del inminente desempleo.

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Imagen: dapd

Este sábado (24.3.2012) fue la última jornada para miles de trabajadores de la cadena de droguerías alemana Schlecker, el imperio familiar que, tras años de expansión –Schlecker tiene tiendas en Austria, España, Francia, Italia, Polonia, Portugal y la República Checa–, acaba de cerrar 2.200 sucursales en territorio germano. 11.000 empleados serán despedidos el 28 de marzo si hasta entonces no se aprueba la creación de sociedades de transferencia, entidades que les permitirían ganar tiempo y buscar un nuevo puesto de trabajo.  

Una sociedad de transferencia (Transfergesellschaft, en alemán) tiene como fin rescatar del desempleo inminente al personal de firmas como Schlecker; ésta hizo pública su insolvencia el 20 de enero y acaba de solicitar que se le declare en quiebra. Estas instancias tienen una existencia limitada porque su objetivo no es ofrecerle trabajo estable a las personas amenazadas por la bancarrota de sus empleadores; en cooperación con la Agencia Federal para el Trabajo, éstas sólo contribuyen a que otras empresas los absorban.

Rescate contrarreloj

El ministro alemán de Economía y presidente del Partido Liberal (FDP), Philipp Rösler, rechazó de plano la propuesta de que el Gobierno central actúe como fiador frente al Instituto de Crédito para la Reconstrucción –el banco estatal para el estímulo del desarrollo, con sede en Fráncfort del Meno– con miras a que éste libere los 71 millones de euros necesarios para crear esas sociedades de transferencia. El jueves pasado (22.3.2012), los representantes de varios Estados federados pidieron posponer la decisión en torno a las Transfergesellschaften.

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Philipp Rösler, ministro alemán de Economía y presidente del Partido Liberal (FDP).Imagen: Picture-Alliance/dpa

Alegando que la de Schlecker es “una de las quiebras más grandes en la historia nacional”, el socialdemócrata Nils Schmid, ministro de Economía de Baden-Wurtemberg –el Estado alemán en donde Schlecker tiene sus raíces–, instó a sus homólogos en otras regiones a avalar el financiamiento de las sociedades de transferencia. Schmid aseguró que, tan pronto se comprometan a respaldar esta moción, Baden-Wurtemberg concederá un anticipo. Pero, hasta este domingo (25.3.2012), no hubo novedades en ese frente.

También la ministra alemana del Trabajo, la democristiana Ursula von der Leyen, ejerció presión sobre los Estados federados para que ayudaran a las 11.000 personas que están en la cuerda floja. “Aquí no se trata de auxiliar a una empresa en apuros, sino de no dejar caer a estos trabajadores”, dijo von der Leyen en entrevista con la edición online del diario alemán Die Welt, y agregó: “El Instituto de Crédito para la Reconstrucción está dispuesto a ofrecer un préstamo, si los Estados federados aceptan actuar como fiadores”.

La creación de Transfergesellschaften ha sido criticada en algunos Gobiernos regionales. El ministro de Economía de Baja Sajonia, el liberal Jörg Bode, argumentó que estas instituciones serían instrumentalizadas para la reestructuración de la empresa Schlecker en lugar de ayudar a los trabajadores. Sajonia-Anhalt, liderada por Reiner Haselhoff, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dejó saber que su involucramiento en esta estrategia era improbable, pese a todos los beneficios que se le atribuyen.

Sociedades de transferencia, en la balanza

Schmid no se desanima frente a esta oposición; a sus ojos, las ventajas de fundar las sociedades de transferencia son “indiscutibles”. Según el ministro de Economía de Baden-Wurtemberg, se ha comprobado que el personal que sólo trabaja media jornada en tiendas pequeñas de la provincia no suele conseguir empleo en los comercios fácilmente. Para él, una sociedad de transferencia concebida a la medida de la región en donde opera debería funcionar, capacitando a los trabajadores en cuestión para que consigan nuevos puestos.

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La democristiana Ursula von der Leyen, ministra alemana del Trabajo.Imagen: dapd

“La cuota de éxito de las Transfergesellschaften oscila entre el 40 y el 50 por ciento. Y, en áreas de trabajo especializado, esa cuota puede ascender al 80 por ciento”, señaló Mirko Geiger, jefe del sindicato de la industria metalúrgica alemana en Heidelberg, refiriéndose a cómo los cursos de calificación ofrecidos a los empleados de una empresa quebrada pueden mejorar notablemente sus oportunidades en el mercado laboral local. ¿Se atreverá Baden-Wurtemberg a apoyar esta iniciativa sin el respaldo de los otros Estados federados?

Eso está por verse. Mientras tanto, los testimonios de trabajadores de Schlecker saturan los medios germanos. Son ellos los que cruzan los dedos con más fuerza para que se creen las Transfergesellschaften; eso les permitiría recibir entre el 60 y el 67 por ciento de sus sueldos, por un año, de manos de la Agencia Federal para el Trabajo. 650 colegas de Ihr Platz, otra cadena de droguerías del grupo Schlecker que fue declarada insolvente, respiran aliviados desde que la empresa se comprometió a crear una sociedad de transferencia con sus propios fondos.

Schlecker dominaba el ámbito de las droguerías de Alemania hasta hace algunos años, cuando firmas competidoras como Rossmann y dm la destronaron. Los portavoces de Schlecker han dicho que, con la quiebra controlada y el cierre de filiales, sus dueños buscan proteger a una parte de su planta de trabajadores –30.000 en Alemania, 17.000 en el extranjero– y mantener abiertas la mayor cantidad de tiendas posibles.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl