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¿Se atreverán a intervenir países del ALBA en Honduras?

29 de junio de 2009

Mientras los organismos internacionales buscan resolver la crisis institucional hondureña apegándose al Estado de Derecho, algunos gobiernos latinoamericanos ven en la intervención armada una salida válida.

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Soldado hondureño resguarda palacio presidencial en Tegucigalpa.Imagen: AP

En los foros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la comunidad internacional busca una salida pacífica y apegada al Estado de Derecho para la crisis institucional hondureña. Mientras tanto, en el país centroamericano se viven horas de tensa calma e incertidumbre.

Parlamentarios oficialistas y opositores por igual insisten en que no hubo un golpe de Estado en contra del Presidente Manuel “Mel” Zelaya sino una “sustitución constitucional”; pero los tanques siguen transitando las calles de Tegucigalpa y esa no es precisamente una señal de normalidad. Desde su exilio obligado, Zelaya insta al pueblo hondureño a manifestar pacíficamente en contra del golpe, pero el gobierno interino ha decretado el toque de queda. Y aunque la atención internacional puede darles la impresión de que no se les ha dejado solos, la posibilidad de que una intervención externa pudiera convertir esta crisis en un conflicto armado de escala continental preocupa a más de un hondureño.

Honduras / Putsch / Präsidentenpalast
Soldados rodean el palacio presidencial en Tegucigalpa.Imagen: AP

El miedo a una intervención armada

El domingo 28 de junio, una vez consumado el golpe en contra del Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, Estados Unidos se apresuró en condenar la acción perpetrada por el estamento militar; la Unión Europea exhortó a las otras instituciones estatales involucradas en la destitución de Zelaya a que resolvieran este conflicto interno de poderes apegándose al orden democrático; y varias naciones latinoamericanas –pertenecientes a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)– anunciaron con inquietante tono que harían todo lo posible para ayudar a Zelaya a reasumir el control de su país.

La ubicación geográfica de Nicaragua facilitaría una intervención armada en términos logísticos y el primer mandatario venezolano, Hugo Chávez, ha advertido que no le temblaría el pulso a la hora de apoyar a los partidarios de Zelaya militarmente. Sin embargo, el Dr. Günther Maihold, Subdirector del Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad, desestima esas amenazas por improbables: “Yo no creo que esa sea una opción real. Además, de Hugo Chávez sabemos que pone en alerta a las Fuerzas Armadas venezolanas por cualquier razón”.

Un reto para la OEA

“A mí me sorprendió que la Fuerza Armada hondureña haya dado este golpe, pero más me sorprendería que otro país latinoamericano enviara tropas a Honduras con el argumento de restaurar el orden democrático”, sostiene Peter Peetz, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos del German Institute of Global and Area Studies (GIGA) en Hamburgo, y conocedor del desarrollo político centroamericano. “El Salvador también tiene a un Presidente de izquierda y moderado; espero que eso estimule la búsqueda de compromisos y el rechazo de una confrontación militar que ninguno de los vecinos de Honduras desearía”.

Putsch Honduras
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, en una reunión de emergencia del ALBA en Managua.Imagen: AP

En la OEA se está debatiendo para hallar una solución a esta crisis acorde con los principios de su Carta Democrática Interamericana; pero está por verse si este cuerpo internacional realmente puede ser un mediador efectivo en el marco del conflicto hondureño. “La OEA puede ser un árbitro exitoso siempre y cuando la posición de los Estados Unidos sea clara”, comenta Maihold. “Es posible que la delegación estadounidense esté pidiendo a la OEA en este momento que aplique medidas para suspender a Honduras de sus funciones en el seno de la organización”.

El peso de los Estados Unidos

“La influencia de los Estados Unidos en Honduras es de por sí bastante grande; los militares que actualmente ocupan posiciones de mando en Honduras fueron formados en cooperación con las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, por ejemplo. Entonces, si los miembros más fuertes en el seno de la OEA –Estados Unidos y Venezuela– se las arreglan para asumir una línea de acción conjunta, la organización podría tener mayor peso como interlocutor en el conflicto hondureño”, añade Peetz, algo extrañado por la falta de eco y cobertura que los sucesos de la nación centroamericana han tenido en los medios alemanes y europeos.

“La poca atención que reciben no está justificada. Después de todo, a Honduras se le condonó gran parte de su deuda y es mucho el dinero que fluye de Alemania hacia ese país como parte de cooperaciones y proyectos bilaterales para estimular el desarrollo en la región”, explica el investigador del GIGA.

La presión europea

Maihold está convencido de que, bajo otras circunstancias, Alemania y la Unión Europea estarían en capacidad de ejercer presión diplomática –y quizás hasta económica– para que las partes en discordia resolvieran sus diferencias y reinstauraran el orden constitucional en Honduras; pero insiste en que, actualmente, es el Gobierno de Barack Obama el que tiene las herramientas más efectivas para propiciar cambios considerables en el país centroamericano.

Roberto Micheletti / Honduras
Roberto Micheletti el 28 de junio 2009.Imagen: AP

“Alemania y Europa podrían suspender la cooperación para el desarrollo que sostienen con Honduras, enfriar sus relaciones diplomáticas con ella o aplicar algún otro tipo de sanción para aislarla, pero todo eso tendría efectos muy limitados que no se sentirían a corto plazo”, argumenta Maihold. “Las elecciones generales están pautadas para noviembre de 2009 y cualquier ‘gobierno de transición' estaría en capacidad de aguantar seis meses o un poco más hasta que el nuevo Presidente, democráticamente elegido, asuma su cargo”, añade Maihold y aclara: “cuando digo ‘gobierno de transición' me refiero al Gobierno de Roberto Micheletti, quien fue elegido el domingo 28 de junio como Presidente interino”.

El improbable retorno de Zelaya

“La mayoría de las medidas que los países y organismos internacionales tomarán para responder a la crisis en Honduras se van a manifestar en iniciativas de supervisión o vigilancia que propicien el retorno de las Fuerzas Armadas hondureñas a funciones de subordinación frente al las instancias civiles”, dice Maihold.

Honduras / Putsch / Manuel Zelaya
El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, habla por teléfono desde Costa Rica.Imagen: AP

“¿Están las élites políticas e institucionales hondureñas dispuestas a instaurar a Zelaya nuevamente en su cargo?”, pregunta Maihold con talante retórico. “A la distancia, tengo la impresión de que las posiciones del Parlamento, de la Corte Suprema de Justicia, de las Fuerzas Armadas y hasta de la Iglesia Católica en Honduras están alineadas. Es improbable que estas instituciones acepten volver al status quo previo, permitan que Zelaya asuma el poder de nuevo y actúen como si no hubiera pasado nada”, contesta él mismo.

“Es posible que el gobierno de transición en Honduras llegue a un acuerdo con los organismos internacionales y adelante las elecciones generales, pero no puedo imaginarme a Manuel Zelaya sentándose en la silla de mando la semana que viene”, cierra el Subdirector del Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editor: Claudia Herrera Pahl