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Se deben buscar alianzas para frenar a los yihadistas

Loay Mudhoon (CP)23 de junio de 2014

El avance de la organización terrorista ISIS/ EIIS en Irak sacude las fronteras en Cercano Oriente. Occidente debe controlar el caos que amenaza a los países de la región de manera pragmática, opina Loay Mudhoon.

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Imagen: picture-alliance/abaca

Sin duda, el sorpresivo avance de la milicia radical sunita ISIS/EIIS en Irak plantea un nuevo escenario en Cercano Oriente. El grupo de anacrónicos yihadistas de la Edad de Piedra obtuvo en muy pocos días el control de grandes territorios en el oeste de Irak sin que nadie opusiera verdadera resistencia. Entre ellos está Mosul, la segunda mayor ciudad iraquí, con varios millones de habitantes.

Entretanto, los combatientes del ISIS/EIIS cuentan con bases estables en el oeste de Irak, de mayoría sunita, y controlan amplias zonas en el este, a lo largo del Éufrates. Además, han logrado, evidentemente, conquistar un importante paso fronterizo hacia Siria, con lo cual la frontera entre ambos países, en los cuales los yihadistas planean erigir un califato, ya ha dejado de existir.

¿Representa el derrumbe paulatino del Estado en Irak –y también en Siria- el fin del orden derivado del acuerdo Sykes-Picot, como afirman algunos observadores y expertos en Oriente Medio? De ser así, ¿qué seguirá a ese orden “post-otomano”? El sistema estatal actual en Cercano y Medio Oriente se originó a partir del acuerdo acerca de las fronteras que aún hoy demarcan la geografía política de la región, firmado por los negociadores Mark Sykes, de Gran Bretaña, y François Georges Picot, de Francia, en 1916. Como consecuencia de ese acuerdo y de otros tratados firmados después del fin de la II Guerra Mundial, surgieron los actuales países entre el Mar Mediterráneo y el Tigris.

Loay Mudhoon, de Deutsche Welle.
Loay Mudhoon, de Deutsche Welle.Imagen: DW

Estados frágiles

Es un hecho que la marcha de las milicias del ISIS/EIIS en Irak es una amenaza terrorista para toda la región, pero al analizar detalladamente este fenómeno se ve claramente que el desarrollo es solo el síntoma de un problema mucho más profundo. La fragilidad de los sistemas políticos es el principal mal. En especial la “primavera árabe”, hace tres años, demostró la gran debilidad de los países árabes postcoloniales, sobre todo Libia y Siria.

Antes, la incompetencia del gobierno de Bush sumió a Irak varias veces en el caos debido a una serie de errores estratégicos sin precedentes. Sobre todo el apoyo estadounidense a Nuri Al Maliki resultó ser un error capital. Debido a su política basada en el sectarismo, el primer ministro chiita es el principal responsable del alejamiento de los sunitas y los kurdos, y, con ello, de la disolución del Irak post-Saddam. Su política discriminatoria sentó las bases del ascenso de ISIS/EIIS y de otras agrupaciones yihadistas.

Se necesitan alianzas pragmáticas

Estos conflictos se suman a la lucha por el poder ya existente entre Irán y Arabia Saudita, una disputa por la hegemonía que aviva la antigua enemistad entre sunitas y chiitas y la instrumentaliza para fines políticos, y a través de la cual se impide el paso a un enfoque realista que aporte una solución al problema.

Tras la debacle en Siria, y para poder mantener bajo control el peligro que representa ISIS/EIIS en toda la región se necesitan alianzas pragmáticas. Al menos los gobiernos de Teherán y Riad parecen haber reconocido que los yihadistas, que actúan sin ningún tipo de miramientos, son un riesgo incalculable para ambos países, una amenaza que va en aumento debido al derrumbe paulatino de los Estados de la región.

Dado que Occidente, debilitado momentáneamente por otras crisis, no puede actuar como fuerza externa para imponer el orden, depende de la ayuda de los gobiernos regionales. Los estadounidenses deberían aprovechar las comunicaciones telefónicas directas con el presidente iraní, Rohani, y con el rey saudí Abdula para formar en Irak un gobierno de unidad nacional, naturalmente sin Nuri Al Mailiki. En el mejor de los casos, ese sería tal vez el primer paso para iniciar una nueva cooperación en Cercano Oriente. Con los yihadistas, es seguro que no se podrá formar un Estado. Pero aún es demasiado temprano como para hablar de la disolución de las estructuras estatales en Cercano Oriente.

Autor: Loay Mudhoon (CP)
Editor: Enrique López