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Seis claves sobre el reto berlinés de Dudamel

María Santacecilia (ER)30 de octubre de 2015

Las críticas a Gustavo Dudamel por guardar silencio sobre Venezuela no cesan. Ahora el director está en Berlín, donde se ha medido con otras batutas de primer orden y dirigirá "Las bodas de Fígaro", de Mozart.

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Imagen: Richard Reinsdorf

1. En Berlín se ha medido con otras dos batutas de primer orden mundial en la conmemoración de los 100 años del estreno de la Sinfonía Alpina, de Richard Strauss: Christian Thielemann y Andris Nelsons. Thielemann lo hizo con la Staatskapelle de Dresde, Nelsons con la Filarmónica de Berlín y Gustavo Dudamel el pasado lunes (26.10.2015) con la Staatskapelle de Berlín. “Cumbre alpina” denomina el Tagespiegel la celebración de la obra por parte de tres de las batutas más importantes del mundo. El propio Richard Strauss dirigió este poema sinfónico por primera vez el 28 de octubre de 1915 sobre el escenario de la antigua Berliner Philharmonie. Dos días después, se estrenó en Dresde.

2. Dudamel no sale del todo bien parado de su versión de la obra de Strauss. El Tagespiegel reconoce al venezolano como “experimentado escalador, conocedor de los parajes más bellos” de la Sinfonía Alpina, pero “Dudamel afronta deportivamente la tarea, sin buscar caminos narrativos paralelos o significados más profundos.” Der Freitag destaca su visión del fragmento de la tormenta, pero señala la gran diferencia que supuso la (mucho mejor) versión de Thielemann. Por su parte, el diario Berliner Morgenpost opina que Dudamel alcanza en la tormenta alpina el punto culminante de la velada: “Llevó a la orquesta sin rodeos hasta la cumbre, sin perder tiempo en el recorrido.”

3. Los nombres de Dudamel, Thielemann y Nelsons sonaron insistentemente el pasado mes de mayo como posibles sucesores de Simon Rattle al frente de la Filarmónica de Berlín a partir de 2018. Finalmente será el menos carismático, aunque extraordinario músico, Kirill Petrenko, quien se haga cargo de la mítica formación en 2019. Dudamel es aún joven (34) y está comprometido con la Filarmónica de Los Ángeles hasta 2022. El tiempo juega a su favor y será probablemente firme candidato a la dirección de los filarmónicos en el futuro.

4. ¿Podría su pasiva posición política hacia Venezuela suponer un obstáculo en su brillante carrera musical? No parece posible. La trayectoria de Dudamel es muy sólida y los directores de orquesta tienen la suerte de disfrutar de una carrera muy larga. Con su silencio, Dudamel protege “El Sistema” de orquestas de Venezuela, cuya historia se remonta a mucho antes de la llegada del chavismo, al que probablemente trascenderá.

5. El pasado 29 de septiembre, Los Angeles Times publicaba un artículo de opinión firmado por el propio Dudamel titulado “Por qué guardo silencio sobre la política venezolana”. El director reconoce las críticas que ha sufrido por no pronunciarse públicamente sobre lo que acontece en su país y reconoce que una actividad como la suya puede tener ramificaciones políticas. El director asegura trabajar "por la paz, la justicia y la igualdad de oportunidades". Sin embargo, dice no querer exponer “El Sistema” de orquestas dando públicamente su opinión. ¿Respetable? Sus detractores opinan que no.

6. Así las cosas, Dudamel llega a Berlín. No ha concedido entrevistas. La Sinfonía Alpina fue el inicio de su estancia, pero el plato fuerte será la dirección de la ópera Las bodas de Fígaro, de W.A. Mozart, en el Teatro Schiller de Berlín, donde se aloja actualmente la Staatsoper de la capital, a cuyo frente está su amigo Daniel Barenboim. Las citas serán el 7, 9, 11, 13 y 15 de noviembre. Dudamel no es considerado un director de foso, pero tiene experiencia con Las bodas de Fígaro, que abordó en Los Angeles en 2013. Por cierto, Lorenzo da Ponte, el libretista de la ópera, y el propio Mozart trabajaron en su día para disimular las alusiones políticas y sociales de la pieza teatral original de Beaumarchais en la que se basa. De lo contrario, el emperador José II de Habsburgo no hubiera dado permiso para su estreno, ya que denuncia los privilegios de la nobleza en los años anteriores a la Revolución francesa: silencio político a cambio de una obra maestra para la historia.