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Senado brasileño aprueba polémica reforma laboral de Temer

12 de julio de 2017

El proyecto de ley es rechazado por los sindicatos, mientras que cuenta con el apoyo del empresariado, quienes alegan que la reforma reduciría las trabas burocráticas y reactivaría la economía.

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Brasilien Nationalkongress in Brasilia | Eunicio Oliveira
Imagen: picture alliance/AP Photo/E. Peres

El Senado brasileño aprobó este martes (11.07.2017) el texto base de una controversial reforma laboral propuesta por el Gobierno del presidente, Michel Temer, que busca flexibilizar las leyes laborales. Los senadores votaron 50 contra 26 a favor de la ley, que recortaría el poder de los sindicatos y reducirá costos para los empleadores, entre otras medidas.

Tres modificaciones específicas a la iniciativa original deberán ser votadas por separado. En caso de que las enmiendas se aprueben, la ley tendría que volver a la Cámara de Diputados antes de que Temer pueda firmarla.

La votación de este martes en el Senado estuvo precedida por tensiones y algunos tumultos entre los parlamentarios, que dejaron incluso a oscuras el hemiciclo luego de que un grupo de opositoras ocupara la mesa del líder de la Cámara y apagara las luces para impedir la votación. La protesta fue encabezada por las senadoras Gleisi Hoffmann y Fátima Bezerra, ambas del opositor Partido de los Trabajadores (PT)

Uno de los puntos más polémicos de la reforma laboral plantea que "lo acordado valga por encima de lo legislado", lo cual dará valor legal a los convenios pactados entre trabajadores y empleadores, aún cuando no se ajusten totalmente a las normativas en vigor.

Eso, según el Gobierno, permitirá que las vacaciones anuales sean divididas hasta en tres veces, que se pueda negociar la jornada de trabajo y otros acuerdos, siempre y cuando sean fruto de convenios colectivos y no violen principios laborales fundamentales recogidos en la Constitución.

De igual manera, el proyecto también acaba con la llamada "contribución sindical obligatoria", conocida también como "impuesto sindical", la cual impone que a los empleados se les descuente un día de trabajo anual para destinarlo al gremio en que están afiliados. La ley también regularía el trabajo desde casa y la posibilidad de negociar hasta el horario de almuerzo.

El proyecto de reforma laboral es rechazado por sindicatos y cuenta con el apoyo del empresariado. La oposición de los gremios obreros a esta y otras reformas que ha propuesto el Gobierno de Temer, como la de jubilaciones y pensiones, se expresó en los últimos meses con dos huelgas generales, pero que no tuvieron una adhesión masiva de los trabajadores.

Por su parte, las élites empresariales apoyan el programa de ajustes, porque lo consideran necesario para reducir trabas burocráticas y para reactivar la producción en la primera economía de América Latina.

JCG (EFE, dpa)