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Sin rumbo migratorio en México

Aitor Sáez
28 de diciembre de 2019

Las devoluciones masivas por parte de Estados Unidos para esperar asilo en México y la dilatación de los plazos forman un preocupante embudo en la frontera norte que ha puesto en riesgo a los migrantes.

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Mexiko | Flüchtlingscamp in Matamoros
Migrantes en el campo de refugiados de Matamoros, MéxicoImagen: picture-alliance/dpa/AP Photo/E. Gay

Hace un año miles de migrantes dormían a la intemperie en Tijuana bajo el frío de unas Navidades que esperaban pasar en Estados Unidos pero que, en cambio, terminaron en el extremo noroeste de México. Así, en la ciudad fronteriza con San Diego, se diluyó la llamada "caravana migrante" que durante más de un mes puso en primera plana el fenómeno migratorio centroamericano.

"La caravana no fue ninguna oleada ni tsunami de migrantes, las cifras de 20.000 personas representan el flujo habitual que cruzaba México en uno o dos meses, lo único que aquella vez fue organizado. La caravana solo fue un punto de inflexión porque sacó de las sombras a los migrantes. Por un lado sirvió para visibilizar esa problemática, pero por el otro dio a Trump la imagen de avalancha que buscaba para justificar su política antimigratoria", señaló a DW la profesora de la Universidad Latinoamericana, Mariana Zaragoza.

 A comienzos de año, Washington implementó los Protocolos de Protección a Migrantes (PPM), con el cual busca que migrantes permanezcan en México durante la tramitación de su solicitud de asilo estadounidense. Como consecuencia, durante el proceso, los plazos se han ido dilatando de una semana a más de medio año.

La presión del presidente Donald Trump culminó con la amenaza en junio de aplicar aranceles a los productos del vecino del sur si el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no frenaba la llegada de migrantes. El ejecutivo mexicano recrudeció su política migratoria con la triplicación de las detenciones de extranjeros en la primera mitad del año.

Sin una clara política migratoria

Hoy, al menos un millar de migrantes duermen medio a la intemperie frente al puente fronterizo de Matamoros, en el extremo noreste de México. En total hay unos 57.000 migrantes en toda la frontera norte, según estimaciones oficiales, aunque las cifras podrían ser muy superiores, pues los extranjeros se ven cada vez más presionados a permanecer en la clandestinidad debido al temor a ser detenidos o devueltos a Tapachula (frontera de México con Guatemala) para esperar allí su trámite de asilo norteamericano, la última polémica medida del Gobierno de AMLO para aliviar la saturación en las ciudades norteñas.

"Esa devolución al punto cero de su camino por México contraviene los derechos humanos y la propia reglamentación migratoria mexicana. Es inmoral además para los migrantes obligarles a realizar de nuevo todo el camino. El Gobierno está tomando medidas improvisadas, sin una política migratoria integral", aseguró a DW el investigador del Colegio Frontera Norte, Xavier Oliveras, quien ha notado que "esos obstáculos impuestos por EE. UU. y México han disuadido en parte la llegada de migrantes", aunque matiza que las personas devueltas o negadas del asilo "en su mayoría no retornan voluntariamente a su país de origen".

Entre enero y octubre de este año se ha registrado la devolución de 217.981 personas del Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala), lo que supone un incremento del 32 por ciento de las deportaciones a estos países respecto al mismo periodo del pasado año: un aumento del 21 por ciento provenientes de Estados Unidos, y un 42 por ciento desde México.

México: Matamoros, los migrantes olvidados

Entre mayo y agosto, México redujo un 56 por ciento la llegada de migrantes a la frontera norte, según datos oficiales. En noviembre fueron detenidos en esa frontera 42.649 migrantes, un 30 por ciento menos que el mismo mes del pasado año. La "cacería" de migrantes con el despliegue de 25.000 efectivos de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera norte y sobre todo sur cumplió las expectativas del inquilino de la Casa Blanca, pero desbordó la capacidad de las autoridades mexicanas.

La política migratoria pone en riesgo a los migrantes

Numerosas oenegés han denunciado las condiciones inhumanas y de vulneración de derechos humanos en la estación migratoria Siglo XIX, en Chiapas, debido al hacinamiento en la mayor cárcel para migrantes de Latinoamérica. Además, se han reiterado las críticas por las prácticas de aprehensión contra migrantes por parte del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional.

Asimismo, "debido al endurecimiento de las políticas migratorias de EE. UU., los solicitantes (de asilo) deben esperar por mayores periodos de tiempo en ciudades fronterizas inseguras, las más peligrosas del país, desprotegidas, sin suficiente información y sin apoyo institucional", indicó a DW Silvia Garduño, portavoz de la agencia de la ONU para refugiados (Acnur) en México, ante la creciente vulnerabilidad y violencia a la que se enfrentan.

De los 2.300 migrantes que atendió Médicos Sin Fronteras (MSF) solo en Matamoros en el último año, cerca de la mitad han sufrido algún tipo de violencia en el camino y un 12 por ciento fueron víctimas de secuestro. "La devolución masiva ha incrementado los riesgos, la violencia sexual contra las mujeres y el secuestro se está volviendo una práctica sistematizada en las ciudades norteñas, como un negocio ante la desprotección de las autoridades", indicó a DW Anayeli Flores, la responsable social de MSF en ese punto. Cada vez son más abundantes las quejas de migrantes por la extorsión que sufren en estas ciudades fronterizas tanto por parte del crimen organizado como de las autoridades migratorias.

(few)

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