Siria: la violencia se expande
10 de febrero de 2012
Por lo menos veinticinco personas perdieron la vida y doscientas resultaron heridas tras la detonación de dos artefactos explosivos de alta potencia en dos instalaciones de las fuerzas de seguridad del Estado sirio, ubicadas en la ciudad de Alepo, al norte del país asiático, este viernes (10.2.2012). Los sucesos no han sido confirmados por fuentes imparciales: la televisión estatal describió el incidente como la obra de terroristas suicidas, aludiendo a los opositores del Gobierno sirio; pero un grupo integrado por desertores de las Fuerzas Armadas nacionales aseguró que no estaban relacionados con los estallidos.
“Ni siquiera tenemos el tipo de explosivos que se precisa para un ataque como ese. Sólo disponemos de armas automáticas y lanzagranadas”, señaló el coronel Riad al Assad, comandante del Ejército Libre de Siria (ELS), agregando que hubo un enfrentamiento entre tropas del Gobierno y opositores en ese mismo lugar. De los grupos armados que han abandonado las tropas regulares, el ELS es uno de los dos más importantes. Otros opositores del presidente Bashar al Assad describieron los ataques como “otra pieza teatral del régimen”.
Las agencias de noticias citan a testigos, según los cuales las tropas fieles al presidente Assad hicieron varios disparos después de las explosiones para simular una refriega con disidentes armados. Estas bombas son las primeras en golpear la ciudad de Alepo, que hasta ahora había disfrutado de una relativa calma desde el inicio del levantamiento contra Assad. La organización Observadores Sirios para los Derechos Humanos reportó setenta y cinco muertes este jueves (9.2.2012). El saldo total de víctimas mortales ha ascendido a 6.000.
Rusos reprochan parcialidad de la ONU
Mientras tanto, la oposición hacía llamados para tomar las calles y protestar por el veto con que Rusia y China paralizaron una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que habría condenado enfáticamente la violencia de Estado en Siria. Este 10 de febrero, el Parlamento ruso respaldó unánimemente el veto en cuestión, alegando que el borrador de la resolución era parcial. La Duma reprochó a las Naciones Unidas el hecho de favorecer a una de las dos partes envueltas en el conflicto, en lugar de pedirle a ambas que pusieran un alto al fuego y se sentaran a negociar.
Exasperado por la postura rusa, el vocero de la alta comisaria de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, insistió en que las instancias del Estado sirio que hayan dado órdenes o seguido instrucciones de cometer crímenes de lesa humanidad deben ser procesadas en la Corte Penal Internacional (CPI). “Nosotros seguimos creyendo que el caso de Siria debe ser llevado al tribunal. Esa moción enviaría un mensaje muy claro a quienes están conduciendo este espectáculo”, dijo Rupert Colville. La propia Pillay hablará sobre la cuestión siria en la Asamblea General de la ONU el lunes (13.2.2012).
Suizos descongelan activos sirios
Con sorpresa fue recibida la decisión de Suiza de desbloquear los activos de un alto funcionario de los servicios secretos sirios y primo del presidente Assad, a pesar de que el país alpino asumió voluntariamente las sanciones vigentes contra el régimen de Damasco. Una portavoz de la Secretaría de Estado de Economía (SECO), en Berna, sostuvo que la medida a favor de Hafiz Majluf –cuyo hermano Rami es uno de los hombres más ricos de Siria y financista del clan Assad– fue lograda por abogados suizos.
La vocera del Gobierno suizo explicó que se trataba de una “excepción” sobre la que no tomaría posición. La Fiscalía intentó frenar el desbloqueo, pero no lo logró. El Tribunal Penal suizo consideró que las sospechas de lavado de dinero no eran suficientes ni concluyentes para bloquear sus activos. La SECO calcula que hay activos sirios por unos 41 millones de euros congelados en Suiza; en el caso de Majluf –sospechoso de participar en los actos violentos contra los disidentes de Assad– se desbloquearon tres de los cuatro millones de euros depositados en un banco de Ginebra.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima