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Steinmeier: No habrá soldados europeos en Gaza

José Ospina Valencia14 de junio de 2007

Mientras Hamás se niega a aceptar la disolución del gobierno resuelta por el presidente Abbas, se discute la idea de una fuerza internacional de paz. La UE la aprueba, pero Alemania sólo apoyaría una tropa árabe en Gaza.

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Una foto del presidente de la Autoridad Palestina, Abbas, es pisoteada por un seguidor de Hamas.Imagen: AP
“La idea (de emplazar tropas de paz en la Franja de Gaza) es una posibilidad que tenemos que analizar”, dijo el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki Moon. Pero antes de que haya cualquier presencia militar extranjera en Palestina hay muchas interrogantes, entre ellas la misión específica que se encargaría a las tropas.

Una propuesta que ya fue discutida entre la ONU y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, que ha advertido sobre el fortalecimiento de la fracción radical Hamas frente a Fatah, la corriente más condescendiente con una paz negociada con Israel.

Israel pide tropas de paz cuando le conviene

Olmert no ha parado de advertir en los últimos días que si la Franja de Gaza cae en manos de Hamas, el cambio de constelación tendría “una inmensa incidencia en toda la región”. Para evitar que ello suceda, Olmert solicita la composición de una tropa de paz al estilo de UNIFIL, estacionada en el Líbano. Las Naciones Unidas velarían por la seguridad de la zona que el ejército israelí desocupó en el verano de 2005.

En el momento de dicha petición, ni Olmert ni nadie se imaginaban que este jueves el cuartel general de Al Fatah en Gaza sería tomado a sangre y fuego por Hamas, lo que significa su dominio territorial y militar en la franja de Gaza. Peor aún, dirigentes de Hamas ya hablan de un gobierno islámico en la franja costera palestina. Una victoria militar de Hamas en la Franja de Gaza dividiría políticamente en dos el territorio palestino, ya que Hamas controlaría la franja costera y Fatah, Cisjordania. De poco ha servido que el presidente palestino, Mahmud Abbas, decretara el estado de emergencia y disolviera el gobierno: el primer ministro Ismail Haniya se resiste a dejar el cargo.

Israel y Palestina: condenados a hablar y cooperar

En Berlín, la presidenta interina del Consejo de la Unión Europea, Angela Merkel, le aseguró el apoyo de Occidente a Abbas: “Instamos a todas la partes a parar la violencia”, dijo Merkel en el Bundestag alemán. A lo que Olmert ha respondido con la promesa de “trabajar en cooperación” con el (aún) presidente de la autoridad palestina, Mahmud Abbas. “Un camino para el cuál no hay alternativa, replicó por su lado Merkel, al escuchar la disposición del político israelí.

Por su parte, Javier Solana, encargado de Relaciones Exteriores de la UE, se ha mostrado “abierto” a una participación de Europa en el marco de una unidad de Naciones Unidas en Gaza. La Unión Europea aporta, actualmente, unos 70 observadores emplazados en la frontera entre Egipto y Gaza.

Son los árabes los llamados a velar por su propia paz

Pero la interrogante de si habrá o no en el territorio una presencia militar de Europa en Gaza, “sólo se resolverá cuando la violencia haya cesado y no se teman víctimas”, concluye en el diario Frankfurter Rundschau, el ministro alemán de Relaciones Exteriores Frank-Walter Steinmeier.

Steinmeier dijo además al mencionado periódico, que habló telefónicamente con Abbas y le especificó que “en caso de que se formara una tropa de paz, sólo podría estar compuesta por unidades provenientes de países árabes”, descartando desde ya cualquier participación de soldados europeos. Hamas, por su parte, rechaza categóricamente cualquier tropa de paz y amenaza con convertir en objetivo militar a todo soldado extranjero que aparezca por allí.

El fracaso palestino-israelí también es europeo

La táctica europea de apoyar y promover la línea moderada de Fatah y desatender la creciente militancia de Hamas se derrumba ahora como un castillo de naipes. La esperanza de encontrar un socio palestino digno y respaldado por las mayorías, con quien tratar al mismo nivel todos los graves problemas que hay que resolver en la región parece haberse esfumado hoy por largo tiempo.


Los perdedores de la violencia fratricida en Gaza no son otros que los mismos palestinos. Como si fuera poco, el conflicto interno le sirve en bandeja de plata al primer ministro Olmert todas las disculpas para continuar la tradicional política israelí de dilatar cualquier progreso en la verdadera búsqueda de la fundación de un Estado palestino libre y autónomo.