Sube la inflación: la vida es más cara en Europa

El 2% es la cifra mágica: el Banco Central Europeo se cuida de que la inflación en la zona euro no la supere. Y, sin embargo, en 2007 esta labor de celoso vigilante no le dio a la entidad buenos resultados. La inflación en la Europa de la moneda única escaló el pasado año hasta el 3,1%, un aumento considerable si se compara con el 1,9% de 2006.

Alemania, Francia, España: los Estados europeos acusan importantes subidas de precios. China e India a la cabeza de los países en vías de desarrollo aparecen una y otra vez como posibles culpables. Estados Unidos y su crisis en el mercado financiero acuden a última hora para empeorar las cosas. E incluso, puede que el cambio climático tenga algo que ver.

Alimentos, energía, inflación

En Francia, la inflación alcanzó en 2007 el 2,6%, después de mantenerse en 2006 y en 2005 en el 1,5%. En Gran Bretaña (sin euro) los precios subieron el año pasado un 4,7% y en España un 4,2%, éste último el mayor aumento desde 1995. La inflación en Alemania llegó al 2,2%, el nivel más alto desde hace 13 años. Acostumbrados a costes relativamente estables y a encontrarse entre los europeos que menos dinero, en proporción a lo ganado, invierten en el supermercado, los alemanes se llevan las manos a la cabeza.

La explicación para estas subidas puede venir determinada por muchos factores, pero los analistas coinciden en centrarse en dos: el alza de los costes de la energía y el aumento de los precios de ciertos alimentos. “La demanda mundial de productos agrarios ha crecido considerablemente. En países como China o India, la población ha visto como aumentaba su nivel de vida. Mejor nivel de vida significa mayor interés por alimentos considerados de lujo, como la carne o los aceites vegetales”, explica el agrónomo Martin Schaar.

La producción de carne, lácteos o huevos requiere de la ganadería, y ésta necesita piensos. En consecuencia, también se encarecen los cereales, que además han de cosecharse en cantidad suficiente para abastecer a otro mercado: el de los biocarburantes. Las alteraciones del tiempo en los lugares de plantación de trigos, cebadas, centenos, etc., con una primavera excesivamente seca y un verano demasiado lluvioso en Europa y la sequía azotando Australia, terminan por sumarle los últimos puntos a los precios.

Pero estos países en vías de desarrollo y altamente poblados no sólo están asemejando sus hábitos alimenticios a los occidentales, sino que además se encuentran en plena etapa de crecimiento desenfrenado. Para ello, necesitan materias primas, y energía. También aquí, la demanda hace subir los precios y los costes de producción y transporte aumentan en todo el mundo.

Optimismo pese a todo

Con un euro caro, el crudo en alza continua y una posible recesión económica en Estados Unidos amenazando los mercados, el comercio exterior lo tendrá difícil para mantenerse como motor de la economía alemana. Serán los consumidores quienes deberán entonces asumir el papel locomotor. Pero, ¿podrán si las compras cada vez cuestan más?

Sí, dice un informe del Gobierno alemán. Sí, porque seguirá la buena marcha del mercado laboral. El documento pronostica que a lo largo de 2008 la cuota de desempleados se situará en el 8,2%, y con ello en su punto más bajo desde 1992. Y, a su vez, se espera que las negociaciones colectivas deparen este año importantes subidas de sueldos, de hasta el 2,7% de media, de manera que un número importante de trabajadores dispondrá de más dinero para gastar.

Tanto para Europa como para Alemania, las predicciones son optimistas. Berlín espera que la presión sobre el coste de la vida se vaya reduciendo paulatinamente en 2008 y los precios vuelvan a moderarse. Hay que contar, además, con que el aumento el pasado año del Impuesto sobre el Valor Añadido al 19% también ha tenido su repercusión en el bolsillo de los alemanes.

Y en cuanto a la zona euro, dice Axel Weber, presidente del Bundesbank, que podrá encaminarse de nuevo hacia su tranquilizador 2% en la tasa de inflación: “en 2009 estaremos con toda seguridad cercanos al 2%, y no significativamente por encima”.