Sufriendo, luchando, y sobre todo jugando buen fútbol, España por fin es campeona del mundo
11 de julio de 2010Con una temperatura de 14 grados centígrados en Sudáfrica, el partido prefiguraba momentos históricos: quien ganara se convertiría en el primer equipo europeo en coronarse fuera del Viejo Continente.
El rostro de Mark van Bommel reflejaba tensión y preocupación, mientras que David Villa y Andrés Iniesta afrontaban la final de la Copa del Mundo con el gesto tranquilo y sereno.
La Roja, vestida de azul para el cotejo, se presentaba como siempre en los primeros minutos: muy bien compactada en la media cancha, ejerciendo presión sin dejar espacio libre ni posesión del balón al contrario. Por los holandeses, el faul se veía como el recurso más claro para detener a los virtuosos ofensivos ibéricos.
España: comienzo soberano
Pero ni así se pudo evitar que España tocara por primera vez a la puerta al minuto cuatro, cuado un cabezazo de Ramos fue atajado en buena forma por Stekelenburg. La final comenzaba con buenos augurios para los españoles.
El pecado de La Roja a lo largo de este torneo nunca fue dejar de atacar ni ceder el balón, sino fallar a la hora de concretar las oportunidades. Esto siguió sucediendo, pese al claro dominio técnico y territorial.
Por su parte, acosado por Capdevila y Alonso en el relevo, Arjen Robben buscaba espacios que no le son naturales, como la zona central del campo. En respuesta, Iniesta intercambiaba de flanco, en una de las variantes ofensivas ideadas por del Bosque. Los holandeses sufrían para contener el embate ibérico, que volvió a hacer gritar al público al minuto 11, cuando Villa mandó el balón a la red… pero por fuera del arco.
A Holanda le hacía falta un orquestador. Van Persie sólo aparecía para patear a Capdevilla (hasta que el árbitro lo amonestó), y Kujit ni siquiera para eso. Hacia los 20 minutos, España comenzó a administrar su esfuerzo y se abrieron algunos espacios para los de color naranja. El marcador seguía sin moverse.
Recuerdos de Bielsa
Por momentos, la estrategia defensiva de Holanda recordaba a la utilizada por Marcelo Bielsa y el equipo de Chile ante el mismo rival: interrumpir el ritmo de los avances españoles, a veces de la manera más abrupta.
Hacia la mitad del encuentro, la superioridad española era clara en todo, menos en el marcador. ¿Qué factor decidiría el campeonato: la genialidad o la suerte?
“La dureza pertenece a los recursos del fútbol”, señaló el comentarista Oliver Kahn al referirse a los constantes faules naranjas. No obstante, el ex arquero del Bayern München admitió que la entrada de de Jong a Xabi Alonso merecía una tarjeta roja.
Para la segunda mitad, los dos equipos aumentaron el ritmo pero con poca precisión. Al minuto 60 comenzaron los cambios, con la sustitución de Navas por Pedro.
Falta de precisión
A los 62 minutos, Iker Casillas salvó a España al parar un balón que Robben había disparado solo frente al cancerbero. Holanda no iba a tener muchas de estas, y por lo general, el equipo que fallaba las oportunidades había salido perdiendo en este Mundial. ¿Había dejado el mediapunta del Bayern München escapar el campeonato mundial para Holanda?
A partir de ese momento, La Roja aumentó la presión ofensiva, lanzándose con furia sobre el arco contrario. Villa no contó con suerte al 69 en otra gran oportunidad. Holanda respondió metiendo a Elia en lugar de Kujit. La tensión se antojaba al máximo sobre la cabaña de Stekelenburg. A los 76, Ramos falló solo ante la portería en cabezazo a tiro de esquina. Algo sobrenatural tendría que pasar para cambiar el curso de esta final. O al menos, eso parecía.
A los 83, Robben , el que metió goles increíbles para el Bayern München en la Champions League, volvió a fallar solo ante Casillas. Del Bosque mandó a la cancha a Cesc Fabregas en lugar de Xabi Alonso cuando ya sucumbía el encuentro. Los entrenadores estaban resignados a que sería una final con prórroga.
El gol se hizo esperar
Los tiempos extra siguieron con el mismo rumbo. Ahora fue Cesc Fabregas el que falló solo ante Stekelenburg. Al correr de los minutos, Holanda apostaba fuerte por los penales. Y justo cuando parecía que lo lograban, apareció Andrés Iniesta en una típica combinación española para romper el cerco holandés, meiante un derechazo tres minutos antes de terminar la prórroga.
Así fue como España se coronó por fin selección campeona del mundo. Sufrió. No se le regaló nada. Ganó luchando contra equipos incomodísimos. Pero lo importante es que, luego de todo ese empeño, la superioridad quedó confirmada en el marcador de la final, y en la definición del campeonato.
Autor: Enrique López Magallón