Surcoreanos: calma en la crisis
19 de abril de 2017El cielo sobre Seúl, la capital de Corea del Sur, brilla este miércoles (19.04.2017) en un azul brillante. Los empleados en las oficinas del centro disfrutan de la pausa del mediodía paseando a orillas del arroyo Cheonggyecheon, bordeado por cerezos en flor. Nada permite intuir que nos hallamos a una hora en automóvil de la frontera con Corea del Norte. En caso de guerra, este lugar, entre la alcaldía de Seúl y el Palacio Presidencial, sería un objetivo estratégico de la artillería norcoreana.
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"No cambiaremos nuestra forma de vida solo porque Corea del Norte hizo nuevamente una tontería”, dice Kim Eun-jeong, de 23 años, que estudia literatura inglesa. Su madre le contó que, a comienzos de los años 90, compraba arroz para tenerlo como reserva en caso de guerra. Kim nunca pensó en una guerra.
En el restaurante del "Press Club”, en el piso 19, el tema dominante entre los periodistas es durante el almuerzo, naturalmente, Corea del Norte. "Para la vieja generación, que vivió la guerra, Corea del Norte representa la maldad en persona”, dice un exredactor del importante periódico Joongang Ilbo. Y agrega: "La juventud no sabe qué es la guerra. Quizás por eso piensa en forma algo ingenua”.
Una contradicción inexplicable
Se trata de una contradicción difícilmente explicable. La población que más sufriría en caso de una guerra con Corea del Norte se muestra calma y distendida. El sábado pasado, día en el que, con ocasión del 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, el fundador del Estado, Corea del Norte realizó un desfile militar, con soldados, tanques y portacohetes, el tema sobre el que más se habló al sur de la Zona Desmilitarizada fue el concierto del grupo británico de rock Coldplay.
Brian Meyers, experto en Corea del Norte, compara esa actitud con una espada de Damocles. Como el peligro proveniente de Pyongyang está omnipresente desde hace décadas, la gente se acostumbra al permanente estado de alarma. Pero, esa es solo parte de la verdad.
La crisis de Corea del Norte es también una crisis de los medios de comunicación. De catalizador de la histeria bélica sirvió la afirmación de NBC News de que, en caso de una nueva prueba atómica norcoreana, Washington realizaría un ataque preventivo. La nota estaba basada en fuentes anónimas, fue desmentida de inmediato por el Gobierno y calificada por expertos de "sin sentido”. No obstante, casi todos los medios online, periódicos y agencias de prensa retomaron el titular.
Con otro rumbo
El martes por la noche, el anuncio de que el portaaviones estadounidense "Carl Vinson” había zarpado con rumbo a la península coreana reveló carecer también de todo fundamento. "Enviamos una armada. Muy poderosa”, había dicho Donald Trump. Pero, en ese momento, el portaaviones navegaba en dirección contraria, hacia Australia, para participar en maniobras militares a 5.000 kilómetros de distancia. El miércoles, el Pentágono aclaró que un día después, el buque sí se dirigiría hacia la península. Cuando podrá ser visto por allí, no está claro aún.
La reacción en las calles de Seúl: un encogimiento de hombros colectivo. Al fin y al cabo, todos los años se repite el mismo teatro. En la primavera comienzan las maniobras conjuntas con la Marina de Estados Unidos. Corea del Norte monta en cólera, realiza una prueba de cohetes y es condenada duramente por la comunidad internacional. En el último acto, las tensiones disminuyen y se disipan… hasta la próxima crisis. La pieza teatral de previsible coreografía se repite sin cesar desde hace décadas.
Cierto nerviosismo
No obstante, entre diplomáticos y corresponsales, esta vez se percibe cierta preocupación. "El mayor peligro son eventuales malentendidos entre Kim Jong-un y Donald Trump”, dice Jean Lee, la periodista que, en 2012, abrió, para AP, la primera oficina de una agencia de noticias occidental en Pyongyang. Hasta ahora está poco claro qué quiere el presidente estadounidense, dice: "Trump rompe con numerosas reglas tradicionales y parece actuar a partir de decisiones espontáneas”. Que las reacciones de Trump sean incalculables es parte de su estrategia, agrega.
"No me siento amenazada. En todos estos años pasados tampoco sucedió nada”, dice Hyun-jin, estudiante de pedagogía, que actualmente realiza prácticas en el centro de Seúl. Si bien leyó las alarmantes noticias en su smartphone, más le preocupan los problemas políticos internos. Park Geun-hye, expresidenta de Corea del Sur, se halla en prisión desde el estallido de un escándalo de corrupción y el país elige un nuevo presidente el próximo 9 de mayo.
Autor: Fabian Kretschmer (PK/DZC)