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Tabletas de yodo contra el miedo a la radioactividad

ER (agencias)/ VT8 de agosto de 2016

Región alemana fronteriza con Bélgica se propone ampliar el suministro de tabletas de yodo para paliar los efectos de la contaminación radiactiva en la salud de la ciudadanía, en caso de una avería en reactores belgas.

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Aquisgrán (Aachen), está a solo 70 kilómetros de Tihange. Colonia (Köln) y Bonn tampoco están mucho más lejos.
Aquisgrán (Aachen), está a solo 70 kilómetros de Tihange. Colonia (Köln) y Bonn tampoco están mucho más lejos.

La radioactividad no conoce fronteras. Por eso, cuando meses atrás se supo que Bélgica se proponía repartir tabletas de yodo a sus cerca de 11 millones de habitantes, para paliar efectos de un eventual accidente nuclear, en territorio alemán cundió la preocupación. Sobre todo en la zona de Aquisgrán, ciudad situada a solo 70 kilómetros de la central belga de Tihange, afectada en el pasado por problemas de seguridad.

También en Aquisgrán se habló de repartir tabletas de yodo. Y no solo allí. El estado federado de Renania del Norte - Westfalia, al que pertenece dicha ciudad, se propone distribuir millones de tabletas adicionales a los organismos encargados de la protección de la ciudadanía en caso de catástrofes. De acuerdo con las nuevas recomendaciones, las tabletas habrían de proporcionarse a todas las personas de hasta 45 años de edad que vivan en un radio de 100 kilómetros de un reactor, y no solo a mujeres embarazadas, en período de lactancia y menores de edad. Este último grupo, considerado de alto riesgo, ha de recibirlas en todo el Estado.

Central nuclear de Tihange.
Central nuclear de Tihange.Imagen: Getty Images/AFP/E. Lalmand

Dudosa protección

El suministro de tabletas de yodo tendría por objeto atenuar la absorción de yodo radioactivo en el organismo. Sin embargo, expertos hacen notar que el yodo es solo uno de los diversos isótopos radioactivos que se liberan en un desastre atómico.

“Las tabletas de yodo protegen tanto de un accidente nuclear como un paragüitas de cóctel de un aguacero”, comentó en abril Heinz Smital, experto de Green Peace en la materia. En consecuencia, la medida no tranquiliza mayormente a nadie. Por el contrario, puede alimentar la sospecha de que el temor a un desperfecto en las centrales belgas no es tan disparatado.

“Bomba de tiempo”

También la ministra de Energía del estado federado de Renania - Palatinado, cuya frontera está a su vez a unos 80 kilómetros de Tihange, calificó el reactor 2 de dicha planta nuclear belga de “bomba de tiempo”. Ulrike Höfken, del partido de Los Verdes, advirtió a mediados de julio que “un desperfecto en Tihange tendría por consecuencia la contaminación radioactiva del aire, el agua y alimentos de toda la región y aún más allá”. Por esa razón, la ministra subrayó que se está luchando en todas las esfera políticas y jurídicas por la desconexión de dicho reactor.

Ulrike Höfken
Ulrike HöfkenImagen: picture-alliance/ dpa

Tihange 2 había sido apagado en marzo de 2014, después de detectarse numerosas microfisuras en las paredes de acero de ese bloque, de más de 30 años de antigüedad. Sin embargo, en noviembre de 2015 fue nuevamente conectado a la red. Otro reactor belga, Doel 3, ha dado qué hablar también por motivos de seguridad. Pero los pedidos de desconectarlos por ahora han surtido tan poco efecto como el que cabría esperar de las tabletas de yodo en caso de que realmente se produjera una catástrofe nuclear.