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Talibanes asesinos de niños: ¿personas perturbadas?

Dennis Stute (JAG / PK)18 de diciembre de 2014

¿Qué sucedió en la masacre de Pakistán? El psicólogo Thomas Elbert aclara a DW cómo algunos pueden llegar a cometer tales delitos e incluso disfrutar de ello.

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Imagen: AFP/Getty Images/A Majeed

Los talibanes pakistaníes perpetraron la masacre de casi 150 escolares. ¿Se trataba de personas perturbadas?

No estaban tan perturbados como para no saber lo que hacían. Están en plenas facultades y cometen sus crímenes de forma organizada. Para nosotros es algo incomprensible. ¿Cómo se puede masacrar así a la población civil e incluso a niños? Para los autores, las víctimas no son personas, sino criaturas no deseadas, como una tragedia.

Pero las víctimas no son seres abstractos, sino personas que suplican y lloran…

Por eso es más difícil no sentir empatía y considerar a las víctimas como "criaturas del mal". Es preciso tener arraigado el odio. Cuando una persona se enfrenta indefensa ante una amenaza, por ejemplo en los enfrentamientos bélicos, aparece el odio. La pregunta sería entonces: Odio… ¿contra quién? A partir de ahí solo es necesario que llegue un predicador e indique el camino diciendo: “Esos son los culpables, ese es el objetivo de tu odio”. Después, que la persona suplique o llore puede llegar a provocar incluso cierta satisfacción.

Profesor Thomas Elbert, de la universidad de Constanza.
Profesor Thomas Elbert, de la universidad de Constanza.Imagen: Universität Konstanz

Entrevista sistemáticamente a personas en zonas de conflicto que han ejercido una violencia brutal. ¿Qué piensan?

Cada vez que se rompe el monopolio del poder del estado aparece el peligro de que grupos de jóvenes -sobre todo hombres- rivalizan en un entorno criminal. Cuando preguntamos en qué piensan cuando arrasan pueblos y masacran, la mayoría dice que al principio es difícil. Pero que después sienten algo así como un “Combat High”, un subidón de adrenalina derramando sangre que les divierte e incluso puede terminar convirtiéndose en una necesidad. El cuerpo segrega sustancias con efectos similares a los opiáceos. Algunos cuentan que incluso salen del campamento de noche para matar. No para robar la cabra el vecino ni para luchar contra un enemigo. Solo para sentir la violencia e infundir el terror.

¿Sucede en todas las culturas?

Al parecer sucede en cualquier cultura. Hemos observado este fenómeno y esta necesidad de matar, cazar o derrotar a otros hombres es sorprendentemente similar en los cinco continentes.

Otros mamíferos no tienen este instinto sino todo lo contrario: Rechazan la muerte para la conservación de la especie. ¿Por qué es tan fácil para los hombres matar?

Hasta los chimpancés perdieron la aversión por la muerte de sus congéneres y no es nada raro que las comunidades de chimpancés se enfrenten y se maten. Nosotros no necesitamos esa aversión a la muerte para la conservación de la especie porque somos más inteligentes. Cuando nuestros antepasados se convirtieron en cazadores, aprendimos a regular este instinto con el cerebro. Pero de la misma forma, también podemos apagar estos mecanismos para que las personas se maten entre ellas.

¿Cree que cualquier persona podría llegar a cometer tales crímenes?

Las excepciones somos nosotros dos. Pero desgraciadamente, es así. Prácticamente, la mayoría podría matar. Sobre todo cuando empiezan tan jóvenes.

Thomas Elbert es profesor de Psicología clínica y Neuropsicología en la Universidad de Constanza. Entre otras cosas, investiga sobre Psicobiología de la violencia humana y la disposición a la muerte.