Libia tras las elecciones
8 de julio de 2012En los locales electorales los votantes hacían efusivas manifestaciones de euforia, algunas mujeres gritaban de júbilo al entrar, mientras que los hombres hacían con la mano la señal de la victoria. Para Meftah Lahwel y sus amigos, la alegría del momento dio paso a la preocupación por lo que vendrá después. En vez de celebrar en la calle junto con miles de jóvenes libios, el estudiante de medicina se reunió con sus amigos para deliberar sobre qué hacer para sacar adelante el país.
“Las elecciones fueron un paso solamente, uno de una larga cadena. Hasta el momento hemos logrado la celebración de elecciones libres, pero el trabajo todavía está por delante”, afirma el joven. Aunque el camino hacia la democracia pueda ser largo y difícil el estudiante se muestra convencido de que la euforia del momento perdurará en la población.
Como muchos capitalinos, Meftah Lahwel y sus amigos disfrutaron la jornada electoral. En la capital, Trípoli, ondeaban miles de banderas y se escuchaban himnos revolucionarios, mezclados con gritos de júbilo. En las filas de espera se repartían dulces y agua fresca. Muchos votantes se fotografiaban a la salida de los locales de votación con su dedo manchado de tinta y gritaban: ¡Levanta el dedo, eres un libio libre!
Cesura histórica
Incluso los experimentados observadores de la Unión Europea se mostraron conmovidos, como el eurodiputado liberal, Alexander Graf Lambsdorff, que calificó la jornada como una “cesura histórica”. Detrás de él, un hombre mayor, que apenas puede caminar, gritaba jubiloso. Libia no conocía elecciones nacionales desde la era del rey Idris, a quien Gadafi depuso en un golpe de Estado en 1969.
Para muchos jóvenes es un triunfo que las protestas protagonizadas por ellos hayan logrado algo. “Me siento muy emocionado. Ojalá que nuestro país pueda continuar el camino democrático, porque si adopta una Constitución tradicional como otros países árabes, entonces todo habrá sido en vano”, afirma Wasef Salem Albdrani.
Sin embargo, la situación sigue siendo difusa. Los jóvenes temen que, de cara a los acontecimientos en Egipto y Túnez, también Libia pierda los logros conquistados: “Desafortunadamente nos encontramos ante el peligro de la conformación de un Estado religioso. Si no nos manifestamos y hacemos algo a favor de los derechos humanos y la democracia, caeremos en una pesadilla y eso hay que evitarlo”.
Construcción de la sociedad civil
Para que el país siga por la senda correcta todos tienen que contribuir en la construcción de una sociedad civil. Wasef Salem Albdrani y Meftah Lahwel fundaron una asociación que promueve los derechos de la mujer. En un país como Libia, en donde las mujeres pueden ir a votar sólo en compañía de sus maridos o hermanos, es inusual que dos varones adopten la lucha por la igualdad de género como bandera.
Para ellos se trata de algo obvio, son derechos que necesitan urgentemente una mejora. Los jóvenes se han propuesto luchar para que hombres y mujeres tengan el mismo derecho de voz y voto. En la asociación explican a jóvenes mujeres sus derechos y tratan de que ganen terreno para que estén mejor representadas en la Asamblea Constituyente.
Después de cuatro décadas de dictadura de Gadafi, Libia necesita construir un nuevo sistema político, y eso representa una oportunidad para Meftah y Wasem. “Si fuerzas religiosas ganaran el poder y dominaran las tradiciones y las tribus sufriríamos un retroceso. Por eso tenemos que hacer todo para contrarrestar su influencia en la Constitución. Si lo logramos, será un éxito”, afirma Albdrani. Para él y sus amigos la verdadera revolución recién ha comenzado.
Autor: Karin Kails/ Eva Usi
Editor: Emilia Rojas