Tenemos espacio, pero no suficientes recursos
25 de octubre de 2011En los últimos 200 años ha ocurrido el más acelerado crecimiento de la población mundial registrado en la historia de la humanidad –los expertos le llaman “explosión demográfica”. El ser humano que las estadísticas registrarán como el habitante número 7.000 millones en nuestro planeta Tierra nacerá en estos días, a finales de octubre.
Para el año 2050, según los cálculos, llegaremos a ser más de 9.000 millones. Y cada uno de nosotros debería gozar del derecho a una vida digna, acceso al agua potable, alimentación, educación, vivienda y salud. Muchos sueñan con un poco más: bienestar y calidad de vida, según los define la cultura occidental.
¿Pueden el planeta y la comunidad internacional garantizar tales derechos y aspiraciones? “No, al menos no con el típico estilo de vida estadounidense o europeo”, asegura el científico alemán Ernst Ulrich von Weizsäcker, experto ambientalista y miembro de la fundación Consejo para el Futuro del Mundo, con sede en la alemana ciudad de Hamburgo. "Para eso necesitamos tres globos terráqueos“, advierte Weizsäcker.
No es un problema de espacio…
La idea del crecimiento sostenido fue puesta en duda hace ya cuarenta años por el llamado “Club de Roma” en su conocido estudio sobre “Los límites del crecimiento”. Pero “de cara al crecimiento demográfico, el fin del crecimiento parece ahora más bien ficción”, ha escrito el político ecologista alemán Ralf Fücks.
Jean Ziegler, asesor de derechos humanos de las Naciones Unidas, cree que ni siquiera 12.000 millones de personas serían, por sí mismas, un problema para el planeta. El asunto no es que no haya cómo alimentarlas, dice. Se trata de que habría que distribuir los alimentos de otro modo, estimular de forma sostenible a las poblaciones rurales, a los pequeños agricultores de los países del sur. El agotamiento de recursos en muchas áreas pondrá límites temporales a nuestro modelo de explotación de la naturaleza, advierten los expertos.
…sino de recursos
Según pronósticos de la ONU, la India desplazará dentro de poco a China como país más poblado del mundo. Entretanto, la población continúa reduciéndose en las naciones industrializadas de Occidente. Al mismo tiempo, son estas sociedades de población decreciente, junto a estos fuertemente poblados países de economías emergentes los que más recursos consumen: más alimentos, más agua, más suelos y combustibles fósiles, más metales preciosos para la industria electrónica.
La era del combustible fósil alcanza sus límites, opina Ralf Fücks, político del partido alemán Los Verdes. Ni el actual sistema energético, ni el reinante sistema de transporte –dependiente de petróleo barato– son “globalizables”, dice Fücks.
Cambio climático, más presión
Si las predicciones sobre el cambio climático se convierten en realidad, diversos sucesos aumentarán la presión sobre la distribución mundial de recursos, agua, alimentos, tierras. Si, por ejemplo, las temperaturas globales promedio ascienden en cuatro grados en el transcurso del siglo, unos 330 millones de personas se verían forzadas a abandonar sus actuales hogares como consecuencia de devastadoras inundaciones. Sólo en Bangladés se verían afectadas más de 70 millones de personas.
No es posible seguir operando con el actual “absurdo” concepto del desarrollo, opina Ernst Ulrich von Weizsäcker. No habrá más desarrollo con más globalización económica, con más libertad de mercado, sino todo lo contrario, asegura el científico: "a más tardar con la crisis financiera de 2008, la fe casi religiosa en las fuerzas del mercado se ha revelado como tremendamente equivocada; los mercados pueden causar daños increíbles”.
Crecimiento con menos recursos
Es necesario re-regular, en vez de des-regular, además de emprender cambios dramáticos en el aprovechamiento eficiente de los recursos naturales, opina Weizsäcker. Se trata, dicho muy llanamente, “de producir tres, cinco, diez veces más bienestar con un metro cuadrado de tierra, con un kilovatio de electricidad por hora, con un metro cúbico de agua”. Y eso no es una utopía, sino una nueva meta, “técnicamente posible“, en cuya consecución Alemania debe dar el ejemplo, resalta.
En Alemania, no sólo el partido Los Verdes u organizaciones no gubernamentales de trasfondo político como la fundación Friedrich Ebert (cercana a los socialdemócratas) abogan por una moderna sociedad ecológica. También una recién creada comisión parlamentaria evalúa cómo impulsar “Crecimiento, Bienestar y Calidad de Vida” de forma sostenible.
De “empleos verdes” para las nuevas generaciones se habla en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su secretario general, Juan Somavia, ha hablado recientemente de la necesidad de organizar una economía rica en empleos y pobre en emisiones de carbono, vinculada a una nueva política social y ambiental.
Pero, por el momento, la atención de los políticos sigue centrada en hacer frente a las presentes y latentes amenazas de crisis económicas y financieras regionales y mundiales. Tal vez en diciembre, cuando los países miembros de la ONU se reúnan para la próxima conferencia del clima en Sudáfrica, haya tiempo para intentar, una vez más, tomar decisiones concretas, efectivas, en otros ámbitos que apunten al bienestar integral de la creciente población mundial.
Autor: Ulrike Mast-Kirschning / Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas Sasse