Testigos fríos del cambio climático
21 de junio de 2011Los habitantes al pie del Himalaya viven y trabajan desde hace siglos con el agua que fluye procedente de las montañas. Una corriente que, hasta ahora, se daba por segura. El agua del deshielo y de las lluvias alimentan el caudal de grandes y pequeños ríos, que se acaban uniendo en las gigantescas corrientes del Ganges o del Brahamputra para desembocar en el mar. Su agua abastece a 1.500 millones de personas de diez países, entre ellos la India, Bangladesh, Pakistán y China.
Pequeños modelos, grandes efectos
Pero el curso del agua es cada vez menos previsible. Las épocas de sequía y las temporadas de lluvias se presentan de forma irregular, duran más tiempo o son más intensas de lo habitual, según constatan los habitantes de las regiones afectadas. Si la varía la intensidad y la época de las lluvias monzónicas, también se ve afectado el conjunto del sistema climático, como bien sabe el investigador de glaciares Georg Kaser, de la Universidad de Innsbruck. "Este fenómeno se puede comparar muy bien, por ejemplo, con un arroyo salvaje", afirma. "Si, de pronto, comienza a fluir más agua, ello comporta efectos directos de forma duradera sobre el conjunto del sistema a través del cual discurre el arroyo. Las condiciones se transforman", concluye Kaser. En el caso de grandes corrientes de agua, el principio funciona exactamente igual.
En el norte de Bangladesh, por ejemplo, los científicos agrícolas conocen muy bien el problema. La organización de ayuda Practical Action busca soluciones, nuevos métodos de cultivo, nuevos frutos para proporcionar medios de subsistencia a los habitantes de la región. El cultivo de arroz, por ejemplo, falla a menudo como fuente de ingresos debido a la erosión de los terrenos y a los largos periodos de sequía. Cada vez son más los agricultores que optan -y con buenos resultados- por el cultivo de un vegetal robusto como la calabaza para obtener una fuente de ingresos. Además, con el añadido de necesitar menos agua que el arroz para su cultivo.
No todos los glaciares son iguales
Una dificultad añadida supone el hecho de que la mayor parte del agua que fluye a través de Bangladesh procede del otro lado de la frontera. Las fuentes que impulsan las importantes norias del país se encuentran en la India. Si el gran vecino decidiera cerrar el grifo del agua -por ejemplo, a través de embalses-, Bangladesh, uno de los países más pobres del planeta, se quedaría literalmente seco. Es por ello que ya hace décadas que se negocia a nivel político. Durante mucho tiempo, sin embargo, sin resultados concretos. Desde 1996, por lo menos, la existencia de un tratado debe servir para regular cuestiones fundamentales del reparto del agua entre ambos países para los próximos 30 años. No obstante, sigue sin ser una solución ideal para ambas partes.
La disponibilidad del agua sobre la que ambos países negocian viene determinada por la época de lluvias. "El clima de la región está dominado por el Monzón", explica Kaser. "El verano es caliente y húmedo; el invierno, por contra, frío y seco", afirma. Algo que siempre fue así. "Tras el deshielo de la nieve, en verano se derriten los glaciares mientras el monzón irrumpe desde el Golfo de Bengala", explica Marcus Nüsser, experto en el sudeste asiático y profesor de geografía de la Universidad de Heidelberg.
Mientras tanto, según Nüsser, el cambio climático se hace cada vez más palpable en la región. "En lo que respecta a los glaciares, hay cambios evidentes. Observamos un retroceso en el Himalaya, también en cuanto al volumen de los glaciares". Eso significa que, efectivamente, estos glaciares se están derritiendo. Sin embargo, ello no es extensible a todos los rincones de la cordillera, como precisa Nüsser: "si bien se registran temperaturas más elevadas y se atisba una tendencia, a diferencia de otras regiones del mundo, donde los glaciares desaparecen de forma masiva, en Asia resulta difícil establecer cifras concretas". Allí donde cae más lluvia debido al desplazamiento del monzón, como en la región pakistaní del Karakorum, los glaciares estarían incluso creciendo. "Para que aquí los glaciares se derritieran de verdad, las temperaturas deberían aumentar todavía de forma mucho más drástica", añade el investigador de Inssbruck, Georg Kaser.
La cordillera de los misterios
El Himalaya constituye, para los científicos, un extenso territorio sobre el que todavía queda mucho por investigar. Cuando en 2007 el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) afirmó que los glaciares del Himalaya desaparecerían en el horizonte del año 2035, el impacto sobre la opinión pública global fue enorme. Posteriormente, la cifra ha sido rebatida. La región seguirá siendo durante mucho tiempo el tercer mayor almacén de hielo del mundo. Sólo el Polo Norte y el Polo Sur albergan una masa de hielo mayor. Pero, por lo menos, el debate ha desviado la atención hacia el techo del mundo y sus decenas de miles de glaciares.
Autor: Klaus Esterluß
Redacción: Emili Vinagre