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Tirar comida a la basura es también un crimen ambiental

Henner Frankenfeld
13 de diciembre de 2018

Millones de personas en Sudáfrica no saben de dónde viene su próxima comida. Sin embargo, muchas toneladas de alimentos terminan en la basura, donde generan emisiones nocivas. El WWF pretende resolver ambos problemas.

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Global Ideas Klimagase durch Lebensmittelverschwendung
Imagen: DW/H. Frankenfeld

Derroche de alimentos en Suráfrica

Objetivo del proyecto: encontrar formas de reducir la producción de gases de efecto invernadero provenientes de los residuos de alimentos y mejorar, al mismo tiempo, la seguridad alimentaria de la población.

Descripción del problema: en Sudáfrica, los alimentos desechados generan 10 millones de toneladas de metano y CO2 al año, lo que equivale a más del 30 por ciento de las emisiones anuales del país, es decir, 210 kg por habitante.

Presupuesto: 342.724 euros (unos 389.683 dólares estadounidenses)

Socios del proyecto: la Iniciativa Internacional para la Protección del Clima (IKI, por sus siglas en alemán), el Fondo Mundial para la Naturaleza (conocido como WWF, por sus siglas en inglés) de Sudáfrica, Departamento de Asuntos Ambientales (DEA, por sus siglas en inglés) de Sudáfrica, el Instituto de Crecimiento Verde Mundial (conocido como GGGI, por sus siglas en inglés)


Los vertederos de residuos juegan un papel importante cuando se trata del cambio climático. Generan y emiten metano, un gas 30 veces más nocivo para el clima que el CO2. Millones de toneladas de alimentos desechados también contribuyen a ello. Los gases de efecto invernadero causados por los vertederos en Sudáfrica representan aproximadamente la mitad de las emisiones causadas por el tráfico rodado del país.

Tatjana von Bormann, del Fondo Mundial para la Naturaleza (conocido como WWF, por sus siglas en inglés), pretende evitar la producción de estos gases tan nocivos. Para ello, negocia con agricultores, activistas, establecimientos de alimentos y organizaciones benéficas. Su objetivo es asegurarse de que los alimentos beneficien a las personas y no acaben en la basura. Con ello, tanto la población como el clima saldrían ganando.

Un videorreportaje de Henner Frankenfeld