Toneladas sin valor
28 de diciembre de 2008A partir de que en Alemania entró en funcionamiento el llamado Sistema Dual para la separación, recolección y procesamiento de los residuos sólidos, en 1990, han sido diversos los modelos a través de los cuales se ha administrado el tratamiento del papel usado, y de la basura en general.
El original contemplaba únicamente la recolección y separación de desechos a través de un sistema central, a fin de aligerar los costos que para las empresas y los fabricantes implicaban las nuevas disposiciones en materia de reciclado.
Básicamente, se trataba de garantizar la implementación de la Verpackungsverordnung, normativa de empaquetamiento que entró en vigor en 1991 a nivel federal.
En 1997, la antigua alianza entre empresas del sector alimentario y otras dedicadas al empaquetamiento de productos se transformó en una sociedad por acciones; es decir, un consorcio orientado a obtener ingresos.
En 2005, el Sistema Dual se convirtió en una Sociedad de Responsabilidad Limitada, luego de ser absorbida por el grupo de inversionistas estadounidenses Kohlberg, Kravis, Roberts & Co.
El pilar demanda-precio
En los hogares alemanes, el papel y el cartón son depositados en botes de color azul, donde son recolectados y llevados a las plantas de almacenamiento y tratamiento. Bajo el modelo actual, la infraestructura y los servicios que esto implicaba se cubren con la venta del papel usado, en base a la demanda y los precios del producto.
Hasta hace poco, esta cadena funcionaba a la perfección: el usuario podía ver recolectada la basura sin necesidad de pagar cuotas crecientes. Para los recolectores, los costos y las ganancias se cubrían con el factor demanda-precio.
Pero de unos meses acá, todo ha cambiado. Debido a la crisis financiera internacional, ambos pilares del modelo de financiación parecen venirse abajo. En cuanto al precio, la tonelada de papel que hace medio año costaba 100 euros, ahora tiene un valor de únicamente 10.
La demanda, que provenía principalmente de China y la India, se ha desplomado por igual. Los costos de los proveedores europeos resultan poco convenientes en comparación con los que ofrecen sus similares estadounidenses.
Así, por una parte el volumen de los pedidos ha bajado como consecuencia de la desaceleración económica; por otra parte, las facturaciones se han trasladado al mercado de Estados Unidos.
Empresas a la deriva
El problema es que muchas empresas recolectores alemanas han firmado contratos a mediano y largo plazo, bajo condiciones pactadas antes de la crisis financiera.
En algunos casos esto no ha afectado al consumidor. “Los perjudicados son sobre todo empresas que compraron mucho papel y se quedaron sentadas en él”, dijo a la emisora WDR Jörg Lacher, de la Asociación Federal de las Materias Primas Derivadas de Alemania.
No obstante, nadie sabe si la situación actual podrá sostenerse mucho tiempo. Si prevalecen las actuales condiciones, no quedará otro remedio que pasar el costo a los usuarios y tratar al papel usado como la resto de la basura.
El único signo de optimismo viene del propio sector del reciclado. “La caída en los precios del papel usado es una reacción exagerada a la crisis. Nosotros vemos con mirada positiva al futuro”.
Lo dice Michael Schneider, portavoz de Redmondis. Éste dice, además, que para el año 2035 la demanda será un tercio superior a la oferta mundial de papel usado. El tiempo dirá si tiene razón.