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Tráfico de caballos: negocio lucrativo en la crisis

Lydia Aranda Barandiain15 de mayo de 2013

La delicada situación que se vive en España ha hecho que muchos intenten lucrar de cualquier forma, traficando incluso con animales como los caballos, ya sean vivos o con su carne.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Cuando una persona abandona un caballo, por una razón o por otra, se puede estar prácticamente seguro de que para esa persona llevar a cabo esa acción fue su último recurso. Al margen de que abandonar un animal es un acto cruel, desde el punto de vista económico tampoco resulta rentable – si tal caballo se puede vender de alguna forma, claro. Bien para carne o bien para otro dueño que quiera utilizarlo como animal de competición, de labor o de compañía, hasta hace unos años, para un caballo casi siempre había una salida, sin tener que llegar al abandono.

Por eso, al ver la situación que se vive en España ahora mismo al respecto, se puede apreciar realmente la grave crisis financiera que se vive en el país. Y se puede deducir que mucha gente estaría dispuesta a cualquier cosa con tal de salir de una situación tan penosa de forma menos cruel, y a ser posible, con algo de beneficio.

Una serie de circunstancias que crean un caldo de cultivo para operaciones poco ortodoxas, en las que los principales protagonistas, los caballos, son igualmente las principales víctimas.

De la experiencia se aprende

El fenómeno del tráfico de caballos no es nuevo: consiste en algo tan sencillo como comprar un caballo a precio bajo o adoptarlo de forma gratuita y revenderlo a alguien no experto por un dinero, o llevarlo a un matadero y sacarse unos beneficios por la venta de su carne. Leonor Díaz, dueña del refugio para caballos catalán ADE, de hecho, afirma “haber aprendido a palos” este tipo de cosas, y hace (formar) firmar a cada uno de los nuevos dueños a los que da caballos en adopción un elaborado contrato, sin fisuras, en el que figura que el caballo es propiedad del ADE y el adoptante lo recibe “en cesión”. Esto le permite a Leonor hacer un seguimiento regular de sus caballos y asegurarse de que no acaban en un destino incierto. Aún así, Leonor reconoce que, aún con todo ello, a veces no ha sido suficiente: “Desgraciadamente, en algún caso de seguimiento telefónico nos han engañado vilmente, asegurándonos que el caballo estaba en perfectas condiciones, cuando al presentarnos físicamente en el establo pudimos comprobar que el caballo estaba desaparecido.”

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La carne de caballo sale del matadero. ¿A quién han ido los beneficios?Imagen: Reuters

Con las cifras de sacrificios de caballos y las del aumento de producción de su carne, desproporcionadamente superior a la demanda de su consumo en España, es evidente que el mercado más apetitoso para este negocio ahora mismo es el extranjero. Manuel González, secretario general de la Asociación Profesional de Salas de Despiece y Empresas Cárnicas (APROSA), aventura incluso que este tema y el escándalo causado por el descubrimiento de altos porcentajes de carne de caballo en productos precongelados hechos, supuestamente, con carne vacuna no deben de estar muy lejos el uno del otro. “Puede haber especuladores que, al saber que era un animal que suponía costes elevados y que la gente se los quería quitar de en medio, se han dedicado a comprar caballos para luego llevarlos al matadero y comercializarlos fuera de España. De ahí ha podido venir el fraude: de poner carne de caballo a precio barato en el mercado, haciéndolo pasar por carne de vaca.”

Un caso a tener en cuenta

Pero los caballos no necesitan estar despiezados para que se especule con ellos. D. J., austríaca aficionada a los caballos, ha vivido en primera persona lo lucrativa que puede resultar la crisis para algunas empresas en este sector. Hasta ella llegaron noticias de una venta hecha por el dueño de una yeguada española cuyo dueño se encontraba en dificultades económicas a una yeguada en Alemania. El transporte fue difícil, y dos de los animales se quedaron por el camino, ya que los caballos se encontraban en una situación crítica. Pero los que consiguieron llegar a Alemania realmente volvieron a la salud y, según lo que D. J. pudo ver en fotos, hoy disfrutan de una vida mejor.

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Así estaban los caballos que originariamente viajaron a Alemania para tener una vida mejor. El éxito de esta operación animó a D. J. a intentarlo de nuevo.Imagen: DW

Animada por la perspectiva, D. J. pensó que enviar caballos a Alemania era la solución para salvar al menos una parte de los caballos que sufren las consecuencias de la crisis en España. Sabiendo que en el lugar de donde habían salido este anterior grupo de caballos quedaban todavía cientos de animales en estado de necesidad, se puso en contacto con una organización defensora de los derechos de los animales alemana interesada en formar una yeguada. Ésta aceptó comprar los caballos al dueño a un precio mínimo, 800 euros, cargando asimismo con los gastos de transporte. D. J. no fue testigo directo del proceso, pero más tarde, cuando le dijeron que el precio del transporte de 17 caballos había costado 2.500 euros, empezó a sospechar que algo no coincidía.

La empresa Gonzalo Transporte de Ganado Nacional e Internacional, fundada en 1994, realiza transportes de caballos en grandes grupos, y tiene experiencia en este tipo de transportes internacionales. Para poder cumplir con las normativas europeas y mover los animales con el menor trauma posible, sus vehículos están equipados con las últimas tecnologías. A la hora de realizar un transporte, por ejemplo, de Málaga a Colonia, esto se traduce en precios que pueden oscilar entre 1,30 y 2,10 euros por kilómetro, dependiendo de si se utiliza un carro con capacidad para 10 o para 18 caballos. Para 17 caballos, esto supondría más de 9.500 euros más impuestos, incluyendo ida y vuelta.

Heidi Beckers, conocida de D. J., es una joven jinete alemana que acudió a la organización que compró los caballos comprados en España con el ánimo de llevarse uno de ellos para su disfrute personal. Su sorpresa fue grande cuando se encontró a los caballos viviendo en malas condiciones y evidentemente malnutridos. Y lo más sorprendente de todo: los vendían a precios que podían llegar a los 10.000 euros por cabeza. Un precio que, en palabras de Heidi, nadie estaría dispuesto a pagar por caballos en tal estado.

D. J. hoy se arrepiente de haber confiado en esta organización alemana. Su intención era ayudar a esos caballos, y su elección para el nuevo destinatario de los animales estaba basada en anteriores buenas experiencias con esta organización. Sin embargo, según ella, desde entonces se ha formado una relación comercial entre estas dos yeguadas española y alemana. Una relación lejos de ser ideal.

Tierschutzverein ADE
Caballos en el albergue catalán ADE: propiedad del albergue, aún cuando son dados en adopción.Imagen: ADE

¿Una ventana de esperanza en el exterior?

La falta de espacio y recursos para cuidar a tanto caballo necesitado que experimentan el ADE o el alberge de caballos malagueño CYD Santamaría podría quizás solucionarse enviando algunos de estos animales al extranjero. Pero esta idea no termina de germinar por dos motivos principalmente: primero, porque las dificultades y el coste que supone el transporte de estos animales lo hace poco rentable. Y segundo, porque la distancia no les permitiría a las dueñas de ambos albergues llevar un seguimiento cercano que permitiera evitar en la medida de lo posible este tipo de casos.

Aún así, para Virginia Solera, del CYD, la situación es lo suficientemente desesperada como para plantearse esta opción. Por eso, está intentando buscar familias en el extranjero interesadas en adoptar caballos del CYD, una vez que estos ya se encuentren en buen estado y lo suficientemente fuertes como para sobrellevar el viaje. “Pero claro, son familias que tienen que responder a un perfil muy concreto”, explica Virginia Solera. “Su intención más importante debe ser la de ayudar a un caballo necesitado en España. Su prioridad no debe ser tener un caballo bonito, grande o especialmente útil, sino rescatar un caballo de la situación que viven estos animales en España y darle una segunda oportunidad.”

Pero eso sí: con contrato de cesión.

Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editora: Claudia Herrera Pahl