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Tráfico acelera la extinción de especies

Charli Shield
23 de octubre de 2024

La muerte masiva de animales en carreteras y autopistas amenaza a especies y ecosistemas enteros. Pero hay soluciones para salvar a los animales de la muerte por atropellamiento.

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Un ciervo parado en una carretera.
Cada día, millones de animales salvajes mueren atropellados en el mundo. Imagen: IT4ALL/Pond5 Images/IMAGO

Laurie Speakman, la "señora de los alces" recoge los cadáveres de animales atropellados. Trabaja para la asociación de alces de Alaska, y distribuye la carne a personas necesitadas a través de organizaciones benéficas.

En las últimas décadas, cada vez más estados en Estados Unidos han aprobado leyes que permiten que determinados animales atropellados sean recogidos. No obstante, estas medidas no ayudan a contrarrestar el enorme impacto ambiental de la muerte de animales por tráfico rodado.

En el marco de un estudio británico, investigadores analizaron 150 poblaciones de mamíferos de 69 especies de todo el mundo, y descubrieron que las colisiones con vehículos eran la causa más común de muerte en un tercio de las poblaciones, por delante de las muertes causadas por la caza o las enfermedades.

"Estamos presenciando la sexta extinción masiva en la historia de nuestro planeta, y los atropellos son una de las principales causas", asegura el periodista ambiental Ben Goldfarb.

Se calcula que cada día muere más de un millón de animales por atropellamiento en Estados Unidos. Si bien no existen cifras exactas a nivel global, investigadores creen que se podría tratar de miles de millones.

Goldfarb explica que, en Estados Unidos, se están perdiendo rápidamente ocelotes y panteras; en Brasil, lobos de crin y osos hormigueros gigantes; y, en Oriente Medio, el guepardo asiático. Las numerosas víctimas pequeñas, como insectos y aves, suelen pasar inadvertidas, pero son igual de importantes para los ecosistemas locales.

Mortal búsqueda de alimento

Las autopistas y carreteras también se convierten en barreras para las especies migratorias.

Los ciervos y corzos, al igual que los antílopes y los alces, suelen recorrer cientos de kilómetros para encontrar alimento. En Wyoming, por ejemplo, científicos han observado que el tráfico impide que los ciervos crucen las autopistas. En algunos años, el 40 por ciento de la manada ha muerto de hambre, cuenta Goldfarb.

Corredor ecológico en Alemania.
Los corredores ecológicos son un paso seguro para los animales salvajes.Imagen: picture alliance / juniors/wildlife

Asimismo, el cambio climático contribuye a la muerte masiva. En países más cálidos, como Australia, el número de animales atropellados tiende a ser mayor durante los periodos de sequía. Esto se debe a que muchos animales, como los canguros, se desplazan a nuevas áreas en busca de comida y agua.

Cerca de Los Ángeles, las carreteras han reducido el hábitat de los pumas a una zona tan pequeña que los animales se ven obligados a aparearse con familiares cercanos. "Como resultado, han sufrido defectos genéticos", afirma el periodista, y agrega que las autopistas "están cambiando literalmente el ADN de los animales".

Puentes salvajes

Sin embargo, existen varios proyectos que buscan evitar las muertes por atropellamiento. Túneles, puentes y corredores construidos por encima y por debajo de las carreteras permiten a los animales superar el obstáculo de las autopistas.

Hay muchos tipos de corredores de vida salvaje: mientras que los puentes verdes permiten el paso seguro de ciervos y osos, los túneles ayudan a tejones y zorros.

Ya sea una autopista para abejas en Noruega, un puente para cangrejos en la Isla de Navidad en Australia o un paso subterráneo para pingüinos en Nueva Zelanda, los corredores existen ya en lugares muy diversos.

Según una investigación de Ben Goldfarb, las vallas y los cruces bien diseñados pueden reducir en más de un 80 por ciento el número de animales atropellados.

Carreteras ecológicamente sensibles

Actualmente, hay unos 36 millones de kilómetros de carreteras en el mundo, y, se calcula que, para 2050, habrá 25 millones de kilómetros más. De ahí que Goldfarb exija que la expansión masiva de las infraestructuras viarias deba llevarse a cabo de forma ecológicamente sensible.

Esto no solo implicaría construir menos carreteras, sino que también sería necesario circunvalar por completo ciertos hábitats críticos.

Muchos de los nuevos proyectos de construcción se llevan a cabo en países en desarrollo, que son focos de biodiversidad, añade el periodista ambiental: "Creo que es muy importante que estos países eviten los errores que hemos cometido en Norteamérica y Europa Occidental".

(vt/ers)