Tras el tsunami: minas a la deriva en Sri Lanka
30 de diciembre de 2004Ubicadas cerca del límite que divide el norte entre las fuerzas del gobierno y las rebeldes de los Tigres Tamil, el área alrededor de la pequeña aldea de pescadores de Punta Pedro -devastada por las gigantescas olas del tsunami del domingo- ahora está rodeada de minas plásticas que desenterraron las aguas de la inundación. "Hay minas desparramadas por todas partes. Muchas de ellas se han movido, cientos están flotando", dijo Sinnathurai Kathiravelpillai, un médico que trabaja cerca de Punta Pedro.
Las unidades de desactivación de minas calculan que hay cerca de un millón de minas dispersas en su mayoría alrededor del norte de Sri Lanka, un legado de la sangrienta guerra civil de dos décadas que mató a 64.000 personas hasta que se estableció un cese del fuego hace tres años.
Trabajo permanente
Las minas terrestres son parte de la vida diaria. Los niños crecen alrededor de carteles que indican que no deben jugar con ellas. Muchas áreas aun están acordonadas con cintas amarillas y señales de calaveras con huesos cruzados. Algunos residentes usan prótesis en sus extremidades. Equipos que retiran las minas, incluidos varios extranjeros, están trabajando en el norte para crear un acceso seguro para los residentes y ayudar a las caravanas de ayuda, y han podido desactivar decenas de miles de minas.
La fuerza de las olas gigantescas del domingo -que mató a más de 100.000 personas en el área costera del Océano Indico, según las últimas estimaciones- revolvió arena y tierra. Los residentes vieron cientos de artefactos plásticos flotando en las aguas de la inundación.
Alambre de púas por los caminos
Otros vestigios de la prolongada guerra civil de Sri Lanka invadieron el área. La inundación arrasó los puestos de control del ejército de Sri Lanka ubicados en la franja costera y se podía ver gran cantidad de alambre de púas oxidado en los caminos.
Los Tigres para la Liberación de Tamil Eelam, cuyo territorio comienza a unos pocos kilómetros de Punta Pedro, dijeron que casi 10.000 personas murieron en sus bastiones costeros del norte y del este en el desastre del domingo, lo que representaría alrededor de la mitad del total de muertos de la nación. Estos rebeldes amenazaron con terminar la tregua hace un mes, pero ahora han pedido ayuda al gobierno para poder enfrentar los daños que dejó el tsunami.