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Trump “atropella” a May en Londres

4 de junio de 2019

Trump puede estar satisfecho. La familia real lo cortejó. Y él aprovechó para decirle al gobierno que tras el "brexit" las conversaciones comerciales serán difíciles. Una amistad muy especial, dice Bernd Riegert.

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"Manos fuera de nuestro sistema de salud"
"Manos fuera de nuestro sistema de salud"Imagen: Getty Images/AFP/T. Akmen

La reina nunca cuenta lo que piensa de sus invitados. Es una pena, porque nos hubiera gustado saber lo que piensa de Donald Trump, invitado especial al Palacio de Buckingham. Este fue el  12º presidente estadounidense con quien se reunió Isabel II y el tercero invitado a un banquete con la reina. Su majestad, como muchos británicos, puede haberse preguntado por qué justo a este rufián político se le concedió este honor. Una respuesta es difícil, porque su visita le servía poco a este país desgarrado por el drama del "brexit”.

Donald Trump expresa su favoritismo por Boris Johnson como nuevo primer ministro y recomienda que su amigo, el nacionalista Nigel Farrage, sea involucrado en las negociaciones del "brexit” con la UE. Aparte del hecho de que estas negociaciones no existen, la acción es una afrenta para la aún primera ministra Theresa May, la más débil entre los débiles, y quien residirá en Downing Street como máximo hasta finales de julio. Trump está a favor de un "brexit duro" y una Unión Europea debilitada. Ambas son posturas que la aún primera ministra rechaza.

Hasta ahora, todos los presidentes de Estados Unidos que han visitado a la Reina o se han reunido con ella en la Casa Blanca se han pronunciado a favor de una integración europea fuerte y exitosa. En su discurso, Isabel II le recordó a Trump que se necesitan instituciones internacionales para preservar la paz. La primera ministra May le entregó a Trump una copia de la Carta Transatlántica redactada por el primer ministro Churchill. Es probable que Trump no haya entendido lo que los británicos le quisieron decir, porque estaba cegado por la pompa de la corte británica. El ególatra estaba fascinado como niño en chocolatería y solo atinó a tartamudear en su rueda de prensa lo fantástico que era todo.

No habrá ventajas para el amigo especial

Cuando surgió la idea de una visita de Estado del estridente presidente, Londres esperaba apoyo a través de un acuerdo comercial poco después del "brexit”. Pero el "brexit” no ha tenido lugar, y el acuerdo comercial es solo una promesa vaga. Tras la charla con Theresa May, Trump dejó en claro que con él no hay nada gratis. Él quiere, por ejemplo, incluir la agricultura y los servicios de salud en un posible "acuerdo", que solo aceptará  si los británicos proscriben a la compañía china Huawei. Además, Londres tendría que abandonar el Acuerdo Nuclear con Irán. Solo si los británicos cumplen estas condiciones, Trump negociará.

Bernd Riegert, de DW
Bernd Riegert, de DW

Los promotores del "brexit” no habían pensado eso. Es ahora cuando se dan cuenta que Trump usará el comercio como un instrumento de presión contra el dividido Reino del "brexit”. Trump puede imponer aranceles a las importaciones británicas, así como lo ha hecho contra China y la UE. Trump, el lobo de los negocios, huele la debilidad de los británicos, y la aprovechará.

Las perspectivas de comercio entre EE. UU. y un Reino Unido supuestamente liberado de las cadenas de la UE, han sido y son exageradas por los promotores del "brexit” y Trump. El propio Trump las llama "fenomenales". El volumen de comercio con EE.UU. ya es grande. El crecimiento es posible sólo en ciertos sectores. Pero la realidad es que el volumen de comercio de los británicos con los europeos es tres veces mayor.

Por lo tanto, un acuerdo comercial con la UE es mucho más importante que uno con Estados Unidos. Las exigencias de Trump son imposibles de cumplir para los británicos, si es que quieren seguir negociando con la Unión Europea. Este es un nuevo callejón sin salida al que pronto llegará el próximo gobierno británico. Por qué se le concedió a este presidente el honor del banquete real es un misterio. La reina se sorprende y calla. Pero ella misma también recibió al dictador rumano Nicolae Ceausescu, y al déspota de Simbawe Robert Mugabe en un banquete estatal. Así que tiene experiencia con invitados especiales.

Trump es también especial porque se niega a aceptar la realidad. Afirmó que solo hubo pequeñas protestas en su contra, mientras en las calles miles lo alabaron. Eso es falso. Fue exactamente lo contrario.

(jov)

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