“Trump buscará llegar a un consenso con Rusia”

DW: En reiteradas ocasiones Donald Trump atacó a la OTAN. Por ejemplo, amenazó que Estados Unidos se retiraría de la alianza, a la que criticó como “obsoleta”. Si Trump llegara a ser presidente, ¿cómo sería la OTAN?

Walid Phares: En el marco de la campaña preelectoral probablemente describió escenarios extremos. Pero después explicó a qué se refería; no quiso decir que la organización es obsoleta, sino que se debe revisar su papel. La OTAN se fundó durante la Guerra Fría. De ser presidente, Trump quiere convocar una cumbre para analizar la estructura y las metas de la OTAN. No quiere prescindir de la organización. Por ejemplo, hablaría de la creciente amenaza terrorista en Europa, en Estados Unidos y en el sur del Mediterráneo. Recomendaría agilizar la burocracia. El punto más importante y controvertido es el reparto de la carga financiera. No quiere retirarse de la OTAN, pero quiere renegociar el aporte financiero de los miembros.

¿Entonces Estados Unidos no se retiraría si Trump no logra convencer a los europeos de que inviertan más dinero en la OTAN?

En su calidad de presidente de Estados Unidos consultaría al Congreso, a diferentes autoridades y por supuesto también a los aliados. Mencionó un posible retiro, pero en realidad quiso decir que negociaría duramente sobre un cambio de las estructuras de la organización.

En su lista de las tareas de la OTAN no figuran Rusia ni Europa del Este. ¿Cuál es la estrategia de Trump al respecto?

Hay que diferenciar entre los aliados tradicionales, los países del Mediterráneo y los Estados de Europa Central y del Este. Las relaciones con Rusia preocupan sobre todo a algunos socios de Europa del Este. Eso es algo que Trump tendrá en cuenta. Está en contra de abandonar a socios y aliados. Por ejemplo, critica que los Gobiernos de Clinton y Obama hayan abandonado otros países, como Egipto e Israel. No obstante, también quiere que los miembros más fuertes dentro de la OTAN aporten más dinero.

En cuanto a Rusia, tratará de sentarse en la mesa de negociaciones con el gobierno ruso y encontrar puntos en común. En el ámbito de la estrategia antiterrorista se podría llegar a un consenso. En cambio, la soberanía de los países miembros de la OTAN no está a debate.

No ha mencionado el conflicto ucraniano, que seguramente es uno de los mayores obstáculos para mejorar las relaciones con Rusia. ¿Cómo abordaría Trump este problema?

Aún no ha desarrollado una estrategia al respecto. Sabemos que en sus discursos dijo que la relación entre la OTAN y Rusia se ha convertido en una crisis a raíz de la invasión de Crimea y el conflicto en el este de Ucrania. Pero aún no ha definido su política al respecto.

Trump también criticó a Alemania y preguntó por qué “Alemania no aborda la crisis ucraniana en el marco de la OTAN”. ¿Acaso no sabe que Alemania juega un papel clave en la solución del conflicto en Ucrania?

Informaremos a Trump al respecto. Las autoridades de seguridad nacionales han empezado a instruirlo sobre diferentes temas. Las autoridades estatales también le informarán sobre el papel de Alemania ante Rusia. En general, el Sr. Trump quiere mantener las buenas relaciones con Alemania, un importante e histórico aliado en Europa.

En cuanto a la lucha contra el terrorismo, Donald Trump ha señalado que reintroduciría métodos de tortura como el llamado “waterboarding”. ¿Cree usted que esto ayudaría a proteger mejor a Estados Unidos del terrorismo?

Estas declaraciones las hizo durante la campaña preelectoral. Desde nuestro punto de vista quería dejar claro que hará todo lo posible para proteger al pueblo estadounidense. En cuanto a los detalles, y esto lo dijo la semana pasada, consultará a las autoridades para informarse sobre qué es posible, necesario y legal.

¿Es decir que no debemos tomar en serio lo que dijo en los eventos preelectorales sobre política exterior?

Cuando dice algo, es porque está convencido de ello. Pero al momento de llevarlo a la práctica políticamente tiene que consultar a las autoridades e instituciones.

Walid Phares es asesor de política exterior de Donald Trump. Ocupó el mismo cargo para el excandidato presidencial republicano Mitt Romney.