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Trump y Sanders… a Moscú le gustan ambos

Andrey Gurkov
3 de marzo de 2020

Rusia vuelve a intervenir en la campaña electoral estadounidense y apoya al mismo tiempo al presidente y a uno de sus contrincantes. Esto no es una contradicción, sino una probada estrategia doble, dice Andrey Gurkov.

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Bildkombo Donald Trump und Bernie Sanders

Los últimos informes de nuevas interferencias desde Moscú en la campaña electoral estadounidense son irritantes. De lo primero que se informó fue de una reunión confidencial en la Cámara de Representantes de Estados Unidos en la que funcionarios de inteligencia alertaron a los parlamentarios sobre los supuestos planes de Rusia para apoyar a Donald Trump en la actual campaña presidencial. Poco después, el candidato demócrata con mejores resultados, Bernie Sanders, dijo que los funcionarios del gobierno le habían informado de que Moscú quería apoyar su campaña para las primarias.

A primera vista, suena contradictorio. Cómo Rusia va a querer influir en las elecciones estadounidenses si ni siquiera puede decidirse por un candidato. Pero no es una contradicción en absoluto, sino una inteligente estrategia doble que Moscú ya había seguido en 2016.

El Kremlin sigue confiando en Donald Trump

En ese momento, el Kremlin quería ver a Donald Trump como presidente de Estados Unidos y apoyó su candidatura electoral, entre otras cosas, con campañas encubiertas en las redes sociales. En Facebook, por ejemplo, se colocaron anuncios políticos que luego resultaron proceder de Rusia. Y Twitter identificó decenas de miles de cuentas automatizadas desde el extranjero que generaban mensajes políticos para potencialmente cientos de millones de usuarios.

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Andrey Gurkov, periodista de DW.

El apoyo ruso a Donald Trump en 2016 consistió principalmente en tratar de debilitar a su oponente, Hillary Clinton, a través de noticias falsas y difamatorias. Pero antes de que Clinton fuera nominada por su partido, Moscú apoyó la candidatura de su oponente más duro, Bernie Sanders. Ya entonces el Kremlin lo consideraba el rival más débil para Trump.

Rusia continuará aplicando esta estrategia en 2020, porque el objetivo real de Moscú es, sin duda, un segundo mandato para el actual presidente estadounidense. Esta es también la opinión del exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que también busca representar a los demócratas. En el debate televisivo del 25 de febrero en Charleston, Carolina del Sur, dijo que Vladimir Putin estaba tratando de reelegir a Trump, para lo que apoyaba la candidatura de Sanders: "Bernie perderá ante Donald Trump".

Lo que le gusta a Moscú de Bernie Sanders

Cuando se le preguntó a Pete Buttigieg, ya retirado de la carrera por representar a los demócratas, por qué Bernie Sanders sería un candidato presidencial sin opciones, su respuesta fue clara: Sanders ve que "el capitalismo es la raíz de todo mal" y cree en una revolución ideológica que "deja fuera a la mayoría de los demócratas, por no decir de los estadounidenses".

En otras palabras, Sanders es demasiado izquierdista para amplios sectores del electorado estadounidense. Y eso es exactamente lo que lo hace tan atractivo para Moscú. Con su nominación, Rusia, que se ve a sí misma en un constante enfrentamiento con Estados Unidos, mataría dos pájaros de un tiro.

Por un lado, eso aumentaría enormemente las posibilidades de la reelección de Trump. Surgiría una situación comparable a la de Gran Bretaña. Allí, el Partido Laborista eligió a un presidente, Jeremy Corbyn, que también se describe a sí mismo como un "socialista demócrata" enfatizando sus posiciones de izquierda. En diciembre de 2019, dio a su partido un resultado históricamente bajo en las elecciones generales. Y propició una brillante victoria de los conservadores de Boris Johnson.

El Kremlin quiere polarizar y dividir

Por otro lado, una candidatura presidencial de Bernie Sanders conduciría a una mayor polarización de la sociedad estadounidense y, por lo tanto, la debilitaría, algo alineado con lo que busca el Kremlin. Numerosos análisis muestran el esfuerzo ruso a través de las redes sociales por enfrentar entre sí a diferentes capas de la sociedad estadounidense: izquierdistas contra derechistas, blancos contra negros, cristianos contra musulmanes.

A fondo - Elecciones EE.UU.: ¿nada detiene a Trump?

La única pregunta que queda es por qué la élite política de Moscú, que saludó con aplausos en la Duma la victoria de Donald Trump en 2016, todavía puede pensar que él es "nuestro hombre en Washington". Porque su política da hasta ahora pocas razones para hacerlo. Con demasiada frecuencia va diametralmente en contra de los intereses rusos. Piénsese solamente, por ejemplo, el intento de bloquear la construcción del casi terminado gasoducto Nord Stream 2 con las sanciones estadounidenses, que supuso una crisis de imagen para Putin, que siempre ha apoyado personalmente este proyecto.

Por qué Trump es el preferido por Putin

Sin embargo, el presidente ruso sigue apostando por Trump. Puede deberse a esas estrechas relaciones entre Moscú y este exempresario neoyorquino cuya existencia se sospecha pero aún no se han podido probar.

La esperanza de Putin de llegar a un acuerdo geopolítico importante con su homólogo americano, terco y autoritario, por encima de Ucrania, la UE o las Naciones Unidas, también juega un papel importante. Un acuerdo que, en última instancia, legitimaría la "obra del siglo" de Putin, la anexión de Crimea, y levantaría las sanciones contra Rusia.

Pero incluso aunque esta relación especial entre los dos hombres fuertes de sendos países no se materializa, Trump sigue siendo la opción preferida del Kremlin. Porque su política conduce a lo que ha sido el objetivo anhelado por todos los gobernantes de Moscú desde la época soviética: la división y el debilitamiento de Occidente y su alianza de defensa, la OTAN.

Si, en contra de las expectativas, Bernie Sanders ganara la presidencia, el Kremlin podría al menos consolarse con el hecho de que sus planes para reducir el gasto militar y reformar la OTAN también debilitarían a Occidente. Desde este punto de vista, Rusia no se equivoca al interferir en la campaña electoral de Estados Unidos a favor de Trump y Sanders.

(lgc/jov)

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