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UE-ALC: veinte años después

3 de febrero de 2012

Al auge latinoamericano actual se opone la crisis europea; cuando hace veinte años se firmó el Tratado de Maastricht el panorama era otro. De tomar la situación actual como una oportunidad, el beneficio podría ser mutuo.

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Si los riesgos de la crisis europea aumentasen, la región latinoamericana no será inmune.Imagen: picture alliance/dpa Fotografia

Una ola de frío corre por Europa a los veinte años de la firma del Tratado en el que, la entonces Comunidad Económica, optó por convertirse en la Unión Europea y adoptar una moneda única. Aunque la historia de la Unión siempre ha estado llena de sobresaltos de los cuales siempre ha sabido salir fortalecida, ésta es la primera vez que su resquebrajamiento ya no es impensable. Y aunque los efectos de algo así son incalculables, afectaría también a América Latina.

“En la medida en que la crisis europea permanezca contenida, lo más probable es que el crecimiento en América Latina siga siendo positivo aunque algo menos rápido que en 2010/2011; pero si los riesgos aumentasen, la región no será inmune”, afirma Nicolás Eyzaguirre, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, en un blog. La presencia de los bancos europeos en los países latinoamericanos afectaría la actividad.

Con todo y aunque bajasen los precios de las materias primas –base del auge de la región- se espera un crecimiento económico del cuatro por ciento en 2012, mientras que Europa corrige a la baja su perspectiva de crecimiento.

Las cosas cambian

En diversos aspectos de las relaciones entre la UE y América Latina, se nota cómo han cambiado las cosas en estas dos décadas: si en los años 90 los problemas económicos de varios Estados americanos impulsaron a miles y miles de latinoamericanos hacia las costas europeas, la situación se revierte. En 2011, por primera vez desde 1990, en España se registraron más salidas que entradas; objetivos fuera de la UE tuvo el 60 por ciento de la gente que salió.

“La crisis económica está ahuyentando a decenas de miles de trabajadores calificados de la zona euro y muchos están siendo seducidos por las pujantes ex colonias europeas en América Latina y África”, afirma The Wall Street Journal. Son sobre todos los “grandes” del continente los que ejercen de imán: Brasil, Argentina, Colombia, México y Perú.

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La crisis impone medidas restrictivas en la UE.Imagen: dapd

¿UE pierde ante China?

Por otro lado, aunque para las multinacionales españolas la región latinoamericana sigue siendo su principal mercado, a nivel de la UE el intercambio comercial no es lo que fue. “La cuota comercial europea total en la zona ha caído desde el 25 por ciento de 1990 al 14 por ciento actual; los flujos de inversión extranjera directa han bajado y desde 2010 el gigante asiático ha sido el principal inversor en el mercado brasileño”, afirma Susanne Gratius en su ensayo “El ascenso de América Latina” publicado en un informe del FRIDE, un think tank europeo para la acción global. A pesar de los acuerdos de libre comercio con varios países latinoamericanos, menos del tres por ciento del volumen del comercio exterior europeo se realiza con ellos; con todos los países latinoamericanos alcanza el seis por ciento.

Entretanto, “China es el mayor mercado de exportación para Brasil y Chile y en 2015 reemplazará a Bruselas como el segundo mayor socio comercial. El intercambio comercial entre ambas regiones descendió un 23 por ciento en 2009. Además de tener un perfil económico cada vez más bajo, los Veintisiete también están perdiendo su atractivo político”, afirma la investigadora.

“Es paradójico que la UE, que ha sido una promotora clave en el proceso de estabilización de América Latina, esté ausente ahora, cuando se están cosechando los beneficios. El nuevo papel global de la región es también el resultado de la apuesta europea por la cooperación al desarrollo a largo plazo y de su participación en la paulatina recuperación que se inició con los procesos de democratización”, afirma Gratius.

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En la cumbre de Madrid en mayo de 2010, la UE relanzó negociaciones con Mercosur.Imagen: picture-alliance/photoshot

¿La exportación no lo es todo?

En este sentido, “sobre todo para los países que basan su desarrollo en la economía primario-exportadora, en la industria extractiva como es el caso de la mayoría de países de América del Sur, China se ofrece como un socio comercial bastante atractivo. Pero existen efectos negativos de tales dimensiones que es necesario preguntarse por la relación costo-beneficio. Va a llegar un momento en que los simpatizantes de las relaciones con China van a abrir los ojos, esperemos que no sea demasiado tarde”, dijo a DW Pedro Morazán, economista especializado en desarrollo del instituto alemán Südwind. Al incremento del producto interno bruto a través de la exportación de materias primas contrapone Morazán un concepto de desarrollo socioeconómico más integral.

No obstante, a pesar de la fuerte presencia asiática, según la investigadora del FRIDE, la UE –que ha visto siempre a América Latina como un estrecho aliado político- a través de la cooperación, la fuerte presencia diplomática y la especial conexión de España con Iberoamérica, tendría una sólida base en la zona.

La crisis, una oportunidad

Con todo y a pesar de que la presencia geoeconómica no es lo que podría ser, los analistas coinciden en que la UE –a pesar de haberla relegado a segundo plano mucho tiempo- ha sabido crear una base en la región. Según Gratius, esforzarse por concluir sus negociaciones con Mercosur –dejando de ver al gran bloque sudamericano como una amenaza- y aprovechar “las ventajas procedentes de experiencias similares, especialmente en cuanto a crisis económica”, podría ser de beneficio mutuo. En ese sentido, una UE en crisis y una América Latina que no es inmune a ella -y que a pesar del auge económico sigue aquejada por enormes disparidades- podrían ser, por primera vez en veinte años, aliados en la solución.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas