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UE y África: ¿Tratos económicos injustos?

Mariel Müller
12 de enero de 2017

Expertos temen que los acuerdos económicos que la UE planea con África provoquen aumento de refugiados hacia Europa.

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Campesino recolectando en Sudan, 

A farmer is harvesting sorghum plants from seeds donated by the FAO (Food & Agriculture Organization) in Bulbul Dalal Angara region of Nyala, Southern Darfur, 1980 km west of Khartoum. British sci
Campesino recolectando en Sudan.Imagen: picture-alliance/Photoshot/Lightroom Photos/F. Noy

El año pasado, la mayoría de personas que huyeron a Europa lo hacían a causa de la guerra y la persecución. Muchos vienen de Siria, Afganistán e Irak, pero en un futuro, otros muchos podrían emprender el camino a Europa desde países africanos a causa de la pobreza. Los pescadores senegaleses tienen menos capturas desde hace años, porque chinos, rusos o europeos esquilman las costas africanas. Los productores de tomate de Ghana no pueden competir con las importaciones de Italia. Y las lecheras de Burkina Faso tampoco pueden  enfrentarse a la leche en polvo danesa. En consecuencia, la industria apenas se ha podido desarrollar en los países africanos y hay un peligro enorme de que todo continúe igual.

"¿Quién quiere invertir en África, cuando sabe que está completamente indefensa con sus productos y difícilmente podrá defenderse ante los competidores europeos?”, cuestiona Francisco Marí,  Secretario de Política Comercial de la organización evangélica de ayuda Brot für die Welt (Pan para el mundo). Según la Comisión Europea, los Acuerdos de Asociación Económica (EPA) serían una solución. Bajo este concepto se engloban los tratados que aseguran un libre comercio a largo plazo entre la UE o África. En ellos se plantea que los países africanos abran escalonadamente hasta el 83% de sus mercados para los productos europeos. Como contrapartida, sus productos podrían entrar a Europa sin aranceles durante 15 años.

Mujeres trabajando en un mercado de Nigeria.
Mujeres trabajando en un mercado de Nigeria. Imagen: picture alliance/dpa/R.Harding

Desde 2002, la UE y los países africanos negocian para llegar a acuerdos de este tipo que estén conforme la regulación de la Organización Mundial del Gobierno (OMC). Pero en realidad, esos tratados solo son necesarios para países como Ghana, Sudáfrica o Kenia. Los 34 países menos desarrollados de África tendrían de por sí libre acceso al mercado europeo en virtud del acuerdo firmado con la UE  denominado "Todo salvo  rmas”. Pero aún así, se vincularon a los EPAs al estar dentro de respectivas sus uniones económicas regionales, explica Marí: "Los más pobres decidieron firmar los acuerdos por no romper los tratados con sus vecinos”.

Pérdidas masivas y falta de ingresos aduaneros

El objetivo previsto en los EPAs es promover la integración regional y el desarrollo sostenible en África. Pero la UE y el continente africano quieren ser socios y tal relación no se crea para explotar al socio, sino para ayudarse entre sí.  Aunque dichos tratados incluyan partidas de ayuda al desarrollo, no son suficientes, critica el economista Karl Wohlmuth, que alega que los intereses económicos  europeos predominan sobre la ayuda al desarrollo. Y únicamente algunos países como Nigeria, el Congo o Gabón ven con preocupación estos EPAs y temen no poder competir con las importaciones europeas.

Además, muchos países africanos perderían sus ingresos por aranceles. Una partida que, según estima el  Banco Mundial, alcanza hasta el 10% de los ingresos estatales. Si estos ingresos se acaban, sería una catástrofe económica para los más pobres. Y aunque la UE pretenda compensarles los primeros 5 años, al final tendrían que sustituir los aranceles por recaudaciones fiscales. Un hecho que Marí considera ilusorio: "El Banco Mundial intenta implantar impuestos en África desde hace 30 años, pero si el 90% del comercio no es oficial, es imposible recaudar. Y si el 80% de las personas no cobra sueldos, ¿de dónde van a cobrar los impuestos?”

Clausulas proteccionistas y tratados injustos

Para los partidarios de estos acuerdos, se trata de una oportunidad para África. Si se aplicasen correctamente podrían impedir que las importaciones comunitarias obstaculicen el desarrollo allí, explica Joachim Schuster, de la Comisión de Comercio Internacional en el Parlamento Europeo. Las claúsulas de protección permitirán aplicar aranceles sobre los alimentos importados, favoreciendo así la promoción de sus propios productos.

Según Martí, tal aumento de aranceles previsto sería solo de un 3%. Por lo cual, no existiría la flexibilidad arancelaria necesaria para proteger su productos.  Además, primero deberían demostrar las prácticas de dumping ante una comisión creada para el tratado correspondiente. Un sistema demasiado difícil, explica Marí , "por eso nunca se  logró denunciar a ningún país industrializado ante la OMC”.

Con la entrada en vigor de este tipo de acuerdos, los países africanos tendrán 15 años para adaptarse a la competencia europea. Un periodo que la Comisión Europea considera suficiente, pero que para el comisionado para África de la canciller alemana, Günter Nooke, no basta: "en los últimos 15 años no ha pasado mucho y no veo que vaya a cambiar en los 15 siguientes”.

Para él, estos tratados son acuerdos comerciales al estilo clásico: "¿Por qué no reconocemos que sería mejor producir en África y hacer todo lo posible para que la gente encuentre trabajo allí?”. Kenia fue uno de los pocos países que se negó a firmar uno de estos tratados, pero la UE le condenó posteriormente a pagar aranceles y al final tuvo que claudicar y firmar el tratado. ¿Había otra opción? "No”, reconoce Nook, "si no firmaba los acuerdos no le dejábamos opción para entrar a Europa”.