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Un Brasil imparable se reúne con la Unión Europea en Suecia

6 de octubre de 2009

Ya se le reconocía su calidad de importante país en desarrollo, de interlocutor imprescindible en las rondas económicas, de aliado estratégico. Ahora, Brasil se reúne con la Unión Europea siendo, además, olímpico.

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Lula, el "premier" sueco Fredrik Reinfeldt y Barroso, el presindente de la Comisión Europea.Imagen: picture-alliance/dpa

Luiz Inácio Lula da Silva está que no cabe en el traje. Ayer lunes, antes de partir en dirección a Estocolmo, donde se celebra la tercera Cumbre Unión Europea-Brasil, el presidente brasileño se dejó condecorar por el Parlamento belga. El seminario posterior a la cita con los dirigentes de la Cámara portaba por título "Brasil y Bélgica: nuevas fronteras para los negocios".

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El presindente "olímpico", Luiz Inácio Lula da Silva.Imagen: AP

Estos días, parece que el calificativo de "gigante latinoamericano" haya encontrado definitivamente portador. Por si el ser miembro del club de los países en desarrollo más desarrollados no fuera suficiente; por si el haberse convertido en un participante indiscutido en los encuentros de la elite económica mundial no bastara; desde el viernes se sabe que Brasil será el primer Estado de la región en el que se celebrarán unos Juegos Olímpicos, y por supuesto que ésta no es sólo una cuestión deportiva- del evento olímpico se espera que dilate las "fronteras para los negocios", y es un claro reconocimiento del peso político del anfitrión.

Así que Brasil, y su jefe de Estado, viajan a la capital sueca con una dosis adicional de seguridad en sí mismos. Junto con los mandatarios europeos, se han propuesto presionar a Estados Unidos: tanto en lo relativo a la lucha contra el cambio climático como en lo que a los avances en la Ronda de Doha se refiere. Y al capítulo "plan de acción conjunto", una serie de principios por los que ambas partes se comprometen a trabajar unidas, los latinoamericanos han ligado estratégicamente otro objetivo propio: contar con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Cuidado, porque donde Brasil pone el ojo…

Doha más que nunca

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El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en la Cumbre EU-Brasil de 2007.Imagen: AP

Desde el 5 de julio de 2007, Brasil es uno de los países, además de Rusia, China y la India, con los que la Unión Europea mantiene una alianza preferente. Esta inclusión entre los interlocutores de "primera clase" significa que el diálogo bilateral es más frecuente y más intenso, y que en juego está una cantidad considerable de intereses, casi siempre de índole económica. Por eso se celebran cumbres como la que acontece en Estocolmo, la tercera que reúne a la UE y a Brasil. Y por eso en ellas se habla mucho de comercio.

Así, Doha será un tema central en la ciudad escandinava. Ahora más que nunca, opinan las partes, la economía internacional necesita un impulso contundente. Magullada por los efectos de la crisis financiera, sería un error retroceder en los objetivos fijados de apertura de los mercados. La Ronda de Doha debe cerrarse como estaba previsto en 2010, dirán la UE y Brasil en una declaración conjunta, según los borradores que ya circulan. Para ello "piden a los miembros de la OMC", léase a Estados Unidos, "que establezcan cualquier demanda específica que puedan tener", es decir, que pongan de una vez sus exigencias sobre la mesa.

Medio ambiente, democracia, multilateralismo

También a la hora de tomar medidas contra el calentamiento global esperan la UE y Brasil mayor colaboración de Washington- teniendo en cuenta que el ganar a Estados Unidos para la causa ecológica sería el más impactante de todos los posibles golpes de efecto que pudieran darse en la próxima cumbre climática, que tendrá lugar el próximo diciembre en Copenhague.

Europeos y brasileños están dispuestos a cumplir con su parte. "En Copenhague presentaremos cifras que confirman nuestra contribución a la reducción de las emisiones que causan el efecto invernadero", aseguró Lula. "Es preciso avanzar gradualmente hacia una economía baja en gases contaminantes", se indica en el adelanto de declaración final.

Pero no sólo de fines medioambientales viven los buenos propósitos de la UE y Brasil. El plan de acción conjunta definido por ambos bloques incluye compromisos con la protección de la democracia, el fomento del Estado de derecho y la promoción de los derechos humanos. Y aquí se enmarca la demandada de una reforma de las Naciones Unidas que potencie su "representatividad, transparencia y eficacia".

La ONU es clave en el sistema internacional multilateral que promueven los presentes en Estocolmo. Una forma, dicen, de aumentar su representatividad, fomentar su transparencia y mejorar su eficacia sería ampliar el número de asientos permanentes en el Consejo de Seguridad del organismo- lugar en el que, por cierto, también a Alemania le gustaría sentarse.

LB/ dpla/ rtrd

Editor: Enrique López Magallón